10.05.2013 Views

En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...

En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...

En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

por encima <strong>de</strong> todo eso y que en medio <strong>de</strong> <strong><strong>la</strong>s</strong> riquezas esté sin el<strong><strong>la</strong>s</strong> y <strong><strong>la</strong>s</strong> domine. No, no pongáis vuestro<br />

espíritu, que es <strong>de</strong>l cielo, en los bienes <strong>de</strong> <strong>la</strong> tierra; que siempre sea superior a ellos, que esté por encima<br />

<strong>de</strong> ellos y no en ellos».'<br />

Indudablemente, <strong>de</strong>bemos cuidar los bienes que nos pertenecen, <strong>con</strong> una solicitud a <strong>la</strong> vez diligente y<br />

serena.<br />

«Los bienes que poseemos no son nuestros: Dios nos los ha dado para que los cultivemos y quiere que los<br />

hagamos fructíferos y útiles; por eso le agrada que nos ocupemos <strong>de</strong> ello. Pero nuestro cuidado ha <strong>de</strong> ser<br />

mayor y más exquisito que el que los mundanos tienen <strong>de</strong> sus riquezas, pues ellos se afanan sólo por<br />

amor <strong>de</strong> sí mismos, mientras que nosotros tenemos que trabajar por amor a Dios. Y como el amor <strong>de</strong> sí<br />

mismo es violento, turbulento y agitado, lo que se hace por él está lleno <strong>de</strong> turbación, disgustos e<br />

inquietud; como el amor a Dios es dulce, apacible y tranquilo, todo lo que se hace por él, incluso el<br />

cuidado <strong>de</strong><br />

los bienes <strong>de</strong>l mundo, es amable, dulce y agradable».<br />

Y ¿cómo saber que nuestro corazón no está apegado a <strong><strong>la</strong>s</strong> riquezas? Por el modo <strong>de</strong> aceptar el vernos<br />

privados <strong>de</strong> el<strong><strong>la</strong>s</strong>.<br />

«Si os veis empobrecida, mucho o poco, por alguna adversidad como, por ejemplo, a causa <strong>de</strong> tormentas,<br />

fuego, inundaciones, sequías, robos, pleitos, ¡oh!, entonces es el momento <strong>de</strong> practicar <strong>la</strong> pobreza,<br />

recibiendo <strong>con</strong> dulzura <strong>la</strong> disminución <strong>de</strong> recursos, adaptándose <strong>con</strong> paciencia y <strong>con</strong>stancia a ese<br />

empobrecimiento.Esaú se presentó a su padre <strong>con</strong> <strong><strong>la</strong>s</strong> manos cubiertas <strong>de</strong> vello y Jacoh hizo lo mismo;<br />

pero como el vello <strong>de</strong> <strong><strong>la</strong>s</strong> manos <strong>de</strong> Jacoh no estaba en su piel sino en los guantes, se lo podía quitar sin<br />

dañar<strong>la</strong> ni <strong>de</strong>spellejar<strong>la</strong>. Al <strong>con</strong>trario, el <strong>de</strong> <strong><strong>la</strong>s</strong> manos <strong>de</strong> Esaú estaba en su piel, que era velluda por<br />

naturaleza, y, si se lo hubieran querido arrancar, le habrían hecho mucho daño; hubiera gritado y se habría<br />

<strong>de</strong>fendido.<br />

Cuando tenemos mucho amor a nuestros bienes y <strong>la</strong> tempestad, los <strong>la</strong>drones o los abogados quisquillosos<br />

nos <strong>de</strong>spojan <strong>de</strong> algunos, ¡qué quejas, qué turbaciones, qué impaciencias! Pero si nuestros bienes los<br />

cuidamos <strong>de</strong>l modo que Dios quiere y no los llevamos en el corazón, al quedarnos sin ellos no<br />

per<strong>de</strong>remos el juicio ni <strong>la</strong> tranquilidad. Así pasa <strong>con</strong> <strong>la</strong> ropa <strong>de</strong>l hombre y <strong>la</strong> <strong>de</strong> los animales; éstos <strong>la</strong><br />

llevan pegada a su carne, mientras que el hombre <strong>la</strong> lleva encima, <strong>de</strong> modo<br />

que pue<strong>de</strong> ponérse<strong>la</strong> o quitárse<strong>la</strong> cuando quiere».<br />

El obispo <strong>de</strong> Ginebra soportaba <strong>con</strong> mucha paciencia este género <strong>de</strong> empobrecimiento. Daremos<br />

so<strong>la</strong>mente un ejemplo:<br />

«La princesa Cristina <strong>de</strong> Francia le había rega<strong>la</strong>do un anillo que tenía un bril<strong>la</strong>nte <strong>de</strong> gran precio. <strong>En</strong> sus<br />

visitas a caballo por <strong><strong>la</strong>s</strong> montañas <strong>de</strong> los Alpes, al quitarse el guante, se le salió <strong>la</strong> joya <strong>de</strong> su <strong>de</strong>do. Hasta<br />

<strong>la</strong> primera parada no se dio cuenta <strong>de</strong> que no tenía el anillo. <strong>En</strong> lugar <strong>de</strong> inquietarse, bendijo a Dios por<br />

dos razones: «<strong>la</strong> primera, para evitar el peligro <strong>de</strong> comp<strong>la</strong>cerse en una joya tan hermosa; <strong>la</strong> segunda,<br />

porque quizá <strong>la</strong> Provi<strong>de</strong>ncia haría que <strong>la</strong> en<strong>con</strong>trara alguna persona muy necesitada, que así podría pasar<br />

holgadamente el resto <strong>de</strong> sus días, <strong>con</strong> lo cual estaría mucho mejor empleada que en él».<br />

Siempre se había preocupado por <strong>con</strong>servar su corazón <strong>de</strong>spegado <strong>de</strong> <strong><strong>la</strong>s</strong> riquezas. Las rentas <strong>de</strong> su<br />

obispado estaban lejos <strong>de</strong> ser copiosas; y así se lo escribía a <strong>la</strong> Madre <strong>de</strong> Chantal el 28 <strong>de</strong> febrero 1620:<br />

«Confieso <strong>con</strong> toda verdad que no estoy muy sobrado <strong>de</strong> bienes; pero no tengo necesida<strong>de</strong>s, ni tampoco<br />

ocasión ni inclinación alguna por hacer algo indigno <strong>de</strong> mi <strong>con</strong>dición y profesión para procurármelos.<br />

Examino mi corazón muchas veces por miedo <strong>de</strong> que <strong>la</strong> vejez me vaya volviendo avaro; pero veo que,<br />

muy al <strong>con</strong>trario, <strong>la</strong> edad me va liberando <strong>de</strong> preocupaciones y aleja <strong>de</strong> mí toda tacañería, toda previsión<br />

mundana y <strong>de</strong>s<strong>con</strong>fianza <strong>de</strong> tener lo necesario».Con tal <strong>de</strong>sprendimiento, ¿cómo no iba a saborear el<br />

santo obispo <strong>la</strong> dulzura <strong>de</strong> <strong>la</strong> paz?<br />

92

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!