En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...
En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...
En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
do, goza <strong>con</strong> todo lo que a Él le hace gozar. Creedme, el bien que es verda<strong>de</strong>ro no teme disminuir por el<br />
aumento <strong>de</strong> otro bien verda<strong>de</strong>ro». ¡Qué hermosas pa<strong>la</strong>bras! Y ¡cómo nos elevan por encima <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
mezquina envidia, tan corriente en esta pobre humanidad! ¡Qué nobleza reve<strong>la</strong>n en ese gran corazón, todo<br />
penetrado <strong>de</strong>l más puro amor! Y ¡qué abandono en Dios...!<br />
«Sirvamos bien a Dios y no digamos: ¿qué comeremos?, ¿qué beberemos?; ¿<strong>de</strong> dón<strong>de</strong> vendrán <strong><strong>la</strong>s</strong><br />
Hermanas? Ese cuidado es cosa <strong>de</strong>l Dueño <strong>de</strong> <strong>la</strong> casa y <strong>la</strong> Señora se ocupará <strong>de</strong> amueb<strong>la</strong>r<strong>la</strong>; nuestras<br />
Casas son <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> su Santísima Madre».<br />
Siempre indulgente y atento hacia sus religiosas, da muestras <strong>de</strong> generosa humildad: «Disimulemos <strong>con</strong><br />
amor todas esas pequeñas mañas humanas, mi queridísima hija; inculcad todo lo que podáis a nuestras<br />
queridas Hermanas, a quienes saludo <strong>con</strong> toda el alma, el espíritu <strong>de</strong> una verda<strong>de</strong>ra y muy humil<strong>de</strong><br />
generosidad».<br />
Sin embargo, <strong>la</strong> malevolencia no se apacigua. Se sigue <strong>de</strong>spreciando a esa pobre Congregación, recién<br />
nacida, y que al <strong>con</strong>trario <strong>de</strong> <strong><strong>la</strong>s</strong> gran<strong>de</strong>s ór<strong>de</strong>nes religiosas, no tiene ni c<strong>la</strong>usura ni votos solemnes (sic)."<br />
Y el noviciado <strong>de</strong> <strong>la</strong> Visitación <strong>con</strong>tinúa vacío. San <strong>Francisco</strong> <strong>de</strong> <strong>Sales</strong> anima así a sus hijas:<br />
«Si esas buenas gentes <strong>de</strong>sprecian nuestro instituto porque les parece menor que el suyo, están obrando en<br />
<strong>con</strong>tra <strong>de</strong> <strong>la</strong> caridad, según <strong>la</strong> cual los fuertes no <strong>de</strong>sprecian a los débiles, ni los gran<strong>de</strong>s a los pequeños.<br />
Ciertamente, son más importantes que vosotras; pero, ¿acaso los serafines <strong>de</strong>sprecian a los ángeles? Y en<br />
el cielo, don<strong>de</strong> está el mo<strong>de</strong>lo que <strong>de</strong>bemos seguir, ¿los gran<strong>de</strong>s santos <strong>de</strong>sprecian a los menores? <strong>En</strong><br />
última instancia, el que más ame será el más amado y el que haya amado más será más glorificado. Amad<br />
mucho a Dios y, por su amor, a todas <strong><strong>la</strong>s</strong> criaturas, sobre todo a <strong><strong>la</strong>s</strong> que os <strong>de</strong>sprecien, y no os<br />
entristezcáis por ello» ¿Por qué se iban a apenar <strong><strong>la</strong>s</strong> Hermanas? Les basta <strong>con</strong> permanecer humil<strong>de</strong>s y<br />
<strong>con</strong>fiadas en Dios.«Ejercitaos en <strong>la</strong> humildad, en <strong>la</strong> <strong>de</strong>bilidad; <strong>de</strong>jad que digan y hagan. Si Dios no edifica<br />
<strong>la</strong> casa, en vano trabajarán los que <strong>la</strong> <strong>con</strong>struyen; y si Dios <strong>la</strong> edifica, en vano trabajarán los que quieran<br />
<strong>de</strong>rruir<strong>la</strong>. Dios sabe cuándo y <strong>con</strong> qué almas pob<strong>la</strong>rá ese monasterio».<br />
Él mismo <strong>con</strong>servaba siempre en todas sus dificulta<strong>de</strong>s una total <strong>con</strong>fianza en <strong>la</strong> Provi<strong>de</strong>ncia.<br />
