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202 – CAPÍTULO 3. EDUCACIÓN PRIMARIA Y BÁSICA SECUNDARIA EN COLOMBIA<br />
es un paso positivo en este sentido, ya que trata otros indicadores relevantes<br />
de la calidad de las escuelas y colegios, tales como retención de estudiantes<br />
y entorno escolar, al tiempo que permite que profesores, estudiantes y padres<br />
de familia puedan acceder fácilmente a los resultados.<br />
En cuarto lugar, es esencial que los resultados de las pruebas SABER<br />
o el ISCE sean contextualizados adecuadamente, con el fin de hacer<br />
comparaciones correctas e impulsar una cultura constructiva de mejora. Un<br />
aspecto positivo de las pruebas SABER en educación básica es que el estrato<br />
socioeconómico de las escuelas y colegios es incluido en la difusión de los<br />
resultados y no se publican las clasificaciones. Sin embargo, esto no ocurre<br />
con los resultados de las pruebas al finalizar la educación media (SABER 11)<br />
ni los resultados iniciales del ISCE. Sin datos del contexto, es posible que<br />
las comparaciones entre instituciones educativas sean injustas y equívocas,<br />
ya que el rendimiento académico bruto de los estudiantes refleja el impacto<br />
de muchos factores, incluidos el contexto familiar de los estudiantes, los<br />
aprendizajes previos y los recursos de la escuela o colegio (OCDE, 2013b).<br />
De esta manera, se puede generar un efecto desmotivador y enajenante<br />
sobre los profesores, los padres de familia y los estudiantes, lo cual es<br />
particularmente preocupante en un sistema educativo que ya se encuentra<br />
altamente segregado y en el cual los recursos son distribuidos de forma<br />
desigual. Dada la gran cantidad de datos contextuales que se recoge en estas<br />
pruebas, se podría disponer de y analizar más información a fin de facilitar la<br />
interpretación de los niveles de desempeño y facilitar una mejor comprensión<br />
de los factores que influyen en el éxito. Este es el caso, por ejemplo, del<br />
Índice de Calidad de la Educación Básica de Brasil (IDEB) en el cual está<br />
inspirado el diseño del ISCE. Una de las fortalezas del IDEB —y una de las<br />
razones por las cuales fue aceptado por los educadores— es que el índice es<br />
determinado en cada una de las escuelas y colegios, y el progreso se mide<br />
comparándolo con los valores de referencia de la misma institución y no con<br />
lo que podría ser percibido como un valor arbitrario para todas las escuelas y<br />
colegios (OCDE, 2011; Álvarez et al., próximo a publicarse).<br />
Apoyar a las escuelas y colegios para hacer un mayor uso de las<br />
evaluaciones con el fin de mejorar<br />
Mediante incentivos financieros e importantes campañas de<br />
comunicación, el MEN continúa apoyando a las escuelas y colegios para que<br />
lleven a cabo iniciativas que les permitan mejorar sus resultados. Por ejemplo,<br />
como parte del Día Nacional de la Excelencia en la Educación del año 2015,<br />
se fomentó en las escuelas y colegios una discusión sobre sus resultados en<br />
el ISCE, la definición de metas de desempeño y un plan estratégico para<br />
alcanzarlas. Sin embargo, estas discusiones solamente promoverán mejoras si<br />
las escuelas y colegios reciben orientación y soporte adicional sobre la forma<br />
REVISIÓN DE POLÍTICAS NACIONALES DE EDUCACIÓN: EDUCACIÓN EN COLOMBIA