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Los conflictos sociales actuales en la práctica docente-Recursos comunicacionales para el abordaje cooperativo en la escuela
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Si la promesa consiste en entregarle un paquete a alguien, el punto de cierre será el haber
entregado lo que prometí. Las promesas siempre implican una conversación entre por lo menos
dos personas y aquí se conjugan la acción de ofrecer una promesa y por otra parte, la de
aceptarla; o la acción de solicitar una promesa y la de aceptarla. Una promesa es como una
hebilla, necesita dos lados para cerrase.
Y en el segundo momento, tampoco el cumplimiento de la promesa termina cuando quien realizó
la acción considera que está lista, sino cuando aquel a quien se ha prometido lo cierra, por
ejemplo, alguien va a un restaurante y pide pastel de frambuesas; el mozo trae un pastel que cree
que es el de frambuesas pero el cliente al probarlo percibe que es de moras…
Las acciones de apertura hacia la realización de una promesa son las peticiones y ofertas (que en
cierto nivel son un tipo de petición).
Una petición supone una aceptación anticipada de la promesa requerida. Si alguien dice ¿puedes
darme una menta? Y el oyente responde “sí, por supuesto, tomá una”, no esperamos que la
primera persona diga “no, gracias”. Es uno de los compromisos que contraemos cuando
efectuamos una petición. Si preguntamos algo, estamos comprometiéndonos a escuchar la
respuesta…
El ver la importancia en nuestra vida del efectuar promesas nos hace reflexionar sobre cuatro
problemas usuales:
1. Un problema habitual con las promesas, es no saber hacer peticiones. A menudo
esperamos que el otro descubra por arte de magia lo que nos inquieta. No pedir
nos mantiene aislados de aquello que podría satisfacernos.
2. Desde el lado del oyente, un problema que aparece es cuando no nos animamos a
rechazar ofertas o pedidos (por orgullo o miedo).
3. Respecto de la acción comprometida y sus condiciones de satisfacción. A veces el
orador entiende de una forma diferente al oyente cuál fue la promesa.
4. Una promesa que no especifica con claridad el tiempo en que debe cumplirse no es
una promesa. Examinemos lo que sucede cuando, aún concretada una promesa
con claras condiciones, no se tiene en cuenta la fecha de su cumplimiento: al no
especificarse cuando debe cumplirse no hay espacio para reclamar.
Cuando hacemos una promesa nos comprometemos en dos dominios: sinceridad y competencia.
La desconfianza surge del juicio que hacemos de que, quien promete carece de sinceridad y/o de
competencia y por ende, no podemos asegurar su cumplimiento.
Siempre somos responsables de nuestros compromisos sociales implícitos en nuestros actos
lingüísticos.
Las organizaciones son estructuras para la coordinación social de la acción, generadas en
relaciones que se basan en solicitudes y promesas. Mientras la gente viva y trabaje junta
coordinará sus acciones a través de solicitudes y promesas.
Resumiendo:
Cuando hago una afirmación me comprometo a la “veracidad” de lo que afirmo (a no mentir).
Cuando hago una declaración, me comprometo a la validez (tener el poder para hacerlo) y a
actuar según lo declarado.
Cuando hago una promesa me comprometo a la sinceridad de la promesa involucrada y cuando
me comprometo a cumplir una promesa, me estoy comprometiendo también a tener la
competencia para cumplir con las condiciones de satisfacción estipuladas.
4. El enjuiciar. Los juicios
“La preferencia forja lo relevante” 3
Si tomamos por ejemplo, las siguientes proposiciones:
- “IBM es la compañía de mayor prestigio en la industria de la computación”
- “Isabel es una secretaria muy eficiente”
- “Carolina es incompetente para dirigir reuniones”
3 Del Libro “Brevedades” de Rubén León Makinistian, Rosario, 1996
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