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En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...

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La Madre Favre tenía razón al ser intransigente en este punto:<br />

«Hacéis bien, querida hija, en no permitir cortapisas ni <strong>con</strong>diciones; porque si se admitiera a personas <strong>de</strong><br />

esta c<strong><strong>la</strong>s</strong>e, pronto <strong>la</strong> Congregación se llenaría <strong>de</strong>l más sutil y por tanto más peligroso amor propio que<br />

pue<strong>de</strong> haber. Una pondría como <strong>con</strong>dición comulgar todos los días; otra, oír tres misas; otra, hacer cuatro<br />

horas <strong>de</strong> oración, y otra, servir siempre a los enfermos, y así, cada una seguiría su capricho o su<br />

presunción en vez <strong>de</strong> seguir a nuestro Señor crucificado. Las que entran <strong>de</strong>ben saber que <strong>la</strong> Congregación<br />

está so<strong>la</strong>mente para servir <strong>de</strong> escue<strong>la</strong> y <strong>de</strong> guía hacia <strong>la</strong> perfección y que a el<strong>la</strong> encaminará a todas <strong><strong>la</strong>s</strong> jóvenes<br />

por los medios más <strong>con</strong>vénientes, que serán los que no escojan. `El que se gobierna a sí mismo,<br />

dice san Bernardo, tiene a un loco por gobernante'... Que esa joven viva en paz poniéndose en brazos <strong>de</strong><br />

su Madre, que <strong>la</strong> ayudará y <strong>la</strong> <strong>con</strong>ducirá por el buen camino».<br />

¡Qué difícil y qué poco frecuente es mantenerse en el perfecto <strong>de</strong>sprendimiento!<br />

«Me asombran esas Hermanas que se apegan tanto a sus cargos; ¡qué pena, mi queridísima hija! Quien<br />

únicamente está apegado al Maestro le sirve siempre alegre y siempre igual en cualquier cargo... Y me<br />

asombra aún más esa otra Hermana que no está <strong>con</strong>tenta don<strong>de</strong> está. Los que están sanos, no tienen<br />

dificultad <strong>con</strong> el clima, pero hay quien no pue<strong>de</strong> vivir sino cambiando siempre <strong>de</strong> aires. ¿Cuándo llegará<br />

el momento en que sólo busquemos a Dios?».<br />

«Siento mucho que nuestra Hermana Juana María tenga el capricho <strong>de</strong> cambiar <strong>de</strong> Casa. ¿Cuándo llegará<br />

el día en que nada queramos sino que <strong>de</strong>jemos el cuidado <strong>de</strong> todo lo que necesitemos a quien<br />

correspon<strong>de</strong>? Pero no hay remedio: <strong>la</strong> propia voluntad está frenada por <strong>la</strong> obediencia, y sin embargo no se<br />

le pue<strong>de</strong> impedir que proteste y que tenga caprichos; hay que soportar esa <strong>de</strong>bilidad. Pasará mucho<br />

tiempo antes <strong>de</strong> que nos <strong>de</strong>spojemos completamente <strong>de</strong> nosotros mismos y <strong>de</strong> nuestro pretendido <strong>de</strong>recho<br />

a juzgar lo que nos <strong>con</strong>viene y a <strong>de</strong>searlo. ¡Cuánto admiro al Niñito <strong>de</strong> Belén, que sabía tanto, que podía<br />

tanto y sin <strong>de</strong>cir pa<strong>la</strong>bra se <strong>de</strong>jaba manejar, fajar, sujetar y envolver como querían!».3<br />

<strong>En</strong> lo que a él respecta, vivía en paz. Veamos cómo acoge <strong>la</strong> recomendación que le hace <strong>la</strong> Sra. <strong>de</strong><br />

