10.05.2013 Views

En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...

En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...

En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

pequeños disgustos y <strong>la</strong> tristeza que los produce. Sé muy bien que sois muy fiel en esto y que, si dais un<br />

mal paso, enseguida os levantáis <strong>con</strong> humildad, <strong>con</strong> dulzura y sin turbaros; así escomo <strong>de</strong>béis hacer,<br />

querida hija, para llegar a <strong>la</strong> perfecta santidad, que es lo que pretendéis».<br />

Dulzura en nuestras pruebas<br />

Por último, corremos un gran riesgo <strong>de</strong> no tener dulzura para <strong>con</strong> nosotros mismos en <strong><strong>la</strong>s</strong> pruebas que<br />

Dios nos envía. Si nos <strong>de</strong>scuidamos, <strong>con</strong> facilidad nos irritaremos por el fastidio <strong>de</strong> <strong>la</strong> enfermedad, por <strong>la</strong><br />

<strong>de</strong>so<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> <strong><strong>la</strong>s</strong> ari<strong>de</strong>ces espirituales, por los dardos <strong>de</strong> <strong>la</strong> maledicencia y <strong>de</strong> <strong>la</strong> calumnia. ¿La<br />

enfermedad? Quiere san <strong>Francisco</strong> <strong>de</strong> <strong>Sales</strong> que tengamos un cuidado razonable <strong>de</strong> nuestra salud. Escribe<br />

a <strong>la</strong> aba<strong>de</strong>sa <strong>de</strong> Puits d'Orbe: «Cuidad vuestra salud para que os sirva para servir a Dios».Y a <strong>la</strong> aba<strong>de</strong>sa<br />

<strong>de</strong> Port-Royal:«Dormid bien. Poco a poco volveréis a esas seis horas que <strong>de</strong>seáis. Comer poco, trabajar<br />

mucho, tener muchas preocupaciones y rehusarle al cuerpo el sueño es como querer que rinda mucho un<br />

caballo enf<strong>la</strong>quecido al que no se le da pienso».<br />

No pue<strong>de</strong> aprobar que uno se prive <strong>de</strong> dormir: «Empiezo por vuestras horas <strong>de</strong> acostaros y levantaros.<br />

¿Por qué hacéis eso, hija mía?, le escribe a <strong>la</strong> Sra. <strong>de</strong> Chantal. No hay que agobiar el espíritu a fuerza <strong>de</strong><br />

castigar el cuerpo; san <strong>Francisco</strong> se lo <strong>de</strong>cía a sus discípulos. Yo lo hago, es cierto, pero es por pura<br />

necesidad; cuando no es así, duermo muy bien, todo lo que me es necesario y quiero que vos hagáis lo<br />

mismo. La presente carta <strong>la</strong> escribí a media noche, pero hacía tiempo que no trasnochaba tanto. No hay<br />

que fatigarse <strong>de</strong> esa manera por poca cosa, sobre todo siendo mujer, pues luego uno no vale nada a lo<br />

<strong>la</strong>rgo <strong>de</strong>l día».<br />

Tampoco quería oír que se <strong>de</strong>scuidara un catarro:<br />

«Estáis muy acatarrada, queridísima hija, y yo muy apenado <strong>de</strong> que lo estéis. Guardaos <strong>de</strong>l sereno y<br />

también <strong>de</strong>l sol, os lo suplico».<br />

A<strong>con</strong>seja a una <strong>de</strong> sus dirigidas «frecuentar <strong>la</strong> oración»:<br />

«Haced<strong>la</strong> todos los días -le escribe-, una hora por <strong>la</strong> mañana antes <strong>de</strong> salir, o bien, antes <strong>de</strong> cenar, pero no<br />

<strong>la</strong> hagáis <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>la</strong> comida ni <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>la</strong> cena, pues podría dañar vuestra salud»."<br />

