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En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...

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«Madre mía, vivid muy alegre ante Dios y ben<strong>de</strong>cidle <strong>con</strong>migo por los siglos <strong>de</strong> los siglos».<br />

' Y, tras enumerar muchas otras buenas cualida<strong>de</strong>s, como realzándo<strong><strong>la</strong>s</strong> todas, anota <strong>con</strong> evi<strong>de</strong>nte<br />

satisfacción el ánimo maravillosamente alegre y gozoso <strong>de</strong> una priora carmelita que le ha edificado:<br />

«<strong>En</strong> Tours estuve <strong>con</strong> <strong><strong>la</strong>s</strong> madres carmelitas y les hice una exhortación; quedé muy edificado <strong>de</strong> ver a <strong>la</strong><br />

superiora, que es hija <strong>de</strong> <strong>la</strong> difunta Sra. Acarie, porque es un alma <strong>de</strong> gran virtud y <strong>de</strong> un espíritu<br />

maravillosamente amable y abierto, gozoso y alegre».<br />

Nada tiene <strong>de</strong> extraño, pues Dios es el Dios <strong>de</strong> <strong>la</strong> alegría.<br />

«Mucho me <strong>con</strong>sue<strong>la</strong> ver cómo estimáis el gran don <strong>de</strong> servir a Dios, pues es <strong>la</strong> señal <strong>de</strong> que lo abrazaréis<br />

fuertemente. Igual me suce<strong>de</strong> <strong>con</strong> el <strong>con</strong>tento que dais a los vuestros y <strong>con</strong> <strong>la</strong> alegría en que vivís; porque<br />

Dios es el Dios <strong>de</strong> <strong>la</strong> alegría. Continuad así y perseverad, porque <strong>la</strong> corona es para los que perseveran».<br />

Pero, ¡cómo no vamos a perseverar en <strong>la</strong> alegría teniendo <strong>la</strong> certeza <strong>de</strong> que Dios nos ama y nos dará <strong>la</strong><br />

gracia <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r a su amor!<br />

«Vivid alegre, querida hija; Dios os ama y os dará <strong>la</strong> gracia <strong>de</strong> que le améis; es <strong>la</strong> suprema dicha <strong>de</strong>l alma<br />

en esta vida y en <strong>la</strong> eterna».<br />

¡Qué dicha y qué gloria para nosotros, pobres criaturas, tener que amarle y servirle!<br />

«¿No es una felicidad saber que tenemos que amar a Dios y que todo nuestro bien está en servirle, toda<br />

nuestra gloria en honrarle? ¡Oh, qué grán<strong>de</strong> es su bondad para <strong>con</strong> nosotros!».<br />

«Vivid gozosa en el divino Jesús, Rey <strong>de</strong> ángeles y <strong>de</strong> hombres».<br />

¡Qué gracia <strong>la</strong> <strong>de</strong> habernos entregado a Dios y querer ser enteramente suyos!<br />

«Vivid gozosa en el Salvador, a cuyo servicio tenemos <strong>la</strong> dicha <strong>de</strong> habernos <strong>con</strong>sagrado sin reserva<br />

alguna».<br />

«Quedad <strong>con</strong> Dios, señora; vivid alegre, pues estáis <strong>con</strong>sagrada a <strong>la</strong> alegría inmortal, que es Dios mismo.<br />

Ojalá quiera vivir y reinar por siempre en nuestros corazones».<br />

«Vivid alegre, señora y querida sobrina, pues <strong>de</strong>seáis ser toda <strong>de</strong> su divina Majestad».<br />

«Que su bondad os <strong>con</strong>serve, hija mía; pero sed <strong>con</strong>stante, valiente, y gozaos <strong>de</strong> que Él os haya dado <strong>la</strong><br />

voluntad <strong>de</strong> ser toda suya».<br />

Dios es enteramente nuestro, y algún día nosotros seremos perfectamente suyos. Este pensamiento es para<br />

el obispo dulzura y fuerza.<br />

«Estoy lleno <strong>de</strong> esperanza <strong>de</strong> que Dios, por su bondad, hará que seamos totalmente suyos; esto me colma<br />

