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al menos algo secundario. Por el contrario, las afiliaciones y las<br />
relaciones hacen que la mujer se sienta profundamente satisfecha,<br />
realizada, «con éxito», libre para dedicarse a otras cosas.<br />
No es que al varón no le preocupen las relaciones, o que no<br />
tenga deseos de afiliación. En realidad, la gente del campo de la<br />
psicología dinámica está descubriendo constantemente pruebas<br />
de esta necesidad en los hombres igual que en las mujeres,<br />
ocultas bajo la superficie de las apariencias sociales. Esto se ha<br />
dicho de muchas formas diferentes. Una afirmación corriente,<br />
por ejemplo, es la de que los hombres pasan toda su vida en<br />
busca de una madre. Yo no creo que sea una madre per se lo<br />
que buscan. Creo que buscan una forma de vida afiliativa, que<br />
no tendría que significar volver a la madre si se pudiera encontrar<br />
cómo alcanzar una mayor comunión. Los hombres se han<br />
privado a sí mismos de esta modalidad, que han dejado a la<br />
mujer. Es más, se han hecho incapaces de creer y confiar en<br />
la afiliación. En cuanto empiezan a crecer según el molde<br />
masculino, se supone que abandonan esta creencia e incluso<br />
este deseo. El hombre se ve llevado a dejar esta fe, incluso a<br />
condenarla en sí misma, y a basar su vida en algo diferente. Y se<br />
les recompensa por ello.<br />
Prácticamente todo el mundo se lamenta ahora de la alienación<br />
del hombre occidental, su insolidaridad y su incapacidad<br />
para encontrar formas de organizar la sociedad con fines humanos.<br />
Hemos llegado al final de un camino trazado según características<br />
propias de la identidad masculina, avanzar a cualquier<br />
precio, pagar lo que haga falta, eliminar a los competidores y, si es<br />
necesario, matarlos. <strong>La</strong> oportunidad de ejercitar del todo estas<br />
virtudes masculinas siempre ha estado al alcance de unos pocos,<br />
pero servían de metas y guías para todos los varones. A medida<br />
que luchaban por definirse de acuerdo con tales ideas, construían<br />
, su organización psíquica en base a esa lucha.<br />
Puede que tengamos que llegar a cierto grado de «dominio»<br />
sobre el entorno físico o a un cierto nivel tecnológico para poder<br />
ver no sólo los límites, sino el peligro absoluto que representa<br />
esta forma de organización social. Por otro lado, puede que no