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su mitad. Es más bien como si no fuera una persona en absoluto<br />
-al menos nadie de importancia-. En cuanto es capaz de creer<br />
que se está manejando a sí misma con alguien más y para<br />
alguien más, su yo entra en acción y parece satisfactorio y<br />
valioso.<br />
<strong>La</strong>s mujeres a las que nos referimos en este capítulo no<br />
poseen personalidades de las denominadas «simbióticas» o<br />
cualquier otro tipo de inmadurez. (Por cierto, esos términos<br />
tendrían que reanalizarse en referencia a la mujer.) <strong>De</strong> hecho,<br />
son gente muy desarrollada y capaz, que no se puede categorizar<br />
como tal en ningún sentido. Tampoco se pueden aplicar a<br />
la situación expresiones como «en busca de aprobación» o<br />
«temerosas de la desaprobación», si bien tales factores juegan<br />
un cierto papel.<br />
Su creencia compartida de que una necesita a otra persona se<br />
manifiesta de formas diferentes en personas diferentes. Una de<br />
.tales formas conduce rápidamente a la depresión. <strong>La</strong>s experiencias<br />
de las mujeres descritas aquí pueden aportar algunos indicios<br />
más sobre la depresión, y pueden ayudar a entender algunos<br />
de sus aspectos. Si bien Paula y Beatrice sufrían una depresión,<br />
en otras mujeres se dan manifestaciones diferentes.<br />
Toda la comunidad psicológica reconocería que no entendemos<br />
del todo la depresión (o que no entendemos casi nada, de<br />
hecho). <strong>La</strong> depresión en general parece relacionada con sentirse<br />
bloqueado, incapaz de hacer o conseguir lo que uno quiere. <strong>La</strong><br />
cuestión es: ¿qué es lo que uno quiere en realidad? Aquí nos<br />
encontramos con depresiones difíciles y complicadas que parecen<br />
«no tener sentido». Puede incluso parecer que la persona<br />
tiene lo que quiere. Sin embargo, a menudo resulta que tiene lo<br />
que le han hecho creer que quería. (Para muchas mujeres<br />
jóvenes de clase media se trata de una casa en el barrio residencial,<br />
un marido agradable, e hijos.) ¿Cómo descubrir entonces<br />
qué quiere uno realmente? ¿Y por qué nos sentimos tan inútiles<br />
y desesperadas?<br />
<strong>La</strong> experiencia de Beatrice puede facilitar la comprensión de<br />
este punto. Al final dijo que intentaba vincular completamente