10.07.2015 Views

4-la-batalla-del-laberinto

4-la-batalla-del-laberinto

4-la-batalla-del-laberinto

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Rick RiordanLa batal<strong>la</strong> <strong>del</strong> LaberintoCapítulo 2Me l<strong>la</strong>man desde el inframundo a cobrorevertidoNo hay nada mejor para rematar una mañana perfecta que un <strong>la</strong>rgo trayecto entaxi con una chica furiosa.Intenté hab<strong>la</strong>r con Annabeth, pero el<strong>la</strong> se comportaba como si yo acabase de darleun puñetazo a su abue<strong>la</strong>. Lo único que logré arrancarle fue que en San Franciscohabían tenido una primavera p<strong>la</strong>gada de monstruos. Había vuelto al campamentodos veces desde <strong>la</strong>s Navidades, aunque no quiso contarme por qué (lo cual memolestó, porque ni siquiera me había avisado de que estaba en Nueva York); y nohabía averiguado nada sobre el paradero de Nico di Angelo (es una <strong>la</strong>rga historia).—¿Alguna noticia de Luke? —pregunté.Negó con <strong>la</strong> cabeza. Yo sabía que era un tema <strong>del</strong>icado para el<strong>la</strong>. Annabethsiempre había admirado a Luke, el antiguo líder de <strong>la</strong> cabaña de Hermes que noshabía traicionado para unirse a Cronos, el malvado señor de los titanes. Y aunqueel<strong>la</strong> lo habría negado, yo estaba seguro de que aún le gustaba. Habíamos luchado conLuke el invierno anterior en el monte Tamalpais; increíblemente, él había logradosobrevivir a una caída por un precipicio de quince metros. Ahora, por lo que yosabía, seguía navegando en su crucero cargado de monstruos, mientras su señorCronos, hecho pedazos durante siglos, se volvía a formar poco a poco en el interiorde un sarcófago de oro y aguardaba a reunir fuerzas suficientes para desafiar a losdioses <strong>del</strong> Olimpo. En <strong>la</strong> jerga de los semidioses, a esto lo l<strong>la</strong>mamos un «problema».—El monte Tamalpais todavía está infestado de monstruos —dijo Annabeth—. Nome atreví a acercarme, pero no creo que Luke siga allá arriba. Si estuviera, ya mehabría enterado.A mí eso no me tranquilizaba demasiado.—¿Y Grover?—En el campamento —contestó—. Hoy mismo lo veremos.—¿Ha tenido suerte? En su búsqueda de Pan, quiero decir.~20~

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!