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En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...

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abandono filial en Dios, a los que le impulsaba su alma. Este optimismo, esta gozosa <strong>con</strong>fianza,<br />

iluminarán más tar<strong>de</strong> su dirección espiritual.<br />

<strong>En</strong> el verano <strong>de</strong> 1588 <strong>Francisco</strong> ya estaba <strong>de</strong> vuelta en <strong>Sales</strong>. Pero permaneció allí poco tiempo. Su padre,<br />

que quería para él una formación amplia y sólida, le envió a Padua, cuya Universidad era tan ilustre como<br />

<strong>la</strong> <strong>de</strong> París. <strong>En</strong> Padua estudió sobre todo Derecho y profundizó sus <strong>con</strong>ocimientos teológicos. Tras una<br />

bril<strong>la</strong>nte <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> su tesis, que le valió el título <strong>de</strong> doctor «en Derecho civil y canónico», emprendió el<br />

camino <strong>de</strong> vuelta, y, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> visitar Venecia, Loreto y Roma, regresó a Saboya.<br />

¡Qué hermosos sueños <strong>de</strong> futuro se había forjado el Sr. <strong>de</strong> Boisy para su hijo mayor, <strong>de</strong> quien se sentía<br />

tan orgulloso! Le regaló una propiedad, cuyo nombre llevaría <strong>Francisco</strong>: se le l<strong>la</strong>mará <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces Sr.<br />

<strong>de</strong> Vil<strong>la</strong>roget; le envió a Chambery, y allí fue recibido como «abogado <strong>de</strong>l soberano Senado»; le presentó<br />

a una familia <strong>de</strong> <strong>la</strong> alta nobleza, cuya hija sería para él una perfecta esposa...Bruscamente se<br />

<strong>de</strong>svanecieron esos sueños. <strong>Francisco</strong>, tras haber vaci<strong>la</strong>do durante un tiempo por temor <strong>de</strong> <strong>con</strong>trariar<br />

excesivamente a su padre, le comunicó que estaba resuelto a <strong>con</strong>sagrar su vida a Dios y sería sacerdote.<br />

Sucedió por entonces algo que ayudó al Sr. <strong>de</strong> Boisy, por otra parte profundamente cristiano, a aprobar <strong>la</strong><br />

<strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> su hijo: el <strong>de</strong>án <strong>de</strong>l cabildo <strong>de</strong> <strong>la</strong> catedral había muerto, y Monseñor <strong>de</strong> Granier, obispo <strong>de</strong><br />

Ginebra, había dado los pasos necesarios para lograr que Roma otorgara el cargo vacante al Sr. <strong>de</strong><br />

Vil<strong>la</strong>roget. ¡Cómo no iba a sentirse ha<strong>la</strong>gado el Sr. <strong>de</strong> Boisy por esta <strong>de</strong>sig nación que <strong>con</strong>vertía a su hijo<br />

en el primer personaje eclesiástico <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l obispo! <strong>Francisco</strong> <strong>de</strong> <strong>Sales</strong> fue or<strong>de</strong>nado sacerdote el 18<br />

<strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1593. Muy pronto se le presentó una vasta empresa, difícil y audaz: <strong>la</strong> evangelización <strong>de</strong>l<br />

Chab<strong>la</strong>is. Esta región, perteneciente a <strong>la</strong> diócesis <strong>de</strong> Ginebra y que se extendía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el <strong>la</strong>go Léman a los<br />

montes <strong>de</strong> Faucigny, se había pasado al calvinismo hacía sesenta años y seguía tenazmente adicta al<br />

mismo. Los calvinistas ocuparon Ginebra en 1534 y expulsaron al obispo <strong>de</strong> su se<strong>de</strong> episcopal. Des<strong>de</strong><br />

entonces, los obispos <strong>de</strong> Ginebra establecieron su resi<strong>de</strong>ncia en Annecy, aunque <strong>con</strong>servaban el título <strong>de</strong><br />

Príncipe-Obispo <strong>de</strong> Ginebra, como sus pre<strong>de</strong>cesores, que, antes <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma, ejercían jurisdicción<br />

espiritual y temporal en <strong>la</strong> diócesis.<br />

Esta empresa, en <strong>la</strong> que el duque <strong>de</strong> Sahoya estaba muy interesado, se <strong>la</strong> propuso Mons. Granier al <strong>de</strong>án,<br />

que <strong>la</strong> aceptó <strong>con</strong> prontitud. No hay más remedio que admirar sin reservas el heroísmo <strong>de</strong>l misionero,<br />

durante los cuatro años que pasó en el Chab<strong>la</strong>is. Ni <strong>la</strong> obstinación <strong>de</strong> los protestantes, que se negaban a<br />

escuchar su pa<strong>la</strong>bra, ni los rigurosos fríos <strong>de</strong>l invierno, ni los atentados que estuvieron a punto <strong>de</strong> costarle<br />

