Benedetti, Mario - Letras del continente mestizo

ELISEO DIEGO ENCUENTRA SU OLIMPOCuando Elíseo Diego publicó su "Responso por HubénDarío" (1) Y colocó como epígrafe los célebres ver.sos: "Buey que vi en mi niñez / echando vaho un día",se me aclaró de pronto la hasta ese momento para mímisteriosa relación entre el poeta nicaragíiense y caudal,con todos los Olimpos a sus órdenes, y este cubano,silencioso y observador, rumiador de metáforas, reinventordel pretérito, que trata a las palabras con un respeto,y a las COSdS con una devoción, ya verdaderamenteinencontrables en la actual e irreverente poesía latinoamericana.Sólo entonces me atreví a conjeturar que, pe·se a su documentada admiración, Eliseo no descendíadel Darío total sino más bien de aquellos dos versos decisivosque desde hace sesenta años parecen estar esperandosu adecuada viñeta de Boloña.Lo cierto es que Id mejor poesía de este ser singular,que se enfrenta a la naturaleza y al prójimo en elsobrentendido de que una y otro son componentes delDios que él admite, instaura y descifra, tiene siemprealguna relación con las imágenes de infancia, con lasnostalgias de una inocencia que, como el buey de Darío,todavía echa su vaho desvaneciente y evocador sobre elpresente demasiado nítido, demasiado rotundo. Y estosin perjuicio de que otros vahos también afluyan. "Amedida que me vuelvo más real el soplo del pánico mepurifica", escribió Elíseo hace dos décadas.Una lectura pausada e indagadora de toda la obrapoética publicada por este autor, permite confirmar queen los últimos veinte años su presencia en las letras cubanasha sido algo así como un hilo conductor que serenamentela atraviesa, regulándola, trayéndola a cauce.(1)1967.En revista Casa de las Américas, NI? 42, mayo-junio