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Los conflictos sociales actuales en la práctica docente-Recursos comunicacionales para el abordaje cooperativo en la escuela
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El conflicto: una mirada posible
El conflicto es un tema del que escuchamos hablar frecuentemente en diferentes ámbitos:
la política, la educación, la salud, etc.
Aplicamos la palabra conflicto para referirnos a situaciones que involucran a personas:
fulano con fulana; a sectores de la población: la clase trabajadora y el empresariado; a naciones:
tal y cual, etc.
Con una amplitud muy importante, esta palabra define o intenta caracterizar un tipo de
relación entre, al menos, dos partes; pudiendo tratarse de individuos, agrupaciones de individuos,
corporaciones, naciones o grupos de naciones, y tradicionalmente se la ha ido asociando a la
pelea, la agresión, la violencia, la guerra, y, consecuentemente, se la ha connotado
negativamente.
También la palabra conflicto se utiliza para hacer referencia a un tipo de relación del
individuo consigo mismo, y, en este caso, se lo suele denominar conflicto intrapersonal.
A los fines de este artículo, haré un recorte deteniéndome sólo en el conflicto entre
personas o interpersonal.
Revisando la profusa bibliografía que en los últimos años se ha desarrollado acerca de
este tema, he seleccionado algunas consideraciones, que quisiera compartir:
Según Pruit y Jeffrey Rubbin, el conflicto es una: “divergencia percibida de intereses o
creencias, que hace que las aspiraciones corrientes de las partes no pueden ser alcanzadas
simultáneamente”. (1)
Forsyth dice que el conflicto aparece cuando: “las acciones o creencias de uno o más
miembros de un grupo son inaceptables -y por lo tanto resistidas- por uno o más miembros de otro
grupo”. (2)
Morton Deutsch dice que la aparición de un conflicto se producirá: ”cada vez que ocurran
actividades incompatibles”. (3)
Susan Boardman y Sandra Horowitz dicen: “El conflicto es una incompatibilidad de
conductas, cogniciones (incluyendo las metas) y/o afectos entre individuos o grupos, que pueden
o no conducir a una expresión agresiva de su incompatibilidad”. (4)
Bernard opina que: “el conflicto surge cuando los seres humanos defienden metas,
propósitos o valores que son incompatibles o excluyentes entre sí”. (5)
Reflexionando sobre las postulaciones precedentes, observo que existe un elemento
común en todas ellas, que el componente fundamental del conflicto es la presencia de
“diferencias” entre las partes. Ahora bien, considerando que una de las características de las
personas es que somos diferentes, podría pensarse que todas las relaciones en las que existen
diferencias, también deberían ser consideradas conflictivas; sin embargo, en los hechos, no
vemos que esto sea así.
El pensar en las diferencias me recuerda lo que al respecto dice Humberto Maturana
cuando afirma que: “el surgimiento de la vida se debió a la aparición de la membrana celular, que
permitió establecer una diferencia entre el afuera y el adentro, o sea, que la función de esta
membrana es la de no permitir la “atracción” hasta la fusión de todos los elementos: algunos
deberán permanecer de un lado de la membrana, algunos del otro lado”. (6)
Si la existencia de diferencias pudo llevarnos a evolucionar; si, como lo expresan algunos
científicos, el aprendizaje es procesamiento de diferencias, me pregunto: ¿no nos resultaría
conveniente aprovechar nuestras diferencias en las relaciones, para que éstas se vayan
modificando hacia grados de mayor armonía? y, valorando entonces nuestras diferencias, ¿no
podríamos ver los conflictos como una posibilidad que se nos ofrece para continuar evolucionado
individualmente?
Creo que está en cada uno el poder mirar los conflictos interpersonales como “algos” que,
más allá de la frecuencia con la que se nos presenten a lo largo de la vida, están basados en las
diferencias entre las personas; que no son positivos ni negativos en sí mismos, sino que depende
de nosotros y de la forma en que nos disponemos frente a cada situación, el poder vivirlos como
algo que deseamos evitar -en tanto nos produzca malestar-, o bien, como una oportunidad de
continuar creciendo, cambiando, desarrollándonos.
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