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4-la-batalla-del-laberinto

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Rick RiordanLa batal<strong>la</strong> <strong>del</strong> Laberintomano izquierda a <strong>la</strong> derecha, y viceversa. Me pregunté si sería una sa<strong>la</strong> distinta, peroel friso de los dioses parecía idéntico.A nuestras espaldas, había desaparecido <strong>la</strong> entrada por <strong>la</strong> que acabábamos <strong>del</strong>legar. Ahora sólo había mosaico. No podíamos volver sobre nuestros pasos.—Las salidas están cerradas —observó Annabeth.—¡Todo un descubrimiento! —dijo, burlona, <strong>la</strong> cara izquierda.—¿Adonde conducen? —preguntó el<strong>la</strong>.—Una lleva probablemente adonde usted quiere ir —dijo <strong>la</strong> cara derecha de formaalentadora—. La otra, a una muerte segura.—Ya... ya sé quién es usted —balbuceó Annabeth.—¡Ah, qué lista! —replicó con desdén <strong>la</strong> cara izquierda—. Pero ¿sabe qué puertadebe escoger? No tengo todo el día.—¿Por qué tratan de confundirme? —preguntó Annabeth.La cara derecha sonrió.—Ahora usted está al mando, querida. Todas <strong>la</strong>s decisiones recaen sobre sushombros. Es lo que quería, ¿no?—Yo...—La conocemos, Annabeth —dijo <strong>la</strong> cara izquierda—. Sabemos con qué dilema sedebate un día tras otro. Conocemos su indecisión. Tendrá que elegir tarde otemprano. Y <strong>la</strong> elección quizá acabe matándo<strong>la</strong>.No entendía de qué hab<strong>la</strong>ban, pero sonaba como si se tratara de elegir entre algomás que dos simples puertas.Annabeth palideció.—No... yo no...—Déjen<strong>la</strong> tranqui<strong>la</strong> —intervine—. ¿Quiénes son ustedes, al fin y al cabo?—Soy su mejor amigo —respondió <strong>la</strong> cara derecha.—Soy su peor enemigo —aseguró <strong>la</strong> izquierda.—Soy Jano —dijeron <strong>la</strong>s dos caras a <strong>la</strong> vez—. Dios de <strong>la</strong>s puertas. De loscomienzos, de los finales. De <strong>la</strong>s elecciones.—Pronto nos veremos <strong>la</strong>s caras, Perseus Jackson —sentenció <strong>la</strong> cara derecha—.Pero ahora es el turno de Annabeth. —Se echó a reír con aire frívolo—. ¡Quédivertido!—¡Cierra el pico! —exigió <strong>la</strong> cara izquierda—. Esto es muy serio. Una elecciónequivocada podría arruinar su vida entera. Puede matar<strong>la</strong> a usted y a todos susamigos. Pero no se agobie, Annabeth. ¡Escoja!~83~

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