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RESTAURAR LA PALABRA DE LOPE 55<br />

científico, qué palabras son las auténticas (las que escribió el autor) cuando<br />

hay discrepancias entre las distintas ediciones y ejemplares. Es fácil entender<br />

que cuando hay un error palmario o una errata en un ejemplar (por ejemplo<br />

«brazateles») frente a una lectura buena en otro («brazaletes»), habrá que escoger<br />

ésta última. Pero ¿qué ocurre si hay dos lecturas equipolentes (‘equivalentes’) en<br />

las que podría ser buena cualquiera de las dos? En el verso 444, por ejemplo,<br />

donde A trae «ese» y B, «este». ¿Cuál es la lectura buena? ¿O en el verso 493,<br />

donde unos testimonios llevan «corona» y otros «coronado» y ambas palabras<br />

funcionan en el contexto? El método que, sobre la base de sus conocimientos<br />

de la imprenta en el Siglo de Oro, propuso Jaime Moll ayuda a decidir en estos<br />

casos sobre bases objetivas.<br />

En una imprenta del siglo XVII normalmente se imprimía una gran hoja de<br />

papel, un folio, y, al tiempo que se iban imprimiendo los folios, un corrector<br />

iba leyendo y revisando el texto de los folios ya impresos. Si el corrector<br />

encontraba un error, se paraba la imprenta, se cambiaba el tipo o se corregía la<br />

palabra o el verso, y luego se seguía imprimiendo. Luego, acabada la impresión,<br />

todos los folios, fueran malos o buenos, con errores o corregidos, se utilizaban;<br />

ninguno se desechaba. Después, cuando se cosía el libro, se mezclaban unos<br />

con otros. 5 Por eso hay unos ejemplares que llevan unos errores en un folio,<br />

y en otro folio, en cambio, presentan lecturas corregidas. Y por eso, concluía<br />

Jaime Moll de acuerdo con Víctor Dixon, era necesario comparar (cotejar)<br />

el mayor número de ejemplares posible, buscando las divergencias, para<br />

identificar los errores y las correcciones y elegir estas últimas. El filólogo<br />

habría de realizar la selección (selectio) de las lecturas mejores y de aquellas que<br />

planteaban dudas, las equipolentes, teniendo en cuenta cuáles eran los folios<br />

que habían sido corregidos. En consecuencia, si decidimos que para nuestra<br />

edición vamos a elegir un ejemplar determinado de la primera edición, por<br />

ejemplo, cometeremos un error, porque la decisión adecuada es dar un paso<br />

más y escoger los folios mejores, corregidos, que se encuentren en los distintos<br />

ejemplares de la primera edición.<br />

Hemos dicho de la primera edición porque, normalmente, el modelo<br />

5 Para una explicación más precisa del proceso con la descripción de los folios plegados en<br />

cuarto y los pliegos conjugados, variaciones y errores significativos o no, puede consultarse<br />

directamente el artículo de Jaime Moll «Correcciones en prensa y crítica textual: a propósito<br />

de Fuente Ovejuna», Boletín de la Real Academia Española, LXII, 1982, pp. 159-171.

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