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Los conflictos sociales actuales en la práctica docente-Recursos comunicacionales para el abordaje cooperativo en la escuela
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Trastorno por déficit de atención
Se dice que seis (o más) de los siguientes síntomas que hayan persistido por lo menos
durante 6 meses con una intensidad que sea desadaptativa e incoherente en relación con el nivel
de desarrollo, caracterizan a este trastorno.
Respecto de la atención:
a menudo no presta atención suficiente a los detalles o incurre en errores por descuido en
las tareas escolares, en el trabajo o en otras actividades; tiene dificultades para mantener la
atención en tareas o en actividades lúdicas; parece no escuchar cuando se le habla directamente;
no sigue instrucciones y no finaliza tareas escolares, encargos, u obligaciones en el centro de
trabajo; evita, le disgusta o es renuente en cuanto a dedicarse a tareas que requieren un esfuerzo
mental sostenido (como trabajos escolares o domésticos); extravía objetos necesarios para tareas
o actividades (por ej. juguetes, ejercicios escolares, lápices, libros o herramientas); se distrae
fácilmente por estímulos irrelevantes
Respecto de la actividad:
a menudo mueve en exceso manos o pies, o se remueve en su asiento; abandona su
asiento en la clase o en otras situaciones en que se espera que permanezca sentado; corre o
salta excesivamente en situaciones en que es inapropiado hacerlo; tiene dificultades para jugar o
dedicarse tranquilamente a actividades de ocio; "está en marcha" o suele actuar “como si tuviera
un motor”; habla en exceso.
Respecto de la impulsividad:
a menudo precipita respuestas antes de haber sido completadas las preguntas; tiene
dificultades para guardar tumo; interrumpe o se inmiscuye en las actividades de otros (p. ej. se
entromete en conversaciones o juegos); es difícil de contentar y manejar, distraído, desinhibido,
muy activo, absorbente.
***
Me cabe pensar que en todas las épocas los humanos vamos gestando cambios, a ve-ces
imperceptibles y, a veces, notorios, que nos van determinando nuevas maneras de comportarnos,
de conducirnos, y, en consecuencia, de relacionarnos con las personas.
En general, soy de la idea de que cuando hay una frecuencia de cambios notorios y en
aumento, y en gran cantidad de individuos, más que categorizar esos fenómenos dentro de
parámetros conocidos que pueden llevarme a plantear tales hechos como “desviados de lo
esperado”, “lo habitual”, o “lo normal”, es conveniente concebir que se trata de ‘algo’ a lo que hay
que prestarle especial atención. En este caso, proviniendo de quienes provienen estos cambios,
esto es, de los chicos más chicos y de los adolescentes, no olvido que ambas etapas evolutivas
están caracterizadas por el surgimiento de la creatividad y la construcción de realidades nuevas
distintas de las de los adultos, a veces acompañadas de una cuota de rebeldía “necesaria y
coherente” con dicha necesidad de cambios.
Se trata de generaciones que generan cosas, y, ¿cuál es la cosa nueva que estarían
planteando los chicos? No lo sé con exactitud; sólo puedo verlo por el contrario, es decir, por lo
que parece que no les está sirviendo más o lo que está siendo puesto en tela de juicio: las formas
que venimos adoptando respecto de cómo relacionarnos los adultos con ellos, y entre nosotros,
que a modo de llamado de atención de su parte (cosa que, paradojalmente, nos plantea si
verdaderamente es que ellos no están atentos) nos están avisando que algo distinto tenemos que
hacer.
En realidad, pareciera que ellos no pudieran atender, o prestar atención, al mundo o modo
en que se vienen haciendo las cosas en el mundo, y eso, les generara la desatención e
impaciencia, manifestada por la hiperkinesia y el aburrimiento.
¿Qué nos ha pasado a los que estuvimos frente a estas propuestas de cambios en todas la
épocas?; más o menos algo parecido. No sabemos qué hacer con los chicos, sean hijos o
alumnos, nos sentimos impotentes, y en lugar de resolverlo de alguna manera productiva, con la
finalidad de dejar de experimentar dichas sensaciones, de esperar que no nos “molesten” más, y
de quedarnos tranquilos, instrumentamos distintos métodos.
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