10.05.2013 Views

En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...

En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...

En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

peligrosa cuanto más atractiva. Nada es tan agradable a <strong>la</strong> divina Majestad como <strong>la</strong> perseverancia; y <strong><strong>la</strong>s</strong><br />

virtu<strong>de</strong>s pequeñas, como <strong>la</strong> hospitalidad, hacen más perfectos a los que en el<strong><strong>la</strong>s</strong> perseveran hasta el fin,<br />

que <strong><strong>la</strong>s</strong> gran<strong>de</strong>s, si sólo se practican <strong>de</strong> cuando en cuando y por variar. Estad, por tanto, tranqui<strong>la</strong> y <strong>de</strong>cid:<br />

¡cuántos caminos para ir al cielo!; benditos sean los que andan por ellos; pero ya que éste es el mío, lo<br />

recorreré <strong>con</strong> paz, sinceridad, sencillez y humildad. Sin duda, querida hija, <strong>la</strong> simplicidad <strong>de</strong>l corazón es<br />

el más excelente medio <strong>de</strong> perfección. Amadlo todo, a<strong>la</strong>badlo todo, pero no sigáis, no aspiréis sino a <strong>la</strong><br />

vocación <strong>de</strong> esta Provi<strong>de</strong>ncia celestial, y no tengáis sino un corazón dirigido a ello». «Marchad <strong>con</strong><br />

<strong>de</strong>cisión por el camino en que <strong>la</strong> Provi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Dios os ha puesto, sin mirar ni a <strong>de</strong>recha ni a izquierda,<br />

porque ése es el camino <strong>de</strong> <strong>la</strong> perfección para vos. Y esa satisfacción espiritual, aunque sea sin gusto, vale<br />

más que mil agradables <strong>con</strong>suelos».«¡Vamos, hija mía!, estamos en el buen camino. No miréis ni a<br />

<strong>de</strong>recha ni a izquierda, porque éste es el mejor para nosotros.No nos distraigamos en <strong>con</strong>si<strong>de</strong>rar <strong>la</strong><br />

hermosura <strong>de</strong> otras vías; salu<strong>de</strong>mos simplemente a quienes transitan por el<strong><strong>la</strong>s</strong> y digámosles <strong>con</strong> sencillez:<br />

que Dios nos guíe hasta en<strong>con</strong>trarnos en su morada».<br />

Cumplimiento <strong>de</strong> nuestros <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> estado<br />

La voluntad <strong>de</strong> Dios exige, en fin, que cump<strong>la</strong>mos <strong>con</strong> amorosa fi<strong>de</strong>lidad todos los <strong>de</strong>beres que comporta<br />

nuestro estado <strong>de</strong> vida, que por esa razón se les l<strong>la</strong>ma «<strong>de</strong>beres <strong>de</strong> estado». Santa Francisca era una mujer<br />

casada que vivía en Roma en el siglo XV. Estaba persuadida <strong>de</strong> que <strong>la</strong> santidad está en el camino que nos<br />

ofrece cada una <strong>de</strong> nuestras jornadas, en que los <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> nuestra vida cotidiana se presentan ante<br />

nosotros <strong>con</strong> <strong>de</strong>sigual atractivo.<br />

Un día, mientras rezaba «el Oficio <strong>de</strong> nuestra Señora, su marido <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mó para algún quehacer<br />

doméstico». Dejó <strong>la</strong> oración y acudió inmediatamente junto a su marido. Apenas vuelta a su rezo <strong>de</strong>l<br />

Oficio, <strong>la</strong> volvieron a l<strong>la</strong>mar; y así ha ta cuatro veces seguidas. Y cada vez, <strong>con</strong> <strong>la</strong> misma prontitud,<br />

<strong>de</strong>jaba <strong>la</strong> oración, <strong>con</strong>vencida <strong>de</strong> que sus <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> esposa y <strong>de</strong> ama <strong>de</strong> casa eran más importantes que<br />

un ejercicio piadoso. Y cuando al fin pudo ponerse en oración, el versículo «que tantas veces había<br />

