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psíquico, es el del abandono y la condenación. (<strong>La</strong> mujer será<br />
abandonada porque estaba equivocada y era mala.) Pero la<br />
abandonen o no, ella ha sido condicionada para creer que sí lo<br />
harán. Para la mujer, éste suele ser uno de los riesgos mayores y<br />
más terroríficos. En algunos casos el hombre no llega a abandonarla,<br />
en otros es ella quien se va y encuentra, quizás, otras<br />
relaciones mejores. Pero el factor crucial es que debe afrontar el<br />
riesgo inicial a modo de paso psicológico. Si se niega a ello, en<br />
la mayoría de casos no puede empezar el viaje. Sólo cuando<br />
puede evitar pensar en complacer a los demás y adaptarse a sus<br />
deseos y expectativas puede empezar a conocerse a sí misma.<br />
Dada la realidad económica actual, este riesgo sigue siendo<br />
grande.<br />
<strong>La</strong> sensación de complacerse a sí misma es algo ajeno a la<br />
mayoría de mujeres. Cuando lo consiguen, descubren un placer<br />
desconocido. Es frecuente que intenten establecer relaciones<br />
nuevas y mejores, pero si su njeta es la de asegurarlas en<br />
primer lugar, no podrán encontrar el inicio del camino. Esto,<br />
según creo, es debido a que la relación varón-mujer se ha<br />
estructurado de forma que mantenga a la mujer apartada de<br />
sus propias reacciones y su realización. En el pasado este<br />
aislamiento ha funcionado automáticamente, incluso tras formar<br />
una alianza.<br />
Además de «complacerme a mí misma», otro placer que<br />
experimentan Jane y otras mujeres es el de una mayor libertad<br />
para ser ellas mismas y «permitir» que los demás también lo<br />
sean, e incluso disfrutar de ello. Cuando una actúa sobre esa<br />
base, no necesita explotar a los demás ni formularles demandas<br />
excesivas para ser un cierto tipo de persona. Puede ser más<br />
libremente ella misma en el contexto de una mayor vinculación<br />
con los demás.<br />
Doris y su marido son un pequeño ejemplo de esta libertad<br />
recíproca. Ahora, cuando él quiere decir «cállate», dice «cállate»,<br />
y Doris se pelea con él en lugar de «dejar que se sienta<br />
grande, fuerte y justo». Los dos han dejado de lado los procedimientos<br />
elaborados e indirectos mediante los que antes