10.05.2013 Views

En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...

En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...

En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

para el progreso en este amor celestial. Me doy cuenta <strong>de</strong> que nunca os envía nuestro Señor profundas<br />

inspiraciones sobre <strong>la</strong> pureza y perfección <strong>de</strong> vuestro corazón, sin que me <strong><strong>la</strong>s</strong> envíe a mí también, para<br />

que <strong>con</strong>ozcamos que a un solo corazón le basta una so<strong>la</strong> inspiración sobre una misma cosa; y así, por una<br />

única inspiración, <strong>la</strong> Provi<strong>de</strong>ncia nos indica que <strong>de</strong>bemos ser una misma alma para trabajar en <strong>la</strong> misma<br />

obra y por <strong>la</strong> pureza <strong>de</strong> nuestra perfección».Y en su agra<strong>de</strong>cimiento, el obispo exc<strong>la</strong>ma: «¡Que Dios<br />

nuestro salvador sea el todo para nosotros! Nuestro único corazón en Él y por Él es indivisible. ¡Ojalá<br />

viva siempre para su santo amor!».<br />

Esta amistad, tan evi<strong>de</strong>ntemente sobrenatural y santa, es al mismo tiempo profundamente humana. San<br />

<strong>Francisco</strong> <strong>de</strong> <strong>Sales</strong> no piensa en mortificar su <strong>de</strong>seo cuando recibe carta <strong>de</strong> <strong>la</strong> Sra. <strong>de</strong> Chantal:<br />

«Os <strong>con</strong>testo dos pa<strong>la</strong>bras, le dice en una ocasión, sin haber releído vuestras cartas, que leo siempre <strong>con</strong><br />

tanto gusto <strong>la</strong> primera vez, que sólo me queda como un gran <strong>con</strong>suelo, pero apenas sé lo que he leído».<br />

Y al hacer el elogio <strong>de</strong> su prima, <strong>la</strong> Sra. <strong>de</strong> Charmoisy, dice: es «un alma buena, admirable por su<br />

serenidad, que nunca se apresura. No me había hab<strong>la</strong>do <strong>de</strong> su alma hasta hace unos días».<br />

Y al releer lo que ha escrito, aña<strong>de</strong> a pie <strong>de</strong> página:<br />

«No digo esto para a<strong>la</strong>bar<strong>la</strong>, pues me gusta que me escriban y <strong>con</strong> frecuencia; y prefiero un poco <strong>de</strong> afán<br />

antes que no recibir ninguna carta en tres o cuatro meses. Ac<strong>la</strong>ro esto para que vos, temiendo parecer<br />

apresurada, no <strong>de</strong>jéis <strong>de</strong> escribirme lo más a menudo que podáis. Hacedlo, hija mía, escribidme siempre».<br />

Pero el obispo, que no dispone ni <strong>de</strong> una hora par él, - no pue<strong>de</strong> escribir a <strong>la</strong> baronesa <strong>con</strong> tranquilidad y<br />

siempre que quisiera. Y <strong>la</strong> exhorta amablemente a practicar <strong>con</strong> él <strong>la</strong> santa indiferencia.<br />

«Decidme, hija mía, ¿no me es penoso también a mí, no po<strong>de</strong>ros escribir más que como a hurtadil<strong><strong>la</strong>s</strong>? Por<br />

eso necesitamos tener el mayor espíritu <strong>de</strong> santa libertad e indiferencia; es bueno para todo, incluso para<br />

que un padre tan cariñoso como yo y una hija como sois vos, estén seis o siete semanas sin recibir<br />

noticias uno <strong>de</strong>l otro».<br />

Con ese don <strong>de</strong> simpatía y esa exquisita caridad, el obispo sabe re<strong>con</strong>fortar perfectamente en <strong><strong>la</strong>s</strong><br />

tribu<strong>la</strong>ciones:<br />

«Estoy muy <strong>con</strong>movido al saber que no carecéis <strong>de</strong> diversas amarguras interiores... Tengo un corazón <strong>de</strong><br />

padre, pero tiene también algo <strong>de</strong> corazón <strong>de</strong> madre. Me interesa vuestro a<strong>de</strong><strong>la</strong>nto en <strong>la</strong> piedad sólida,<br />

