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4-la-batalla-del-laberinto

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Rick RiordanLa batal<strong>la</strong> <strong>del</strong> LaberintoAnnabeth arrugó el ceño. Durante un instante espantoso, creí que se habíaquedado en b<strong>la</strong>nco.—Sofía —dijo—, pero...—¡Correcto! —Más ap<strong>la</strong>usos en<strong>la</strong>tados. La esfinge sonrió tan abiertamente quevolvimos a verle los colmillos—. Asegúrese por favor de marcar su respuestac<strong>la</strong>ramente en <strong>la</strong> hoja de examen con un lápiz <strong>del</strong> número dos.—¿Cómo? —Annabeth parecía perpleja. Enseguida apareció ante el<strong>la</strong> uncuadernillo y un lápiz perfectamente afi<strong>la</strong>do.—Asegúrese de que rodea cada respuesta sin salirse <strong>del</strong> círculo —dijo <strong>la</strong> esfinge—.Si ha de borrar, borre totalmente o <strong>la</strong> máquina no será capaz de leer sus respuestas.—¿Qué máquina? —preguntó Annabeth.La esfinge señaló con <strong>la</strong> zarpa. Junto a uno de los focos había una caja de broncecon infinidad de pa<strong>la</strong>ncas y con <strong>la</strong> letra griega éta en un <strong>la</strong>do: <strong>la</strong> marca de Hefesto.—Bueno —prosiguió <strong>la</strong> esfinge—, siguiente pregunta...—Un momento —protestó Annabeth—. Aquello <strong>del</strong> animal que camina a cuatropatas por <strong>la</strong> mañana... ¿no va a preguntármelo?—¿Disculpe? —dijo <strong>la</strong> esfinge, ahora c<strong>la</strong>ramente irritada.—El enigma sobre el hombre. Camina a cuatro patas por <strong>la</strong> mañana, como unbebé; con dos a mediodía, como un adulto, y con tres por <strong>la</strong> tarde, como un viejo consu bastón. Ése es el enigma que p<strong>la</strong>nteaba siempre, ¿no?—¡Y por eso justamente cambiamos <strong>la</strong> prueba! Porque los concursantes ya sesabían <strong>la</strong> respuesta. Bueno, segunda pregunta, ¿cuál es <strong>la</strong> raíz cuadrada de dieciséis?—Cuatro —respondió Annabeth—, pero...—¡Correcto! ¿Qué presidente estadounidense firmó <strong>la</strong> Proc<strong>la</strong>mación deEmancipación?—Abraham Lincoln, pero...—¡Correcto! Enigma número cuatro. ¿Qué...?—¡Un momento! —gritó Annabeth.Habría querido decirle que dejara de quejarse. ¡Lo estaba haciendo muy bien!Tenía que limitarse a responder a <strong>la</strong>s preguntas para que pudiéramos <strong>la</strong>rgarnos.—Esto no son enigmas —alegó.—¿Cómo que no? C<strong>la</strong>ro que lo son. Estas preguntas han sido diseñadasespecialmente...—Son sólo un montón de datos estúpidos, escogidos al azar. Se supone que losenigmas han de obligarte a pensar.~145~

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