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4-la-batalla-del-laberinto

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Rick RiordanLa batal<strong>la</strong> <strong>del</strong> LaberintoAsentí, incómodo.Poseidón me puso su mano curtida en el hombro.—Percy, los seres inferiores hacen muchas cosas horribles en nombre de los dioses.Lo cual no significa que los dioses estén de acuerdo. Lo que nuestros hijos e hijashacen en nuestro nombre... suele decir más de ellos que de nosotros. Y tú, Percy, eresmi hijo favorito.Me sonrió y yo sentí en ese momento que estar allí con él, en <strong>la</strong> cocina, era el mejorregalo de cumpleaños que había recibido nunca. Entonces mi madre me l<strong>la</strong>mó desdeel salón.—¿Percy? ¡Las ve<strong>la</strong>s se están derritiendo!—Será mejor que vayas —dijo Poseidón—. Pero hay una última cosa que debessaber, Percy. Ese incidente en el monte Saint Helens...Por un instante creí que se refería al beso que Annabeth me había dado y meruboricé, pero enseguida comprendí que hab<strong>la</strong>ba de algo mucho más importante.—Las erupciones continúan —prosiguió—. Tifón está despertando. Es muyprobable que pronto, en unos meses tal vez, en un año como máximo, logre liberarsede sus ataduras.—Lo siento —dije—. No pretendía...Poseidón alzó <strong>la</strong> mano.—No es culpa tuya, Percy. Habría ocurrido igual tarde o temprano, ahora queCronos está reanimando a los monstruos antiguos. Pero mantente alerta. Si Tifóndespierta... será algo muy distinto de lo que has afrontado hasta ahora. La primeravez que apareció, todas <strong>la</strong>s fuerzas unidas <strong>del</strong> Olimpo apenas bastaron paracombatirlo. Y cuando despierte de nuevo, vendrá aquí, a Nueva York. Irádirectamente al Olimpo.Ése era el tipo de noticia maravillosa que deseaba recibir el día de micumpleaños... Pero Poseidón me dio unas palmaditas en <strong>la</strong> espalda, como si nohubiera que preocuparse.—He de irme. Disfruta <strong>del</strong> pastel.Y sin más, se convirtió en nieb<strong>la</strong> y una cálida brisa oceánica se lo llevó por <strong>la</strong>ventana.* * *~274~

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