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Psicologia De La Mujer

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sentimientos tan conflictivos a otra persona. Cuando lo recuerda,<br />

describe así la experiencia:<br />

Me di cuenta de que estaba verdaderamente asustada ante la perspectiva<br />

de decirle a esa mujer que estaba enfadada con ella. No lo<br />

sabía. Nunca me había metido antes con una mujer. Creía que era<br />

mejor mezclarse con hombres. Con ellos me llevo bien. Son sencillos.<br />

Nunca tienes que tratarles directamente. Siempre puedo recurrir a las<br />

«cosas de mujeres» con ellos. Sé cómo jugar a ese juego. Hay una cierta<br />

seguridad en él.<br />

Bueno, ya sé que a los hombres les gusto por mi físico. Ir con una<br />

chica guapa fortalece su ego. Yo siempre supe que era guapa, normalmente<br />

la más guapa de todas, y casi siempre pude hacerme con el<br />

hombre que quería.<br />

Yo creía que las mujeres eran unas sentimentaloides. Siempre fui<br />

agradable con los hombres, divertida, siempre complaciente. Si se<br />

producía alguna diferencia con uno de ellos, yo me retiraba. Y no<br />

fingía. Siempre tuve una parte de mí muy asustada que me hacía sentir<br />

que me equivocaba hiciera lo que hiciera. Por eso nunca resulté amenazante<br />

para ningún hombre; nunca tenían que preocuparse por mí.<br />

Con las mujeres era diferente, con ellas no puedes disimular ni usar<br />

todos esos juegos. Por lo tanto me limitaba a ignorarlas. <strong>De</strong> todas<br />

formas no me importaban.<br />

Ahora tengo ese centro que sé que soy yo misma. Pero me hago<br />

preguntas. ¿Puede un hombre aceptar a una mujer que actúe en base a<br />

ese centro? Joe no. [Su novio en aquel momento.] No un hombre que<br />

sea un cobarde oculto tras una fachada de duro y fanfarrón. Quizás<br />

alguien con un sentido firme de sí mismo y en buena forma. Ya sabe,<br />

no soy muy buena crítica social, pero no veo mucha gente así por el<br />

mundo.<br />

En un pequeño incidente de la vida de Doris, en un punto<br />

muy diferente al de Jane, se puede ver el inicio de un sentido<br />

de autenticidad incrementado. Doris era abogada, igual que su<br />

marido. Trabajaban juntos, y muchos observadores hubieran<br />

estado de acuerdo en que ambos eran sumamente competentes.<br />

En todo caso, Doris era la que parecía «la fuerte». Además<br />

de su trabajo, se ocupaba de casi todo en la casa y ayudaba a<br />

su marido en los asuntos difíciles. Una gran parte de su fuerza<br />

provenía del hecho de que era «emotiva». Cuando algo la<br />

preocupaba parecía capaz de mantenerse en contacto con sus<br />

sentimientos, expresarlos, y alcanzar una posición francamente<br />

buena para comprender la situación y cómo afrontarla. Si

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