<strong>la</strong> vida, ni <strong><strong>la</strong>s</strong> dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> toda c<strong><strong>la</strong>s</strong>e -llegaron a prohibir que fueran a escuchar al «papista»-, que<br />

intentaban paralizar su acción, lograron hacerle <strong>de</strong>sistir <strong>de</strong> su empeño.<br />

Como los habitantes <strong>de</strong> Thonon no venían a escuchar sus sermones, <strong>de</strong>cidió ponerlos por escrito; y todas<br />

<strong><strong>la</strong>s</strong> semanas, durante casi dos años, hizo distribuir por <strong><strong>la</strong>s</strong> casas <strong>de</strong>l pequeño pueblo sus instrucciones<br />

sobre <strong>la</strong> doctrina cristiana. Esas hojas, que se en<strong>con</strong>traron sesenta años más tar<strong>de</strong> en los archivos <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

casa <strong>de</strong> <strong>Sales</strong>, fueron reunidas y publicadas en un compendio titu<strong>la</strong>do «Las Controversias» o<br />

«Meditaciones sobre <strong>la</strong> Iglesia». Su argumentación precisa y exacta, presentada en un estilo sobrio y ágil,<br />

obliga a reflexionar, espeja <strong><strong>la</strong>s</strong> dudas y prepara a <strong>la</strong> adhesión. Roturar el campo costó mucho tiempo, pero<br />

<strong>la</strong> cosecha fue magnífica: a finales <strong>de</strong> 1598 todo el Chab<strong>la</strong>is había vuelto a <strong>la</strong> fe <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia Romana.Mientras<br />

tanto, Mons. <strong>de</strong> Granier había solicitado al Soberano Pontífice que nombrara al <strong>de</strong>án su<br />

coadjutor. Y <strong>Francisco</strong>, pese a su resistencia al honor <strong>de</strong>l episcopado, acabó aceptando, no queriendo<br />

oponerse a <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong> Dios que así se le manifestaba. Y en los últimos meses <strong>de</strong>l año 1598 marchó a<br />

Roma a buscar <strong><strong>la</strong>s</strong> bu<strong><strong>la</strong>s</strong> o documentos que lo acreditaban como obispo coadjutor <strong>de</strong> Ginebra.<br />

Recién vuelto a Saboya, <strong>Francisco</strong> se vio obligado a tras<strong>la</strong>darse a París <strong>con</strong> una misión <strong>de</strong>licada que le<br />

había encomendado Mons. <strong>de</strong> Granier: obtener <strong>de</strong> <strong>En</strong>rique IV que <strong><strong>la</strong>s</strong> parroquias católicas <strong>de</strong>l país <strong>de</strong> Gex<br />

(entre el <strong>la</strong>go Léman y el Franco-Condado), retenidas por los protestantes, fueran <strong>de</strong>vueltas a los<br />

católicos. El asunto supuso mucho tiempo, y obligó a <strong>Francisco</strong> a prolongar su estancia en <strong>la</strong> capital,<br />

don<strong>de</strong> estuvo en <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> <strong>la</strong> sociedad más distinguida. Allí frecuentó especialmente el círculo <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

Sra. Acarie, cuya discreción y profunda piedad admiraba. Y, sobre todo, predicó. Predicó <strong>la</strong> cuaresma en<br />

<strong>la</strong> «Capil<strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> reina» en el Louvre; predicó en Fontainebleau ante <strong>En</strong>rique IV; predicó en numerosas<br />

iglesias y capil<strong><strong>la</strong>s</strong>, don<strong>de</strong> multitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> fieles acudieron <strong>con</strong> interés a escucharle.<br />

<strong>En</strong> sus predicaciones empleaba un lenguaje sencillo, agradable, fácilmente accesible a todos. Ya <strong>con</strong><br />

ocasión <strong>de</strong> sus primeros sermones, en Annecy, su padre le había hecho este reproche: «Deán, predicas<br />

<strong>de</strong>masiado a menudo; oigo tocar al sermón, incluso en días <strong>de</strong> trabajo, y siempre me dicen que es el <strong>de</strong>án.<br />

<strong>En</strong> mis tiempos no era así; los predicadores escaseaban, pero ¡había que ver qué predicaciones! Bien lo<br />

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