10.05.2013 Views

En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...

En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...

En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

101<br />

mundo son poca cosa y qué poca importancia tenía que se realizasen o no; sin embargo, ahora nos<br />

preocupamos como si fuesen cosas importantes. De pequeños, ¡<strong>con</strong> qué afán juntábamos pedacitos <strong>de</strong><br />

tejas, <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra, <strong>de</strong> barro, para hacer casas y pequeños edificios! Y si alguien nos los <strong>de</strong>shacía, nos<br />

llevábamos un gran disgusto y llorábamos; pero ahora vemos que todo aquello no éra nada. Lo mismo<br />

nos suce<strong>de</strong>rá un día en el cielo, y veremos que todo lo que tanta importancia tenía para nosotros en el<br />

mundo, eran sólo niñerías.Con esto no quiero <strong>de</strong>cir que se <strong>de</strong>scui<strong>de</strong>n esas pequeñeces y bagate<strong><strong>la</strong>s</strong>, pues<br />

Dios nos <strong><strong>la</strong>s</strong> <strong>con</strong>fía para ejercitarnos; pero sí digo que no hay que tomar<strong><strong>la</strong>s</strong> <strong>con</strong> <strong>de</strong>masiado calor ni ardor.<br />

Hagámonos como niños, puesto que lo somos; pero sin pasarnos al otro extremo. Y si alguien nos estropea<br />

nuestras casitas y nuestros p<strong>la</strong>necitos, no nos agitemos por ello. Al caer <strong>la</strong> tar<strong>de</strong> en <strong>la</strong> que<br />

tendremos que ponernos bajo cubierto-hablo <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte-, <strong>de</strong> nada nos valdrán esas casitas; entonces<br />

tendremos que refugiarnos en <strong>la</strong> casa <strong>de</strong> nuestro Padre».<br />

La inquietud estropea nuestros asuntos y también es muy perjudicial para nuestra piedad. «Guardaos <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>sasosiego, que es <strong>la</strong> peste <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>de</strong>voción», afirma san <strong>Francisco</strong> <strong>de</strong> <strong>Sales</strong>. ¡Con qué realismo <strong>de</strong>nuncia<br />

los males que trae esa ca<strong>la</strong>midad!<br />

«La inquietud que tenéis en <strong>la</strong> oración y que va unida a un gran <strong>de</strong>sasosiego por en<strong>con</strong>trar algo que os<br />

pueda calmar y satisfacer vuestro espíritu, basta para impediros en<strong>con</strong>trar lo que buscáis. Se pasará cien<br />

veces <strong>la</strong> mano y <strong>la</strong> mirada sobre una cosa y no se verá nada si se busca <strong>con</strong> excesivo ardor.De este vano e<br />

inútil apresuramiento no podréis sacar más que cansancio <strong>de</strong> espíritu y como <strong>con</strong>secuencia, esa frialdad y<br />

ese entorpecimiento <strong>de</strong>l alma. No sé qué remedios necesitaríais, pero creo que, si <strong>con</strong>siguieseis libraros<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>sasosiego, ganaríais mucho; porque es uno <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s obstáculos para <strong>la</strong> <strong>de</strong>voción y <strong>la</strong> verda<strong>de</strong>ra<br />

virtud. Nos hace creer que nos impulsa hacia el bien, pero en realidad nos <strong>de</strong>sanima; que nos hace<br />

correr, pero es sólo para que tropecemos. Por eso tenemos que guardarnos <strong>de</strong> él siempre, pero sobre todo<br />

en <strong>la</strong> oración».<br />

También hemos <strong>de</strong> poner empeño en <strong>de</strong>sterrar <strong><strong>la</strong>s</strong> prisas en nuestro esfuerzo <strong>de</strong> santificación. El<br />

aborrecimiento sereno y tranquilo <strong>de</strong> nuestros <strong>de</strong>fectos nos permitirá irlos atenuando: «Aborrezcamos<br />

nuestros <strong>de</strong>fectos, pero serena y tranqui<strong>la</strong>mente, sin <strong>de</strong>specho ni turbación; ciertamente, necesitamos<br />

ejercitar nuestra paciencia para verlos, y sacar el provecho <strong>de</strong> un santo rebajamiento <strong>de</strong> nosotros mismos.<br />

