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mas actividades que ellas es arriesgarse a ser, parecer y considerarse<br />
una mujer. Esta ha sido una perspectiva horrible que ha<br />
constituido una amenaza fundamental para la identidad masculina.<br />
Por lo que sabemos hasta el momento sobre el desarrollo del<br />
sentido fundamental de identidad de una persona, ésta se vincula<br />
muy pronto con su sentido de pertenecer al género masculino<br />
o femenino. Los hallazgos más recientes sugieren que desde la<br />
edad aproximada de un año y medio hasta los tres años el niño<br />
ya «piensa» en sí mismo como persona sexuada, no de forma<br />
genérica.2 Así, la amenaza de no ser masculino -o ser «nomasculino»-<br />
enfrenta al niño con la sensación de no ser nadie en<br />
absoluto. Vinculamos el sentido de nuestra existencia con la<br />
identidad sexual tan pronto que no podemos concebimos como<br />
simplemente «una persona». Sólo podemos pensar «soy Fulanito,<br />
un hombre» o «soy Menganita, una mujer». «Si no soy John,<br />
varón, no soy nadie.» El sentimiento íntimo de no existir, de<br />
perder el sentido de la propia existencia, de soltar las amarras<br />
psicológicas fundamentales, es una de las amenazas más terribles<br />
que se pueden experimentar. Pero el hecho es que no es necesario<br />
atribuir a la feminidad y a la masculinidad todos los significados<br />
que actualmente les damos. No hay razón para que el servir<br />
a los demás sea una amenaza a la masculinidad. Esta noción,<br />
igual que muchas otras, es algo impuesto culturalmente.<br />
En un sentido muy básico hemos creado una situación en la<br />
que el hecho de que un hombre se permita vincularse a las<br />
necesidades de los demás y servirles le enfrenta a la amenaza de<br />
ser como una mujer. Ser como una mujer es casi como no ser<br />
nada. Esto no significa que todos los hombres se planteen esta<br />
formulación de forma explícita; la mayoría no lo hace. Significa<br />
que así es como el hombre llega a sentir y estructurar sus<br />
2. Robert J. Stoller, Sex and Gender (Nueva York, Science House, 1968); «Facts<br />
and Fancies; An Examination of Freud’s Concept of Bisexuality», en Jean Strouse,<br />
comp., Women and Psychoanalysis (Nueva York, Grossman Publishers, 1974), págs.<br />
343-362, y J. Money y A. Ehrhardt, Man and Woman, Boy and Girl (Baltimore, Johns<br />
Hopkins University Press, 1973).