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Los conflictos sociales actuales en la práctica docente-Recursos comunicacionales para el abordaje cooperativo en la escuela<br />

____________________________________________________________________________________<br />

El compromiso social que contraemos al hacer esas aseveraciones es muy diferente al que<br />

contraemos al hacer afirmaciones. La eficacia práctica <strong>de</strong> la palabra es muy diferente en uno y<br />

otro caso.<br />

Por ejemplo, cuando se anuncia que “Miss Venezuela” es la más bella <strong>de</strong> las concursante y se le<br />

confiere el título <strong>de</strong> Miss Universo… ¿cuándo fue la más bella? ¿Lo fue cuando se la pronunció<br />

como tal con el título <strong>de</strong> Miss Universo? ¿O lo era antes <strong>de</strong> que el título fuera emitido? Des<strong>de</strong> el<br />

punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> las propieda<strong>de</strong>s físicas <strong>de</strong> las concursantes no hay mayores cambios entre<br />

antes y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> enunciarlo. A raíz <strong>de</strong> este juicio el mundo cambia, cambia para quienes<br />

aceptan este juicio y evi<strong>de</strong>ntemente para Miss Venezuela. Cambia su i<strong>de</strong>ntidad.<br />

Los juicios, como vemos, pertenecen a la clase <strong>de</strong> las conductas lingüísticas que <strong>de</strong>nominamos<br />

<strong>de</strong>claraciones. Los juicios son como veredictos, tal como suce<strong>de</strong> con las <strong>de</strong>claraciones. Con ellos<br />

creamos una realidad nueva que sólo existe en el lenguaje. No <strong>de</strong>scriben algo existente ya antes<br />

<strong>de</strong> ser formulados. La realidad que generan resi<strong>de</strong> totalmente en la interpretación que proveen.<br />

Cuando <strong>de</strong>cimos, por ejemplo: “esta reunión es aburrida” ¿dón<strong>de</strong> habita lo aburrido? El juicio<br />

siempre vive en la persona que lo formula. Si una comunidad ha otorgado autoridad a alguien<br />

para emitir un juicio, éste pue<strong>de</strong> ser consi<strong>de</strong>rado como un juicio válido para esa comunidad. Sin<br />

embargo, los juicios no nos atan, siempre hay lugar para la discrepancia.<br />

Los juicios son <strong>de</strong>claraciones, pero no toda <strong>de</strong>claración es un juicio. Lo que hace válida a una<br />

<strong>de</strong>claración no son las razones que se esgrimen para hacerlas sino la autoridad que se ha<br />

otorgado a la persona.<br />

Como viéramos antes, cuando hacemos una <strong>de</strong>claración nos comprometemos a su vali<strong>de</strong>z,<br />

cuando <strong>de</strong>claramos algo nos estamos comprometiendo a tener la autoridad para hacerlo. La<br />

autoridad se pue<strong>de</strong> otorgar sin mediar el acto formal.<br />

La gente, sin embargo, está continuamente emitiendo juicios aún cuando no se les haya otorgado<br />

autoridad. Cuando comunican sus opiniones a otros, los que las escuchan siempre pue<strong>de</strong>n<br />

<strong>de</strong>scartarlas, basados en el hecho que no han otorgado autoridad para <strong>de</strong>clarar esos juicios como<br />

válidos. Por ejemplo, si alguien va por la calle y nos dice “no me gusta la forma en que usted<br />

camina” pue<strong>de</strong> que le digamos “¿y a usted qué le importa?” es <strong>de</strong>cir “no le he dado autoridad<br />

para emitirme ese juicio”. Por lo tanto, para nosotros que los escuchamos, los juicios pue<strong>de</strong>n ser<br />

válidos e inválidos según sea la autoridad que le otorguemos a quien los enuncia (este es un<br />

ejemplo <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>nominamos “Lucha relacional”, le estamos diciendo al otro, en el nivel<br />

relacional: “usted no es para mí quien me está proponiendo ser”).<br />

Pero los juicios tienen otros aspectos que no poseen todas las <strong>de</strong>claraciones. Los juicios, para<br />

cada uno, <strong>de</strong>ben estar fundados, y este fundamento se asocia con el pasado.<br />

Veamos, cuando formulamos “Miguel es un buen orador” ¿qué estamos haciendo?<br />

1. Estamos en el presente emitiendo un veredicto acerca <strong>de</strong> Miguel. (Para quien esta<br />

afirmación resulte válida, modificará la forma en que Miguel se concibe a partir <strong>de</strong> ese<br />

momento, esto ocurre no sólo con la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> las personas sino <strong>de</strong> las empresas, los<br />

colegios, los profesionales, etc.).<br />

2. Cuando emitimos un juicio estamos haciendo una referencia al pasado. Se supone que<br />

estamos haciendo un juicio basado en observaciones (o en informaciones) <strong>de</strong> la conducta<br />

<strong>de</strong> esa persona antes <strong>de</strong> ese momento. El que nos escucha formular un juicio, asume que<br />

nos hemos comprometido a fundar ese juicio.<br />

3. Los juicios también hablan acerca <strong>de</strong>l futuro. Cuando emitimos un juicio estamos<br />

implicando que, sobre la base <strong>de</strong> observaciones <strong>de</strong>l pasado, se pue<strong>de</strong>n esperar ciertas<br />

acciones en el futuro. Esta es una <strong>de</strong> las funciones <strong>de</strong> los juicios: que con ellos<br />

anticipamos, creemos entrar al futuro con menos incertidumbre, restringiendo el campo <strong>de</strong><br />

posibles acciones futuras. Los juicios nos sirven para diseñar nuestro futuro. Por ejemplo,<br />

si tenemos que elegir a qué médico ir, probablemente consultaremos; o a quién elegir para<br />

que nos explique cómo usar la computadora, lo haremos <strong>de</strong> acuerdo a juicios.<br />

4. Y más allá <strong>de</strong> que aceptemos que no hay juicios “verda<strong>de</strong>ros” muchos <strong>de</strong> nuestros juicios<br />

operan en nosotros “como si lo fueran”.<br />

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