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Los conflictos sociales actuales en la práctica docente-Recursos comunicacionales para el abordaje cooperativo en la escuela<br />
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Uno dice lo que dice y el otro escucha<br />
Lo que escucha<br />
Lenguaje y comunicación<br />
El primer postulado básico es que la vida humana es humana porque es vida en el<br />
lenguaje, que los seres humanos realizamos nuestra vida en el lenguaje, y que el lenguaje es<br />
acción. Sin el lenguaje no seríamos lo que somos, no haríamos lo que hacemos, no percibiríamos<br />
el mundo <strong>de</strong> esta manera. Yo no estaría aquí, escribiendo. Ud. no estaría allí, leyendo.<br />
La Ontología <strong>de</strong>l Lenguaje va más allá <strong>de</strong> la visión tradicional acerca <strong>de</strong>l lenguaje como<br />
medio <strong>de</strong> comunicación, y plantea que no sólo nos comunica: el lenguaje nos constituye. Nacemos<br />
ya en un mundo lingüístico que existe antes <strong>de</strong> nosotros como individuos: un mundo<br />
cultural, or<strong>de</strong>nado y <strong>de</strong>finido previamente en el cual nos toca insertarnos. Lo que sí traemos<br />
previamente a nuestra inserción en ese mundo "<strong>de</strong> otros" es nuestra estructura biológica, las<br />
condiciones que nos permitirán -o no- oír y hablar.<br />
En este sentido, es <strong>de</strong> especial importancia tomar en cuenta que a partir <strong>de</strong> nuestro<br />
nacimiento y en la interacción con otros, el idioma que nos ro<strong>de</strong>e irá mol<strong>de</strong>ando nuestras primeras<br />
experiencias en el mundo, lo <strong>de</strong>scribirá <strong>de</strong> cierta manera, nos guiará en la forma en que<br />
apren<strong>de</strong>remos a mirarlo. Más aún, po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir que la estructura <strong>de</strong>l idioma en que crecemos<br />
nos da un modo <strong>de</strong> pensar, una estructura mental <strong>de</strong>terminada.<br />
"La misma percepción por el hombre <strong>de</strong>l mundo que lo ro<strong>de</strong>a está programada por la<br />
lengua que habla, igual que una computadora. Y, como ésta, la mente <strong>de</strong>l hombre registra y<br />
estructura la realidad exterior solamente <strong>de</strong> acuerdo con ese programa", dice E. Hall, citando los<br />
estudios <strong>de</strong> Whorf y Sapir con los indios hopis y shawnees. Por lo tanto, dos lenguas diferentes<br />
programan <strong>de</strong> forma distinta la mente <strong>de</strong> los individuos que las hablan, y generan modos<br />
diferentes <strong>de</strong> abordaje <strong>de</strong> la realidad. Hall plantea que, incluso, "la gente <strong>de</strong> diferentes culturas no<br />
sólo habla diferentes lenguajes sino, cosa posiblemente más importante, habitan diferentes<br />
mundos sensorios".<br />
La globalidad postmo<strong>de</strong>rna nos enfrenta con la cuestión <strong>de</strong> que conceptos que parecen tan<br />
básicos y elementales como individuo, tiempo, espacio, i<strong>de</strong>ntidad, varían <strong>de</strong> una cultura a otra.<br />
Son, básicamente, construcciones lingüísticas.<br />
Incluso podríamos <strong>de</strong>cir que las emociones viven en el lenguaje, respon<strong>de</strong>n a una cierta<br />
conversación interna que es posible en ciertas culturas pero no en otras. Por ejemplo, hay culturas<br />
en las que no existe una palabra para los celos. ¿Sentirán celos?... En nuestra cultura, en cambio,<br />
las emociones son <strong>de</strong>splegadas, dobladas, <strong>de</strong>sdobladas.<br />
Roland Barthes escribía: "Cuando estoy celoso, sufro por partida cuádruple: por mis celos,<br />
porque me reprocho estar celoso, porque dudo <strong>de</strong> que mis celos afecten a la persona <strong>de</strong> la que<br />
estoy celoso y porque me <strong>de</strong>jo arrastrar por un cliché". Obviamente, esto no pue<strong>de</strong> suce<strong>de</strong>rle a<br />
alguien cuya cultura carezca <strong>de</strong>l concepto <strong>de</strong> celos.<br />
En fin... podríamos <strong>de</strong>cir que distintas culturas y distintas personas <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una misma<br />
cultura escuchan el mundo <strong>de</strong> diferente manera. Y esto, seguramente, <strong>de</strong>termina actitu<strong>de</strong>s,<br />
acciones y reacciones diferentes.<br />
No vivimos simplemente hechos, fenómenos: en el lenguaje construimos nuestra forma <strong>de</strong><br />
ver y sentir la vida. Frente a cada hecho construimos un relato acerca <strong>de</strong> lo que está y nos está<br />
sucediendo. En base a juicios y <strong>de</strong>claraciones vamos creando el contexto <strong>de</strong> nuestros vínculos y<br />
el mundo emocional en el que nos movemos. Declaramos lo que es verdad y lo que es falso, y el<br />
consenso <strong>de</strong> la comunidad nos sumerge en un plácido baño <strong>de</strong> seguridad.<br />
Ya hace unos años que se plantea que la realidad es una construcción social. Y sabemos<br />
hoy que la objetividad es intersubjetividad compartida. Compartida, precisamente, a través <strong>de</strong>l<br />
lenguaje, <strong>de</strong> la donación <strong>de</strong> sentido y significados. Dice Jacobo Grinberg: "Si la rosa que alguien<br />
observa es también vista por varios, ese alguien tiene la seguridad <strong>de</strong> que existe. No importa que<br />
la vivencia <strong>de</strong> la rosa sea diferente en los diversos observadores, lo que interesa es que todos<br />
ellos le asignen el mismo nombre".<br />
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