pero ese avance siempre lleva<strong>con</strong>sigo dificulta<strong>de</strong>s; son necesarias para ejercitaros en <strong>la</strong> escue<strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> cruz,<br />

que es <strong>la</strong> única que pue<strong>de</strong> perfeccionar nuestras almas. Pero no puedo <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> sentir ternuras maternales,<br />

que me hacen <strong>de</strong>sear los <strong>con</strong>suelos para mis hijos. Sed valiente, queridísima hija. No suce<strong>de</strong> lo mismo en<br />

los rosales espirituales que en los corporales. Pues en éstos, <strong><strong>la</strong>s</strong> espinas duran y <strong><strong>la</strong>s</strong> rosas pasan; en<br />

aquéllos, <strong><strong>la</strong>s</strong> espinas pasarán y perdurarán <strong><strong>la</strong>s</strong> rosas».<br />

¡Con qué dulzura sabe sostener y serenar a quienes invita a aceptar <strong>la</strong> cruz <strong>con</strong> toda su alma!<br />

«Ciertamente, <strong>la</strong> humildad, <strong>la</strong> paciencia, el amor <strong>de</strong> Aquél que nos envía <strong>la</strong> cruz, merecen que <strong>la</strong><br />

recibamos sin quejas; pero, mirad, querida hija, es diferente expresar un dolor que quejarse <strong>de</strong> él. Por<br />

tanto, se pue<strong>de</strong> hab<strong>la</strong>r <strong>de</strong> él, y a veces es obligación hacerlo, como hay obligación <strong>de</strong> remediarlo; pero,<br />

hay que hacerlo <strong>con</strong> paz, sin exagerarlo <strong>con</strong> pa<strong>la</strong>bras ni quejas. Es lo que dice <strong>la</strong> Madre Teresa; porque<br />

quejarse no es reve<strong>la</strong>r el mal, sino hacerlo <strong>con</strong> <strong>la</strong>mentaciones, gemidos y señales <strong>de</strong> mucha aflicción.<br />

Expresadlo, pues, <strong>con</strong> sencillez y verdad, sin escrúpulo alguno; pero <strong>de</strong> tal forma que no <strong>de</strong>is <strong>la</strong> sensación<br />

<strong>de</strong> que lo rechazáis, pues hay que aceptarlo <strong>de</strong> buena gana.<br />

¡Con qué afecto y <strong>con</strong> qué ingeniosos argumentos mo<strong>de</strong>ra el celo excesivo <strong>de</strong> una <strong>de</strong> sus Hijas que se da<br />

sin límites!<br />

«Me han advertido que os estáis agotando <strong>de</strong> tanto trabajar, que no os <strong>de</strong>svestís durante varias noches<br />

seguidas, que no coméis apenas, que hacéis los oficios más penosos <strong>de</strong> <strong>la</strong> enfermería y enseguida corréis<br />

al coro para acompañar el canto. Hija mía, hija mía, yo no quiero que seáis tan valiente porque, ¿os<br />

figuráis lo que me diría nuestra Madre si en su ausencia le sucediese algo malo a nuestra amadísima<br />

Juana Carlota? Seguro que me repren<strong>de</strong>ría como a un padre poco vigi<strong>la</strong>nte <strong>con</strong> su queridísima hija.Haced<br />

caso a vuestro pobre padre: <strong>de</strong>scansad, <strong>de</strong>scansad y comed suficientemente; <strong>de</strong>jad trabajo amorosamente<br />

a <strong><strong>la</strong>s</strong> otras, y no queráis llevaros todas <strong><strong>la</strong>s</strong> coronas, también querrá alguna el querido prójimo. El fervor<br />

<strong>de</strong>l santo amor que os impulsa a querer hacerlo todo, también os <strong>de</strong>be frenar, <strong>de</strong>jando hacer a <strong><strong>la</strong>s</strong> otras<br />

algo para su <strong>con</strong>suelo».<br />

¿Creéis que <strong>la</strong> Hna. <strong>de</strong> Blonay se sentiría ofendida por el siguiente «elogio» que le hace el Santo?<br />

74

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!