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tario o disminuido en varios sentidos. Estas etiquetas se acumulan<br />
rápidamente. Así, los negros son descritos como menos<br />
inteligentes que los blancos, se supone que las mujeres se gobiernan<br />
por las emociones, etc. Además, las acciones y palabras<br />
del grupo dominante tienden a ser destructivas para los subordinados.<br />
Toda la evidencia histórica confirma esta tendencia.<br />
Aunque sean mucho menos obvios, también se producen efectos<br />
destructivos sobre los dominadores. Estos son de un orden<br />
diferente y mucho más difícil de identificar; se discutirán más<br />
adelante en este capítulo y los siguientes.<br />
Los grupos dominantes suelen definir uno o varios roles<br />
aceptables para los subordinados. Los roles aceptables consisten<br />
normalmente en la realización de servicios que ningún<br />
grupo dominante quiere llevar a cabo por sí mismo (por ejemplo,<br />
eliminar sus productos de desecho). <strong>La</strong>s funciones que el<br />
grupo dominante gusta de llevar a cabo, por otra parte, se<br />
guardan celosamente y se cierran a los subordinados. <strong>De</strong>l total<br />
de posibilidades humanas, las actividades más valoradas en<br />
cualquier cultura tienden a permanecer bajo la potestad del<br />
grupo dominante; las funciones menos valoradas se relegan a<br />
los subordinados.<br />
A los subordinados se les suele considerar incapaces de<br />
desempeñar los roles superiores. Sus incapacidades son adscritas<br />
a defectos o déficit mentales o físicos innatos, y por tanto<br />
inmutables e imposibles de cambiar o desarrollar. Incluso llega<br />
a ser difícil para los dominadores imaginar que sus subordinados<br />
sean capaces de llevar a cabo tales actividades. Más aún, los<br />
propios subordinados pueden llegar a encontrar difícil creer en<br />
su propia capacidad. El mito de su incapacidad para desempeñar<br />
roles superiores o más valorados sólo se cuestiona cuando<br />
algún acontecimiento drástico altera el curso normal de los<br />
acontecimientos. Tales alteraciones suelen provenir de fuera de<br />
la propia relación. Por ejemplo, en la situación de emergencia<br />
creada por la segunda guerra mundial, las «incompetentes»<br />
mujeres pasaron de repente a hacerse cargo de las fábricas con<br />
gran eficacia.