Los conflictos sociales actuales en la práctica docente-Recursos comunicacionales para el abordaje cooperativo en la escuela ____________________________________________________________________________________ Watzlawick, Paul; Beavin Bavelas Janet; Jackson, Don D. Teoría <strong>de</strong> la Comunicación Humana, Editorial Her<strong>de</strong>r, Barcelona, España, 1991 130
Los conflictos sociales actuales en la práctica docente-Recursos comunicacionales para el abordaje cooperativo en la escuela ____________________________________________________________________________________ Violencia y cuerpo Etimológicamente, el término violencia <strong>de</strong>riva <strong>de</strong>l latino “violentia”, cuyo prefijo “vis” significa fuerza mayor, ímpetu. Entre muchas <strong>de</strong>finiciones posibles, lo común a todas ellas es que la violencia se perfila como una “actuación” por la cual una o más personas, empleando la fuerza o la intimidación, producen daño, ya sea físico y/o psicológico, coartación <strong>de</strong> la libertad <strong>de</strong> movimiento o muerte a otra u otras personas, o inclusive a sí mismas. Otro elemento común a estas <strong>de</strong>finiciones es referirse al uso intencional <strong>de</strong> la fuerza, y allí subyace el ejercicio <strong>de</strong> alguna forma <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, ya sea ésta en el ámbito <strong>de</strong> lo familiar, grupal o social. Esto ha <strong>de</strong>rivado en discusiones acerca <strong>de</strong> la responsabilidad <strong>de</strong> los actuantes, en tanto éstos se hayan percatado <strong>de</strong> aquello que hacían o no. La violencia que se <strong>de</strong>sarrolla en las ciuda<strong>de</strong>s tiene actores, formas y móviles variados y multicausales. Las actuaciones violentas se construyen en escenarios sociales particulares tales como la familia, la escuela, el barrio, la comunidad, la nación. Se habla <strong>de</strong> violencia política, como la <strong>de</strong> la guerrilla y la <strong>de</strong> la huelga; <strong>de</strong> violencia económica, como la <strong>de</strong> los mercados ilegales <strong>de</strong> armas y <strong>de</strong> drogas; <strong>de</strong> violencia familiar, como la <strong>de</strong>l maltrato infantil; <strong>de</strong> violencia urbana, como la <strong>de</strong> sucesos difusos realizados por actores diversos. En suma, el término violencia pue<strong>de</strong> tener tantas <strong>de</strong>finiciones como manifestaciones posibles. Lo concreto es que ella brota en la tienda, en el taller, en la oficina, en la escuela, en el hogar; estableciéndose así en todos los espacios <strong>de</strong>l vivir cotidiano. La actuación remite a un “pasaje al acto”, proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> un modo irreflexivo e impulsivo que se lleva a cabo sobre otro o sobre sí mismo, y esto permite consi<strong>de</strong>rar a la violencia como un fenómeno <strong>de</strong> índole relacional. Des<strong>de</strong> esta perspectiva, consi<strong>de</strong>ro a<strong>de</strong>cuado referirse, más que a violencia, a actos, conductas y comportamientos violentos que se mi<strong>de</strong>n como tales <strong>de</strong> acuerdo a sus efectos. Si bien en un momento, se atribuyeron ciertos actos, conductas y comportamientos violentos a algunos sectores <strong>de</strong> la sociedad (como ser: una pandilla <strong>de</strong> barrio o un grupo político reaccionario) o a ciertas personas, como ser: un “drogadicto” o un “marginal”, actualmente, se evi<strong>de</strong>ncia que cualquier persona es potencialmente capaz <strong>de</strong> relacionarse <strong>de</strong> este modo: el vecino, el compañero <strong>de</strong>l trabajo, el alumno <strong>de</strong>l colegio, el cónyuge. Esto acrecienta el miedo y la <strong>de</strong>sconfianza en cada quien: el actuante pue<strong>de</strong> ser cualquiera <strong>de</strong> nosotros mismos. Su resultante es el impedimento <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> la instancia reflexiva y la facilitación <strong>de</strong>l establecimiento <strong>de</strong> la instancia <strong>de</strong> acción-reacción en los vínculos. Así lo reflejan expresiones frecuentes que remiten a instancias irreflexivas, <strong>de</strong> carácter circular, que no hacen más que realimentar el sostenimiento <strong>de</strong> modos relacionales caracterizados por la intolerancia y la agresividad; entre ellas: “ojo por ojo y diente por diente”, “a tonto, tonto y medio” o “te <strong>de</strong>seo el doble <strong>de</strong> lo que tú me <strong>de</strong>seas”. El término “realimentación”, feed back en inglés, refiere a un retorno <strong>de</strong> los efectos <strong>de</strong> una acción que influye en el siguiente paso, y por ser el pensamiento en función <strong>de</strong> la realimentación, un pensamiento circular, es que se habla <strong>de</strong> bucles <strong>de</strong> realimentación. Todo sistema, entendido como una totalidad organizada <strong>de</strong> elementos que interactúan entre sí y con su entorno o medio ambiente, por muy complejo que sea, consta <strong>de</strong> dos tipos <strong>de</strong> realimentación: realimentación <strong>de</strong> refuerzo, por la cual el cambio recorre todo el sistema produciendo más cambios en la misma dirección; y realimentación <strong>de</strong> compensación, por la cual los cambios se oponen al cambio original para amortiguar el efecto. Ambas mantienen al sistema en equilibrio. Lo que impresiona es que las instancias relacionales que promueven el diálogo, la comprensión y la reflexión, que actuarían <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l sistema como bucles <strong>de</strong> realimentación <strong>de</strong> compensación, se encuentran cada vez más impedidas, imperando instancias relacionales violentas, que se realimentan en una misma dirección, conformando bucles <strong>de</strong> realimentación <strong>de</strong> refuerzo. Y el fenómeno que se observa es la escalada <strong>de</strong> hostilidad y agresividad en todos los ámbitos. Hoy, los actos, las conductas y los comportamientos violentos son habituales. Pareciera que no nos percatamos cabalmente <strong>de</strong> qué es lo que aporta tal dirección al sostenimiento <strong>de</strong>l sistema social, ya que la realimentación es un círculo que lleva su tiempo 131