Benedetti, Mario - Letras del continente mestizo

espondido a numerosas encuestas y reportajes, seleccionalas más significativas preguntas que se le formularony las contestaciones que dio. De respuesta enrespuesta, Sábato deja testimonio de cuál ha sido suardua posición entre los reproches (incluidos a vecesen torpes simplificaciones) de la extrema derecha y dela extrema izquierda. "Es precisamente porque sostengoque el escritor tiene un solo compromiso, el de UI. verdadtotal. que alternativamente me atacan desde unoy otro lado por mis actitudes políticas y hasta por laliteratura que escribo. Y de este modo soy consideradocomo comunista por los reaccionarios y reaccionario porlos comunistas."En la actualidad, y como ya ha sido señalado porotros, se da el caso curioso de que los intelectuales deizquierda apoyen la conducta de Sábato pero arremetancontra su literatura; en tanto que los de derecha lereprochen su conducta política pero aplaudan su obraliteraria. No obstante, Sábato parece ser iguahnente sinceroen su actitud política y en su quehacer literario.Es fácil imaginar que si su obra de ficción se alejarade la novela psicológica (que él defiende con tantoardor) y se inscribiera en el realismo socialista o eltestimonio crudamente político que le reclaman desdealgunas tiendas, perdería quizá toda su fuerza, dejaríade ser la obra (caótica, vibrante, imperfecta, tropezada,pero única) de Ernesto Sábato, De todos modos, nocabe duda que el principal desajuste en el mecanismointelectual y en la alerta sensibilidad de este escritorsingular, tiene relación sobre todo con su permanenteconflicto frente a los sectores políticos de izquierda,ya que paradójicamente es con ellos que Sábato tiene,en última instancia, afinidad.Las dos últimas partes del libro tratan sobre incontablestemas sueltos, pero casi todos referidos aloficio de escritor. Hay además abundantes citas ajenas,que ayudan a reconocer algunos de los poderosos reflectoresque, a través de los años, han ido iluminandclas vagas o definidas intuiciones de Sábato. Allí tamo76 bién se planta en sus trece, y arremete contra mitos