Benedetti, Mario - Letras del continente mestizo

ve, se trata de una construcción bastante compleja. Leñerose las arregla, sin embargo, para crear indicios(cambios súbitos de uno a otro personaje, trueques enel tiempo verbal, variaciones en el estilo monologal)que ofician de señales camineras para que el lector nose extravíe. Cada sospechoso imagina a su vez un sospechoso,pero paradojalmente esa sospecha no sirve paraque el lector descarte a nadie, ya que aunque la conjeturao el barrunto estén incluidos en la marea pensante,tanto pueden ser una suspicacia sincera como elcroquis de una coartada. De ese modo, el novelista consiguemantener al lector constantemente alejado de laperipecia, alerta como el más implicado de los testigos,pero tamhién ajeno como el menos aludido de los extraños.En realidad, Los albañiles es la primera novelaque me trae el recuerdo casi forzoso del célebre VerfremdungsefIekto distanciamiento, postulado por Brechtpara el campo teatral.El libro no incluye enunciación ideológica ni mensajesocial; más bien es algo así como el cruce, el montaje,o la superposición, de varios registros pantográfieosde la realidad mexicana. Del entrecruzamiento deesos diversos trazados, surge tal vez una visión terriblementepesimista de esa misma realidad, pero en cambiono se alza de ello un enjuiciamiento para nadie enparticular. La mentira, la duplicidad, el fariseísmo, llegana la novela desde los cuatro puntos cardinales, desdetodos los niveles sociales; la corrupción extiende susdedos fogueados, industriosos, ladinos; en el hombre (nosólo en el particular individuo de México; sino.en todoel género humano) hay quizá una mala semilla, esoque el viejo e influyente Faulkner llamó alguna vez"promiscuidad anónima". Por eso la verdad (un pocoen el molde de Rashomon) acaso resulte algo inasible,y sólo sea dable enfrentarse a ella mediante sucesivasaproximaciones espurias. Leñero parece estar proponiendoque cada ser humano, y en consecuencia cada mexicano,tiene y despilfarra su verdad, pero que la verdad(o la culpa) definitiva no existe. Por algo la novelatermina con un gesto deliberadamente ambiguo, y 235