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4-la-batalla-del-laberinto

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Rick RiordanLa batal<strong>la</strong> <strong>del</strong> Laberinto—Tal vez podrías quedarte en el rancho hasta que terminemos nuestra búsqueda—propuse—. Aquí estarías a salvo.—¿A salvo? —gritó Nico—. ¿A ti qué puede importarte? ¡Dejaste que mataran ami hermana!—Nico —le dijo Annabeth—, no fue culpa de Percy. Y Gerión no mentía cuandodijo que Cronos desearía capturarte. Si supiera quién eres, haría cualquier cosa paraque te pusieras de su <strong>la</strong>do.—Yo no estoy <strong>del</strong> <strong>la</strong>do de nadie. ¡Y no tengo miedo!—Deberías —le dijo Annabeth—. Tu hermana no querría...—¡Si te importara mi hermana, me ayudarías a recuperar<strong>la</strong>!—¿Un alma por otra alma? —apunté.—¡Sí!—Pero si has dicho que no querías mi alma...—¡No estoy hab<strong>la</strong>ndo contigo! —Pestañeó para contener <strong>la</strong>s lágrimas—. ¡Y seré yoquien <strong>la</strong> haga volver!—Bianca no querría que <strong>la</strong> trajesen de vuelta —dije—. No así, por lo menos.—¡Tú ni siquiera <strong>la</strong> conocías! —gritó—. ¿Cómo puedes saber lo que habríaquerido?Contemplé <strong>la</strong>s l<strong>la</strong>mas de <strong>la</strong> barbacoa. Pensé en uno de los versos de <strong>la</strong> profecía:«Te elevarás o caerás de <strong>la</strong> mano <strong>del</strong> rey de los fantasmas.» Ese rey tenía que serMinos. Debía convencer a Nico para que no volviera a hacerle caso.—Preguntémosle a Bianca —aventuré.El cielo pareció oscurecerse de golpe.—Ya lo he intentado —dijo Nico con tristeza—. No responde.—Pruébalo otra vez. Tengo el presentimiento de que contestará si estoy yopresente.—¿Por qué habría de hacerlo?—Porque no ha parado de enviarme mensajes Iris —dec<strong>la</strong>ré, repentinamenteconvencido de ello—. Ha intentado advertirme sobre lo que te proponías para quepudiera protegerte.Nico meneó <strong>la</strong> cabeza.—Eso es imposible.—Sólo hay un modo de averiguarlo. Has dicho que no tenías miedo. —Me volvíhacia Euritión—. Necesitamos un hoyo, como una tumba. Y comida y bebida.—Percy —me advirtió Annabeth—, no creo que sea buena...~129~

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