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Los conflictos sociales actuales en la práctica docente-Recursos comunicacionales para el abordaje cooperativo en la escuela
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funcionamiento de una cooperativa, no altera de ninguna manera su carácter privado; pero más
discutibles resultan aquellos casos en que el Estado se reserva determinadas facultades de
administración, consulta, veto, etc.
4. - Las disposiciones oficiales adoptadas en países que tienen una planificación orientadora de la
economía general. Teniendo en cuenta la importancia de las actividades que desarrollan las
cooperativas y las ventajas que derivan de su funcionamiento, diversos países de organización
tradicionalmente liberal (Noruega, Francia y otros), han atribuido a algunas cooperativas la
exclusividad, dentro de sus respectivas zonas de influencia, en el ejercicio de determinadas
actividades socioeconómicas (distribución de determinados artículos escasos, colocación de cierto
tipo de productos agrarios o pesqueros, etc.); y, algunas veces, han llegado aun a imponer la
afiliación obligatoria a determinados tipos de cooperativas, o bien la obligatoria realización a través
de éstas de la colocación de determinados productos.
Todo ello puede plantear dudas en cuanto a la vigencia del carácter privado de esas entidades
cooperativas o, al menos, señala un cambio en cuanto a sus alcances tradicionales.
5. - Las cooperativas organizadas en algunos países por el Estado de acuerdo con las directivas
de una planificación centralizada. En estos casos resulta evidente que las actividades de muchas
entidades, constituidas formalmente como cooperativas, se rigen en mayor o menor medida por
normas de derecho público, según las características (por otra parte permanentemente en
evolución) de los regímenes socioeconómicos de tales países.
C.- Desde el punto de vista estrictamente doctrinario, las opiniones de los tratadistas sobre este
punto se hallan divididas pues, mientras algunos subrayan el carácter privado de las cooperativas,
otros advierten la necesidad de reconocerles una categoría intermedia o bien proponen distinto
tipo de diferenciaciones.
Entre los más distinguidos representantes de la primera tendencia indicada, citemos a James
Peter WARBASSE, quien señala con énfasis el carácter privado de las cooperativas y de sus
entidades federativas de alcance nacional o internacional.
Entre los más destacados representantes de la segunda tendencia, mencionemos a Edgard
MILHAUD, quien admite el carácter privado de las cooperativas desde el punto de vista
estrictamente jurídico, pero prefiere ubicar a las empresas cooperativas dentro del sector de la
economía colectiva; y se basa para ello principalmente en el concepto de que las cooperativas, si
bien se constituyen para servir los intereses de sus miembros, son empresas sociales que deben
servir al mismo tiempo los intereses de la comunidad. Recordemos que Milhaud distingue dos
grandes campos o sectores en la economía: la economía particular y la economía colectiva; esta
última se integraría con un subsector público y un subsector cooperativo.
Por fin señalemos que otros autores, entre los que se puede citarse a Paul LAMBERT, distinguen
por una parte a las cooperativas voluntarias de derecho privado y, por otra parte, a las
cooperativas de derecho público; entre estas últimas, se destacan las mencionadas “régies
coopératives”.
D. - Como conclusión de lo expuesto cabría señalar, a nuestro criterio, que:
1. - Las cooperativas conservan su carácter privado. Así debemos reconocerlo si creemos
necesario mantener sus tradicionales caracteres y bases es espirituales, es decir la
fundamentación en el esfuerzo propio y la ayuda mutua de sus miembros y la vigencia tanto de los
principios cooperativos como del “espíritu cooperativo” de los asociados.
2. - No obstante, las diversas consideraciones prácticas y doctrinarías que acabamos de exponer
nos inducen a adoptar una posición cautelosa al respecto y a admitir en la actualidad:
a) La necesidad de que sin perder su carácter de entidades privadas, las cooperativas (y en
particular aquéllas que proporcionan servicios públicos) se sujeten a determinadas disposiciones
de carácter público, en razón de las actividades que desarrollan.
b) La conveniencia de reconocer a las cooperativas una naturaleza “sui-géneris", como entidades
privadas que se hallan profundamente imbuidas de preocupaciones de carácter social.
e) La posibilidad de extender, en alguna medida, el campo de acción de las cooperativas a la
esfera de las actividades socioeconómicas de carácter público, a través de entidades del tipo de
las administraciones públicas cooperativas o “régies coopératives”.
d) Por fin, la conveniencia de observar atentamente la cambiante organización económico - social
de los diversos países, con criterio amplio y dispuestos a admitir nuevos planteos en el problema
que estudiamos.
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