«El monasterio <strong>de</strong> Nevers irá bien una vez que se apacigüen todas esas borrascas. No hay que<br />
preocuparse <strong>de</strong> si éstas o aquél<strong><strong>la</strong>s</strong> entrarán en él. Dios, que ha p<strong>la</strong>ntado este arbusto, sabe bien cuáles son<br />
los pájaros que cantarán en él sus a<strong>la</strong>banzas».<br />
La santa indiferencia, que es, por tanto, <strong>la</strong> disposición habitual <strong>de</strong>l alma así abandonada, supone, en el<br />
renunciamiento y olvido <strong>de</strong> sí misma, una generosidad que pue<strong>de</strong> llegar hasta el heroísmo.<br />
«Queréis una cruz, pero queréis elegir<strong>la</strong> vos misma; que sea corriente, material y <strong>de</strong> esta manera o <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
otra. ¿Qué es eso, hija mía? No, no. Yo <strong>de</strong>seo que vuestra cruz y <strong>la</strong> mía sean enteramente <strong>la</strong> Cruz <strong>de</strong><br />
Jesucristo, en cuanto a su imposición y elección. Dios sabe lo que hace y por qué lo hace; sin duda, para<br />
nuestro bien... Y cuanto más <strong>de</strong> Dios sea una Cruz más <strong>la</strong> <strong>de</strong>bemos amar».''<br />
La perfección <strong>de</strong> <strong>la</strong> sencillez nos hace adherirnos <strong>de</strong> tal manera a <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong> Dios que ya no <strong>de</strong>ja sitio<br />
a los <strong>de</strong>seos personales.<br />
«No digo que no me apene que tengáis fiebre, <strong>con</strong>fiaba el obispo a <strong>la</strong> Sra. <strong>de</strong> Chantal, pero no os<br />
preocupéis <strong>de</strong> mi pena, pues ya me <strong>con</strong>océis: yo sé sufrir sin sufrir todo lo que Dios disponga <strong>de</strong> vos o <strong>de</strong><br />
mí. No hay que replicar ni acobardarse. Confieso <strong>de</strong><strong>la</strong>nte <strong>de</strong>l cielo y <strong>de</strong> los ángeles que os quiero como a<br />
mí mismo, pero esto no me impi<strong>de</strong> <strong>la</strong> firme <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> aceptar plenamente <strong>la</strong> voluntad divina. Nosotros<br />
queremos servir a Dios en este mundo, en cualquier parte y <strong>con</strong> todo lo que somos. Si Él juzga mejor que<br />
estemos en este mundo o en el otro, vos o yo, o ambos, que se cump<strong>la</strong> su santa voluntad».<br />
Debemos <strong>de</strong>scansar en <strong>la</strong> divina Provi<strong>de</strong>ncia <strong>con</strong> gusto, <strong>con</strong> una <strong>con</strong>fiada serenidad.<br />
«Di<strong>la</strong>tad vuestro corazón, hacedle <strong>de</strong>scansar a menudo en los brazos <strong>de</strong> <strong>la</strong> divina Provi<strong>de</strong>ncia. Todo lo<br />
que nos suce<strong>de</strong>, menos el pecado, nos viene, sin duda, <strong>de</strong> <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong> Dios. Pero esta misma voluntad,<br />
que nos envía <strong><strong>la</strong>s</strong> enfermeda<strong>de</strong>s espirituales o corporales, quiere que también nos sirvamos <strong>de</strong> los<br />
remedios que el<strong>la</strong> nos da y que estemos dispuestos a recibir <strong>la</strong> curación o <strong>la</strong> <strong>con</strong>tinuación <strong>de</strong>l mal, como a<br />
Él mejor le p<strong>la</strong>zca. Debéis adorar <strong>con</strong> frecuencia a <strong>la</strong> Provi<strong>de</strong>ncia divina y en toda ocasión poneros en sus<br />
manos».''<br />
La razón es muy sencil<strong>la</strong>: ya no nos pertenecemos a nosotros mismos, sino que somos <strong>de</strong> Dios.<br />
«¡Dios mío!, mi queridísima hija, <strong>de</strong>bemos poner nuestra vida y cuanto somos a <strong>la</strong> total disposición <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
divina Provi<strong>de</strong>ncia; puesto que ya no nos pertenecemos, sino que somos <strong>de</strong> Aquél que para hacernos<br />
suyos ha querido, <strong>de</strong> forma tan amorosa, ser <strong>de</strong>l todo nuestro».<br />
48