Chantal <strong>de</strong> mantenerse en <strong>la</strong> humildad:<br />

«¡Oh, mi querida hija! Qué alegría me disteis el día que me recomendasteis <strong>la</strong> santa humildad. Sabed que<br />

cuando el viento se encierra en nuestros valles, entre nuestras montañas, marchita <strong><strong>la</strong>s</strong> florecil<strong><strong>la</strong>s</strong> y arranca<br />

los árboles; así que yo, que estoy colocado en sitio muy elevado por mi cargo <strong>de</strong> obispo, estoy expuesto a<br />

muchas más molestias. ¡Oh Señor, salvadnos! Mandad a los vientos <strong>de</strong> <strong>la</strong> vanidad que se apacigüen y<br />

vendrá una gran calma».<br />

Nunca se aferraba a su modo <strong>de</strong> ver y <strong>con</strong> gusto posponía sus sentimientos para seguir los <strong>de</strong>l otro.«No<br />

creo saber tanto que no me sea muy fácil o, incluso extremadamente fácil, renunciar a mis i<strong>de</strong>as y seguir<br />

<strong><strong>la</strong>s</strong> <strong>de</strong> aquéllos que tienen motivos para saber mucho más que yo. Y no me estoy refiriendo so<strong>la</strong>mente a<br />

esa buena Madre" sino también a otra menos importante».<br />

La paz va inundando su alma en <strong>la</strong> medida <strong>de</strong> su abnegación. Leed <strong>la</strong> carta que escribe a <strong>la</strong> Madre Favre,<br />

superiora <strong>de</strong>l monasterio <strong>de</strong> <strong>la</strong> Visitación <strong>de</strong> Lyon, informándo<strong>la</strong> <strong>de</strong> qué está <strong>con</strong>forme y <strong>con</strong> una<br />

humildad sin igual, <strong>con</strong> el parecer <strong>de</strong> Monseñor <strong>de</strong> Marquemont, y que acepta que <strong>la</strong> Visitación, que él<br />

hubiera <strong>de</strong>seado se quedase en simple Congregación, mo<strong>de</strong>sta y sin c<strong>la</strong>usura, se <strong>con</strong>vierta en una Religión<br />

formal, o sea, una Or<strong>de</strong>n religiosa aureo<strong>la</strong>da por el venerable resp<strong>la</strong>ndor que <strong>con</strong>fieren <strong>la</strong> c<strong>la</strong>usura y los<br />

votos solemnes.<br />

«Lo importante es que he aceptado todo esto <strong>con</strong> una dulzura, una tranquilidad y una suavidad<br />

sin igual. Y no sólo mi voluntad, sino mi juicio ha aceptado <strong>con</strong> facilidad someterse y rendir el homenaje<br />

<strong>de</strong>bido a ese digno pre<strong>la</strong>do, porque ¿qué pretendo yo <strong>con</strong> todo esto sino que Dios sea glorificado y que su<br />

santo amor se difunda más abundantemente en los corazones <strong>de</strong> esas personas que se sienten felices <strong>de</strong><br />

haberse entregado enteramente a Él?Las Congregaciones y <strong><strong>la</strong>s</strong> ór<strong>de</strong>nes no son diferentes ante su divina<br />

Majestad y para el Señor los votos <strong>de</strong> unas tienen tanta fuerza como los <strong>de</strong> <strong><strong>la</strong>s</strong> otras. El nombre <strong>de</strong><br />

Congregación, al no ser tan importante ni tan honorífico, me gustaba más. Pero <strong>con</strong> gusto (ya veis, hija<br />

mía, que lo digo humil<strong>de</strong>mente) acepto que sea una Or<strong>de</strong>n religiosa, <strong>con</strong> tal <strong>de</strong> que sus Constituciones<br />

sean lo suficientemente flexibles como para po<strong>de</strong>r recibir en el<strong>la</strong> a personas débiles, para que <strong><strong>la</strong>s</strong> viudas<br />

encuentren allí un lugar <strong>de</strong> retiro y <strong><strong>la</strong>s</strong> mujeres <strong>de</strong>l mundo un refugio para avanzar en el servicio <strong>de</strong><br />

Dios».<br />

Si San <strong>Francisco</strong> <strong>de</strong> <strong>Sales</strong> goza así <strong>de</strong> <strong>la</strong> dulzura <strong>de</strong> <strong>la</strong> paz es porque jamás ha buscado otra cosa que <strong>la</strong><br />

gloria <strong>de</strong> Dios; y ésa es también <strong>la</strong> meta a <strong>la</strong> que quiere que todos tendamos. <strong>En</strong> ese sentido, escribe así:<br />

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