<strong>de</strong>jado por obediencia y vuelto a tomar por <strong>de</strong>voción», lo en<strong>con</strong>tró «escrito en bel<strong><strong>la</strong>s</strong> letras <strong>de</strong> oro».<br />

Me diréis: ¡una piadosa leyenda! ¿Lo creéis así? Cuántas veces nos suce<strong>de</strong> tener que <strong>de</strong>jar nuestras<br />

ocupaciones: a veces, porque llega una visita cuando estamos sumidos en un trabajo que nos absorbe; en<br />

otras ocasiones, son los niños, una tarea doméstica, nuestra vida social o <strong><strong>la</strong>s</strong> múltiples molestias<br />

cotidianas <strong><strong>la</strong>s</strong> que interfieren en nuestra actividad y <strong>la</strong> interrumpen. Y cuando por <strong>la</strong> noche volvemos <strong>la</strong><br />

mirada hacia ese día tan fragmentado y vemos nuestros trabajos interrumpidos, nuestras ocupaciones<br />

abandonadas y nuestros proyectos echados por tierra, sentimos <strong>la</strong> tentación <strong>de</strong> entristecernos y<br />

<strong>la</strong>mentarnos <strong>de</strong>l vacío y pobreza <strong>de</strong> nuestra vida. Pero si <strong>con</strong>sintiésemos en admitir un sentido más exacto<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> realidad, ¿no nos daríamos cuenta <strong>de</strong> que todo eso es oro puro, porque <strong>con</strong> ello estamos cumpliendo<br />

nuestro <strong>de</strong>ber y, en <strong>de</strong>finitiva, <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong> Dios sobre nosotros?<br />

Nuestra vida será tanto más rica cuanto más estrecha sea nuestra unión <strong>con</strong> <strong>la</strong> voluntad divina. «Pensad a<br />

menudo que todo el valor <strong>de</strong> lo que hacemos está en <strong>la</strong> <strong>con</strong>formidad que tengamos <strong>con</strong> <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong><br />

Dios. Si yo como o bebo porque ésa es <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong> Dios, le soy más agradable que si sufriera <strong>la</strong> muerte<br />

sin tener esa intención».El amor que ponemos en nuestros actos es lo que les da diferente valor,<br />

cualesquiera que sean <strong><strong>la</strong>s</strong> tareas en que nos ocupemos:«Estas tareas pue<strong>de</strong>n ser, ciertamente, muy<br />

variadas, pero el amor <strong>con</strong> el que <strong><strong>la</strong>s</strong> tenemos que hacer es siempre el mismo. So<strong>la</strong>mente el amor es el<br />

que da diferente valor a nuestras acciones.<br />

El divino Salvador es el Hijo muy amado <strong>de</strong>l Padre cuando se humil<strong>la</strong> en el río Jordán, cuando es<br />

exaltado en <strong><strong>la</strong>s</strong> bodas <strong>de</strong> Caná, cuando aparece transfigurado en el monte Tabor y cuando está crucificado<br />

en el Calvario, porque en todas sus obras honra a su Padre <strong>con</strong> el mismo corazón, <strong>la</strong> misma sumisión y el<br />

mismo amor. Tratemos también nosotros <strong>de</strong> tener un amor exquisito y noble, que nos haga buscar<br />

únicamente lo que agrada a nuestro Señor, y Él hará que nuestras acciones sean gran<strong>de</strong>s y perfectas, por<br />

pequeñas y vulgares que puedan parecer».<br />

Afortunadamente, esto es así. Debajo <strong>de</strong> <strong>la</strong> pobre ganga que envuelve <strong>la</strong> mayor parte <strong>de</strong> nuestros actos, se<br />

<strong>de</strong>scubre el oro <strong>de</strong> «un amor exquisito y noble», que busca únicamente «agradar a nuestro Señor». Por<br />

16

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!