De no hacerlo así, hija mía, vuestras imperfecciones, que tan sutilmente veis, os turbarán <strong>de</strong> modo aún<br />

más sutil, <strong>con</strong> lo cual siguen ahí, pues no hay nada que más alimente nuestros <strong>de</strong>fectos que <strong>la</strong> inquietud y<br />

el afán ansioso por librarnos <strong>de</strong> ellos».<br />

A<strong>de</strong>más, no <strong>con</strong>seguiremos en un día, ni mediante violentos esfuerzos, esa perfección a <strong>la</strong> que <strong>de</strong>bemos<br />

aspirar.<br />

«No veréis que <strong><strong>la</strong>s</strong> viñas se po<strong>de</strong>n a fuerza <strong>de</strong> hachazos, sino lentamente, <strong>con</strong> <strong>la</strong> podadora y sarmiento tras<br />

sarmiento. Yo vi una escultura en <strong>la</strong> que el artista había trabajado durante diez años hasta <strong>de</strong>jar<strong>la</strong> perfecta,<br />

y <strong>con</strong> el cincel y el buril poco a poco le iba quitando todo lo que estorbaba a <strong>la</strong> justa proporción. Es<br />

imposible que en un día lleguéis a don<strong>de</strong> aspiráis; hoy <strong>con</strong>sigo esto, mañana algo más y paso a paso nos<br />

haremos dueños <strong>de</strong> nosotros mismos, lo que no será pequeña <strong>con</strong>quista.<br />

Os suplico que perseveréis <strong>con</strong> <strong>con</strong>fianza y sinceridad en este santo empeño. De él <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> vuestro<br />

<strong>con</strong>suelo a <strong>la</strong> hora <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte, <strong>la</strong> dulzura en esta vida presente y <strong>la</strong> seguridad <strong>de</strong> <strong>la</strong> futura. Sé que <strong>la</strong><br />

empresa es gran<strong>de</strong>, pero mayor será <strong>la</strong> recompensa».<br />

También hemos <strong>de</strong> esforzarnos por mo<strong>de</strong>rar nuestros <strong>de</strong>seos. ¿Quién no ha experimentado en los<br />

comienzos <strong>de</strong> una vida <strong>de</strong> fervor el <strong>de</strong>seo inquieto y ansioso <strong>de</strong> <strong>la</strong> perfección, <strong>con</strong>tra el cual san <strong>Francisco</strong><br />

<strong>de</strong> <strong>Sales</strong> ponía en guardia a santa Juana <strong>de</strong> Chantal?<br />

«El pájaro que está asido a una rama so<strong>la</strong>mente siente su falta <strong>de</strong> libertad cuando quiere vo<strong>la</strong>r, y lo mismo<br />

cuando todavía no tiene a<strong><strong>la</strong>s</strong>: sólo ve su impotencia cuando intenta vo<strong>la</strong>r. Mi querida hija, puesto que<br />

todavía no tenéis a<strong><strong>la</strong>s</strong> y vuestra impotencia es una barrera para vuestros esfuerzos, el mejor remedio es no<br />

<strong>de</strong>batiros, no apresuraros por querer vo<strong>la</strong>r. Esperad <strong>con</strong> paciencia a tener a<strong><strong>la</strong>s</strong> para vo<strong>la</strong>r como <strong><strong>la</strong>s</strong><br />

palomas».<br />

El obispo, que tiene un <strong>con</strong>ocimiento exacto <strong>de</strong>l alma <strong>de</strong> <strong>la</strong> baronesa, le hace compren<strong>de</strong>r que <strong>la</strong> razón <strong>de</strong>l<br />

malestar interior que experimenta es su prisa por llegar a <strong>la</strong> perfección.<br />

«Mucho me temo que tengáis <strong>de</strong>masiado ardor para llegar a <strong>la</strong> meta, que os apresuréis y multipliquéis los<br />

<strong>de</strong>seos <strong>con</strong> <strong>de</strong>masiada viveza. Veis <strong>la</strong> belleza <strong>de</strong> <strong><strong>la</strong>s</strong> luces, <strong>la</strong> dulzura <strong>de</strong> <strong><strong>la</strong>s</strong> resoluciones, y os parece que<br />

ya casi <strong><strong>la</strong>s</strong> tenéis; y ver el bien tan <strong>de</strong> cerca os suscita un apetito <strong>de</strong>smesurado que os empuja y os hace<br />

101

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!