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Los conflictos sociales actuales en la práctica docente-Recursos comunicacionales para el abordaje cooperativo en la escuela
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recorrerlo, esto es, que los efectos pueden aparecer tiempo después de la causa y, más aún, en
sistemas complejos como la sociedad en que vivimos.
Todo sistema, al continuar en una dirección, llega a un punto crítico, de tensión, que lo
saca de su equilibrio, se encuentra ante una bifurcación y puede seguir dos direcciones opuestas.
Luego de ello, se impone un nuevo orden, más apropiado a las condiciones internas y externas
del sistema. La escalada de agresividad y hostilidad, sostenida por el imperar de las relaciones
violentas, pareciera llevarnos a ese punto crítico y, de allí, a la disyuntiva del sistema social. Y
esto puede conducir, tanto a un nuevo estadio de evolución, como a la propia extinción de la
humanidad. Lo que estamos viviendo, son actos, conductas y comportamientos que van más allá
de “actuar” con fuerza sobre las creencias de las personas, que se dirigen directamente al cuerpo
físico dañándolo, coartándolo... aniquilándolo (guerra entre naciones, criminalidad urbana). Y si
vemos al cuerpo físico como elemento esencial para conformar el sistema social, sin él ya no
habría humanidad posible.
Las pequeñas fluctuaciones cuentan al momento de continuar en una dirección del
desarrollo evolutivo del sistema. Aquí, la célebre “analogía de la mariposa”: una mariposa que
bate sus alas en el Amazonas, en determinado momento crea una turbulencia mínima en el aire
que, meses después, puede llegar a ser amplificada en gran escala y afectar el clima de toda
Europa.
Ahora es donde se anudan lo macrosocial y lo microsocial. Los actos, las conductas y los
comportamientos de cada quien se constituyen en una fluctuación dentro del sistema social
aportando a su futuro desarrollo. Es de intenso realismo el verso de T. S. Eliot: “¿me atreveré a
trastornar el universo?”. Cada instancia de relación con otro, o con nosotros mismos,
caracterizada por la restricción, realiza el mismo aporte al orden macrosocial y redunda en más
restricción.
La alternativa del reflexionar acerca de cómo nos relacionamos, posibilitaría una noción de
hacia dónde se dirige nuestro aporte en el sistema. Y si bien el pensamiento circular y sistémico
diluye una relación lineal entre causa y efecto, la alternativa es puntuar desde nosotros mismos en
cada ocasión de encuentro, siendo observantes de cómo llegamos (nuestro estado de necesidad
o no) y de lo que allí sucede, propendiendo a generar un espacio donde el cuidado caracterice el
estar.
Nuestra es la responsabilidad de lo que acontezca en las instancias microsociales y, de
allí, lo que acontezca en la instancia macrosocial. Nuestra es la responsabilidad de que la
humanidad continúe existiendo.
Cristian Zambrana
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Bibliografía consultada:
Fustet, Albia. A propósito del tema de la violencia. En Cuaderno “SISTEMAS HUMANOS”, Año
VII, nº 26, “SISTEMAS HUMANOS”, Rosario, Santa Fe, Argentina, 1994
Asfora, Alicia. Acto, conducta y comportamiento. Artículo publicado en esta página web de la
Federación Latinoamericana de entidades difusoras de la Comunicación Humana, 2004
O’Connor, Joseph; Mc Dermott, Ian. Introducción al pensamiento sistémico. Edic. Urano, 1998
Laszlo, Edwin. La gran bifurcación. Edit. Gedisa, 1990
Rotker, Susana. Las ciudadanías del miedo. Edit. Nueva Sociedad, 2000
Gillet, Silvana; Mirich, Karina; Raimundo, Silvia. Violencia: un enfoque cotidiano. En Cuaderno
“SISTEMAS HUMANOS”, Año VIII, nº 29, “SISTEMAS HUMANOS”, Rosario, Santa Fe, Argentina,
1995
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