Lo que a<strong>con</strong>seja a los otros, trata <strong>de</strong> practicarlo él mismo. Tranquilizaba a <strong>la</strong> Sra. <strong>de</strong> Chantal asegurándole<br />

que en a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte tendría más cuidado en administrar sus fuerzas:«¿Sabéis qué voy a <strong>de</strong>ciros? Que en<br />

a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte tendré más cuidado <strong>con</strong> mi salud, aunque es mucho mejor <strong>de</strong> lo que merezco. Gracias a Dios, me<br />

siento muy fuerte ahora, pues he suprimido <strong><strong>la</strong>s</strong> <strong>la</strong>rgas vigilias <strong>de</strong> <strong>la</strong> noche en <strong><strong>la</strong>s</strong> que solía escribir mucho,<br />

y cuido más mi alimentación» .<br />

Y en 1621, cuando <strong>la</strong> Sra. <strong>de</strong> Chantal <strong>con</strong>valecía <strong>de</strong> una grave enfermedad, le escribió: «Debéis <strong>de</strong> haber<br />

estado muy enferma, ya que vuestro corazón no pudo disimu<strong>la</strong>r su imposibilidad <strong>de</strong> dar suficiente fuerza<br />

al cuerpo para ir a Bourges. Cuidad ese cuerpo porque es <strong>de</strong> Dios, queridísima Madre. Lo que no se<br />

pue<strong>de</strong> hacer hoy, se hará mañana, y lo que no se pue<strong>de</strong> hacer aquí, se hará en el cielo».<br />

Y añadía:«<strong>En</strong> cuanto a mí, yo he reg<strong>la</strong>mentado <strong><strong>la</strong>s</strong> comidas y no escribo por <strong>la</strong> noche porque mis ojos no<br />

lo pue<strong>de</strong>n soportar, ni tampoco mi estómago. Si no llego a viejo, no será por culpa mía».<br />

Saboread los cariñosos <strong>con</strong>sejos que le prodiga cuando el<strong>la</strong> está a<strong>la</strong>rmada por el estado <strong>de</strong> salud <strong>de</strong> una<br />

novicia:<br />

«Descargad <strong>la</strong> cabeza llorando, <strong>de</strong>scansad <strong>con</strong>venientemente y distraeos lo que podáis; tomad<br />

frecuentemente uvas maceradas al vino en agua caliente; en fin, cuidaos bien y no os preocupéis por mí,<br />

que cuando algo me pase ya lo diré».<br />

Si Dios nos envía <strong>la</strong> enfermedad, <strong>con</strong>servaremos <strong>la</strong> paz aceptando sobrenaturalmente <strong>la</strong> prueba y<br />

plegándonos a <strong>la</strong> voluntad divina.<br />

«No basta <strong>con</strong> querer lo que Dios quiere; hay que quererlo <strong>de</strong> <strong>la</strong> forma y en <strong><strong>la</strong>s</strong> circunstancias que Él<br />

quiere. Por ejemplo, en <strong>la</strong> enfermedad hay que querer estar enfermo, pues así lo quiere Dios, y <strong>de</strong> esta<br />

manera y no <strong>de</strong> otra, y en este lugar, y ahora, y entre <strong><strong>la</strong>s</strong> personas que Dios quiere. <strong>En</strong> fin, en todas <strong><strong>la</strong>s</strong><br />

cosas nuestra ley ha <strong>de</strong> ser <strong>la</strong> santísima voluntad <strong>de</strong> Dios».<br />

A una enferma le escribe: «Estad <strong>con</strong>tenta <strong>con</strong> querer todo lo que Dios quiere que seáis».<br />

Y a otra: «No os preocupéis <strong>de</strong> no po<strong>de</strong>r servir a Dios como queréis, pues, si os adaptáis a <strong><strong>la</strong>s</strong> incomodida<strong>de</strong>s,<br />

le serviréis como Él quiere, que es mucho mejor».¿Las sequeda<strong>de</strong>s? No nos asombremos <strong>de</strong> en<strong>con</strong>trar<strong><strong>la</strong>s</strong><br />

a lo <strong>la</strong>rgo <strong>de</strong> nuestra vida espiritual. «Veo que todas <strong><strong>la</strong>s</strong> estaciones <strong>de</strong>l año están reunidas en<br />

vuestra alma: tan pronto sentís el invierno <strong>de</strong> muchas esterilida<strong>de</strong>s, distracciones, disgustos y fastidios,<br />

como sentís <strong><strong>la</strong>s</strong> rosas <strong>de</strong>l mes <strong>de</strong> mayo, <strong>con</strong> el olor <strong>de</strong> santas florecil<strong><strong>la</strong>s</strong>; o tenéis los ardores <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />

61

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!