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Los conflictos sociales actuales en la práctica docente-Recursos comunicacionales para el abordaje cooperativo en la escuela
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Roles y Comunicación*
Rol es la denominación de una categoría que surge de clasificar a las personas por
cualidades comunes, comportamiento parecido o por la manera en que las personas se relacionan
entre sí. A través de este proceso de categorización en roles, estructuramos mentalmente nuestro
mundo social en categorías de co-actores potenciales -o sea, de personas con las cuales
podríamos interactuar-, por ejemplo: niño, vecino, alumno, maestro, vendedor, cliente, amigos,
etc. Pero, además, ellos nos afectan como un conjunto de normas que establecen nuestras
obligaciones y expectativas respecto de los demás, según el contexto en que debamos
interactuar; o sea que los roles, también establecen quién debe hacer tal cosa, cuándo y dónde
hacerla.
Un rol no existe por sí mismo, sino que está ligado a otro -u otros-, guardando entre sí una
relación de reciprocidad, motivo por el cual, las acciones que debemos mostrar en la asunción de
un rol, se corresponden con las expectativas del rol complementario; para ver esto en un ejemplo,
imaginemos una interacción maestro-alumno, un día cualquiera en la escuela, y que las
obligaciones de cada uno fueran las siguientes: el maestro debe exponer un tema y el alumno
debe leer sobre ese tema. Ahora bien, la expectativa del alumno sería la de que el maestro
exponga el tema, y, la expectativa del maestro sería la de que el alumno haya leído el tema.
También, y como consecuencia de dicha reciprocidad, cada persona debe reconocer y respetar la
adopción del rol que le toca actuar para convalidar la asunción del rol complementario.
Los roles nos habilitan para formular mentalmente el modo de acomodar nuestra acción a
la de los demás y, a su vez, nos permiten omitir las diferencias personales, como si las personas
pudiéramos ser intercambiables, y pudiéramos conducirnos ante una u otra, casi de la misma
manera.
Luego, cuando vamos a una interacción, adoptamos un rol y comenzamos a actuar
“traduciéndolo” en conductas, lo representamos; así, quedamos “entrelazados” con los demás a
través de la representación de roles recíprocos, en los que cada quien va creando sus acciones, y,
según los significados que le otorguemos a las acciones ajenas, y propias, ratificamos o
rectificamos lo imaginado; es decir, ponemos en marcha nuestro plan de acción, o no; nos
detenemos, lo abandonamos, o lo modificamos, inventando nueva acciones sobre la base de la
retroalimentación recibida.
A modo de síntesis: A fin de acceder a la satisfacción mutua de nuestras necesidades, los
roles nos proveen de un marco de referencia para actuar, disminuyendo la incertidumbre y el
desgaste de tener que definir, cada vez, cada situación.
Lic. Nelly A. Cilia
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