<strong>de</strong> gozo y <strong>de</strong> valor; ¿no es Dios totalmente nuestro?<br />

Y se asombra <strong>de</strong> que, siendo <strong>de</strong> Dios, podamos caer en <strong>la</strong> tristeza. Las siguientes líneas se <strong><strong>la</strong>s</strong> remite a<br />

una señora <strong>de</strong>l mundo:<br />

«No entiendo cómo <strong>de</strong>jáis entrar esa enorme tristeza en vuestro corazón siendo hija <strong>de</strong> Dios, cuando vivís<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace mucho en el seno <strong>de</strong> su misericordia y estáis <strong>con</strong>sagrada a su amor. Vos misma os <strong>de</strong>béis<br />

<strong>con</strong>so<strong>la</strong>r, <strong>de</strong>spreciando todo pensamiento triste y me<strong>la</strong>ncólico; nos lo pone ,e1 enemigo <strong>con</strong> <strong>la</strong> única<br />

intención <strong>de</strong> cansarnos y molestarnos».<br />

Pi<strong>de</strong> a una religiosa que cultive el espíritu <strong>de</strong> gozo, que es tan <strong>con</strong>veniente para <strong>la</strong> verda<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>voción, y<br />

le explica cómo vencer el espíritu <strong>de</strong> tristeza:<br />

«Despertad frecuentemente en vos el espíritu <strong>de</strong> alegría y suavidad, y estad segura <strong>de</strong> que ése es el<br />

verda<strong>de</strong>ro espíritu <strong>de</strong> <strong>de</strong>voción, y, si a veces os veis atacada por el espíritu <strong>con</strong>trario, el <strong>de</strong><br />

tristeza y amargura, elevad <strong>con</strong> todas vuestras fuerzas el corazón a Dios, encomendándoselo a Él, y<br />

enseguida distraeos <strong>con</strong> ejercicios <strong>con</strong>trarios, como tener una <strong>con</strong>versación santa, pero a <strong>la</strong> vez alegre.<br />

Salid a pasear, leed un libro <strong>de</strong> los que más os gusten y, como recomienda el Apóstol, cantad una canción<br />

<strong>de</strong>vota. Haced esto a menudo, pues, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> que os sirve <strong>de</strong> entretenimiento, estáis sirviendo a Dios. Si<br />

empleáis estos medios, cerraréis el paso a toda amargura y me<strong>la</strong>ncolía espiritual».<br />

No quiere que <strong>la</strong> severidad <strong>de</strong> ciertas lecturas altere nuestra alegría. Así se lo advierte a <strong>la</strong> aba<strong>de</strong>sa <strong>de</strong><br />

Port-Royal, Angélica Arnauld, a <strong>la</strong> que envía un libro <strong>de</strong>l P. Dom Sens, general <strong>de</strong> los ful<strong>de</strong>nses, «que<br />

<strong>con</strong>tiene mucha y muy profunda doctrina espiritual, llena <strong>de</strong> máximas importantes».<br />

«Si veis que os aparta <strong>de</strong> <strong>la</strong> santa alegría que yo tanto os a<strong>con</strong>sejo, creed que no es ésa su intención. El<br />

autor preten<strong>de</strong> que esa alegría sea seria y grave, como <strong>de</strong>be ser. Pero grave no es sinónimo <strong>de</strong> taciturna,<br />

<strong><strong>la</strong>s</strong>timera, sombría, <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñosa o altanera. Quiero <strong>de</strong>cir que sea santa y caritativa».<br />

El gozo <strong>de</strong>be acompañarnos en todas nuestras acciones, añadiendo su propia gracia a <strong>la</strong> <strong>de</strong>l bien que<br />

hagamos nosotros.<br />

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