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Los conflictos sociales actuales en la práctica docente-Recursos comunicacionales para el abordaje cooperativo en la escuela<br />
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El escuchar: el lado oculto <strong>de</strong>l lenguaje<br />
“Demasiados ejecutivos piensan que<br />
son maravillosos con las personas<br />
porque hablan bien. No se dan cuenta<br />
<strong>de</strong> que ser maravillosos con las<br />
personas significa ‘escuchar’ bien.”<br />
Peter Druker<br />
El escuchar valida el hablar. Es el escuchar lo que confiere sentido a lo que <strong>de</strong>cimos.<br />
La noción <strong>de</strong> transmisión <strong>de</strong> información es una mala metáfora a la hora <strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir la<br />
comunicación humana. Humberto Maturana apunta: “el fenómeno <strong>de</strong> comunicación no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong> lo que se entrega, sino <strong>de</strong> lo que pasa con el que recibe. Y eso es un asunto muy distinto a<br />
‘transmitir información’”. Decimos lo que <strong>de</strong>cimos y los <strong>de</strong>más escuchan lo que escuchan.<br />
Decir y escuchar son fenómenos muy diferentes. Muchas veces no nos ocupamos <strong>de</strong> verificar si el<br />
sentido que estamos dando a lo que escuchamos es aquél que le da la persona que habla.<br />
Escuchar no es oír. Lo que diferencia al escuchar <strong>de</strong>l oír es que el acto <strong>de</strong> escuchar implica<br />
comprensión. No hay escuchar si no hay involucrada una actividad interpretativa (<strong>de</strong> hecho<br />
po<strong>de</strong>mos oír sin escuchar). También diremos que po<strong>de</strong>mos “escuchar” el silencio <strong>de</strong> otra persona<br />
(por ejemplo interpretando “negativa”). Y así también “escuchamos” gestos, movimientos y<br />
posturas <strong>de</strong>l cuerpo.<br />
Nuestra capacidad <strong>de</strong> organizar oraciones en unida<strong>de</strong>s aún mayores, nos permite escuchar<br />
historias, relatos, narrativas. Pero a<strong>de</strong>más hemos dicho que cuando hablamos, actuamos y<br />
cuando actuamos, cambiamos la realidad. Nunca el hablar es neutral. Ludwig Wittgenstein dijo<br />
que “el significado <strong>de</strong> una palabra es su uso en el lenguaje”. Cuando escuchamos, no<br />
escuchamos solamente palabras, escuchamos también acciones y esto es clave para compren<strong>de</strong>r<br />
el escuchar.<br />
Siguiendo a Austin distinguimos tres tipos <strong>de</strong> acciones que ejecutamos cuando hablamos:<br />
1- Actos locucionarios: consiste en articular las palabras y frases, <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir lo que <strong>de</strong>cimos:<br />
por ejemplo, “estaré ocupado mañana”.<br />
2- Actos ilocucionarios: aquí estarían comprendida las clasificaciones <strong>de</strong> afirmar, <strong>de</strong>clarar,<br />
pedir, etc. Por ejemplo, a la pregunta ¿podrías asistir a nuestra reunión mañana?, <strong>de</strong>cir “no<br />
tengo ganas” o “estaré ocupado” son un mismo tipo <strong>de</strong> acto consistente en <strong>de</strong>clarar una<br />
negativa.<br />
3- Actos perclocucionarios. Acá están en juego las consecuencias o efectos <strong>de</strong> lo que<br />
<strong>de</strong>cimos, así por ejemplo, asombrar, convencer, fastidiar, etc.<br />
Entonces, siguiendo a Austin, cuando escuchamos, lo hacemos en tres niveles <strong>de</strong> acción, primero<br />
escuchamos lo que se dijo y cómo fue dicho, segundo escuchamos el tipo <strong>de</strong> acción involucrada,<br />
tercero escuchamos al nivel <strong>de</strong> las acciones lo que nuestro actuar produce.<br />
Sin embargo estos niveles son aún insuficientes.<br />
4- Veamos. Siguiendo a Martin Hei<strong>de</strong>gger po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir que cada vez que actuamos po<strong>de</strong>mos<br />
suponer que lo hacemos para hacernos cargo <strong>de</strong> algo, como respuesta a una “inquietud”. Una<br />
inquietud es una interpretación que confiere sentido a las acciones que realizamos, son relatos<br />
que <strong>de</strong>cimos <strong>de</strong> nuestro actuar. Cuando observamos las acciones <strong>de</strong> las personas y cuando las<br />
escuchamos hablar, les otorgamos un sentido construyendo historias acerca <strong>de</strong> qué es aquello<br />
acera <strong>de</strong> lo que las acciones se hacen cargo. Una inquietud es un asunto <strong>de</strong> interpretación.<br />
Ciertamente algunas interpretaciones pue<strong>de</strong>n ser más o menos válidas, más o menos po<strong>de</strong>rosas;<br />
nos abrirán ciertas posibilida<strong>de</strong>s y nos cerrarán otras. Historias diferentes crean mundos<br />
diferentes. Las inquietu<strong>de</strong>s son interpretaciones <strong>de</strong>l sentido <strong>de</strong> nuestras acciones, pero las<br />
inquietu<strong>de</strong>s son distintas <strong>de</strong> las intenciones puesto que ellas no resi<strong>de</strong>n en el orador sino en el<br />
que escucha. Por ejemplo, escucho que mi esposo está molesto conmigo cuando me dice que no<br />
vio las llaves <strong>de</strong>l auto…<br />
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