En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...
En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...
En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
tengáis un corazón ancho y di<strong>la</strong>tado para ir por el camino <strong>de</strong> nuestro Señor, pero a <strong>la</strong> vez humil<strong>de</strong>, dulce y<br />
sin inquietud».<br />
Como los escrúpulos dificultan los movimientos <strong>de</strong>l alma, impi<strong>de</strong>n <strong>la</strong> libertad y <strong>la</strong> alegría en el servicio<br />
<strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>struyen <strong>la</strong> paz. Ved lo que pi<strong>de</strong> a una <strong>de</strong> sus dirigidas, a <strong>la</strong> cual quiere ver progresar por el<br />
camino <strong>de</strong> <strong>la</strong> perfección: «Servid a Dios <strong>con</strong> alegría y en libertad <strong>de</strong> espíritu».<br />
Pero para esto, tenemos que prohibirnos esas vueltas sobre nosotros mismos que turban inútilmente<br />
nuestra <strong>con</strong>ciencia. San <strong>Francisco</strong> <strong>de</strong> <strong>Sales</strong> es muy preciso a este respecto.A una persona que estaba muy<br />
inquieta por sus <strong>con</strong>fesiones pasadas, él <strong>la</strong> tranquiliza, explicándole que ha <strong>de</strong>c<strong>la</strong>rado suficientemente sus<br />
faltas:<br />
«Por lo <strong>de</strong>más, mi querida hija, ese gran temor que hasta ahora os ha angustiado tan cruelmente, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
hoy tiene que terminar, ya que tenéis toda <strong>la</strong> seguridad que se pue<strong>de</strong> tener en este mundo, <strong>de</strong> haber<br />
expiado vuestros pecados por el sacramento <strong>de</strong> <strong>la</strong> penitencia. No, no hay que poner en duda que <strong><strong>la</strong>s</strong><br />
circunstancias <strong>de</strong> vuestras faltas hayan sido suficientemente expresadas; porque todos los teólogos están<br />
<strong>de</strong> acuerdo en que no es necesario <strong>de</strong>cir todos los pequeños <strong>de</strong>talles re<strong>la</strong>cionados y <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> los<br />
pecados: el que dice: he matado a un hombre, no necesita precisar que antes sacó <strong>la</strong> espada, ni que dio<br />
muchos disgustos a sus parientes, ni que escandalizó a quienes lo vieron, ni el <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n que produjo en <strong>la</strong><br />
calle don<strong>de</strong> le mató; pues todo eso se compren<strong>de</strong> sin necesidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirlo; basta <strong>con</strong> <strong>de</strong>cir que mató a un<br />
hombre por estar encolerizado, o haciéndole caer en una emboscada por venganza, si era seg<strong>la</strong>r o<br />
eclesiástico, y luego <strong>de</strong>jar el juicio a quien os escucha. Quien dice que ha prendido fuego a una casa, no<br />
necesita <strong>de</strong>cir <strong>de</strong>tal<strong>la</strong>damente todo lo que había <strong>de</strong>ntro, hasta <strong>con</strong> que diga si había gente o no.<br />
¡Oh, queridísima hija, quedaos en paz. Vuestras <strong>con</strong>fesiones han sido buenas a más no po<strong>de</strong>r. Des<strong>de</strong><br />
ahora preocupaos por vuestro progreso en <strong>la</strong> virtud, sin pensar en los pecados pasados sino para<br />
humil<strong>la</strong>ros dulcemente ante Dios y ben<strong>de</strong>cir su misericordia, que os los ha perdonado mediante los<br />
divinos sacramentos».<br />
Otra, incapaz <strong>de</strong> discernir si ha cumplido <strong>con</strong> su <strong>de</strong>ber, se atormenta <strong>con</strong> <strong>la</strong> duda <strong>de</strong> haber ofendido a<br />
Dios. El obispo para en seco esas penosas incertidumbres, dándole una reg<strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>con</strong>ducta muy precisa:<br />
«Cuando estemos en duda <strong>de</strong> si hemos cumplido <strong>con</strong> nuestro <strong>de</strong>ber en alguna circunstancia y, por tanto,<br />
<strong>de</strong> si hemos ofendido a Dios, tenemos que humil<strong>la</strong>rnos, rogar a Dios que nos perdone y que nos dé más<br />
luz en otra ocasión, tenemos que olvidar totalmente lo sucedido, y seguir nuestra vida; porque andar<br />
indagando <strong>con</strong> curiosidad e intranquilidad sobre si hemos actuado bien, es ciertamente obra <strong>de</strong>l amor<br />
propio, que nos hace <strong>de</strong>sear saber si somos buenos allí don<strong>de</strong> el puro amor <strong>de</strong> Dios nos dice: por falso o<br />
cobar<strong>de</strong> que hayas sido, humíl<strong>la</strong>te, apóyate en <strong>la</strong> misericordia <strong>de</strong> Dios, pí<strong>de</strong>le perdón y, <strong>con</strong> una nueva<br />
promesa <strong>de</strong> fi<strong>de</strong>lidad, sigue a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte en el camino hacia tu progreso espiritual».<br />
Una tercera persona <strong>con</strong>si<strong>de</strong>ra por menudo todo lo que ha hecho por amor al Señor. El obispo no quiere<br />
semejantes exámenes:<br />
«¡Qué felices somos por querer amar a nuestro Señor! Amémosle, pues, hija mía; no nos metamos a<br />
<strong>con</strong>si<strong>de</strong>rar <strong>de</strong>masiado por menudo lo que hacemos por su amor, <strong>con</strong> tal <strong>de</strong> que estemos seguros <strong>de</strong> no<br />
querer hacer nunca nada sino por su amor».<br />
Otra, en fin, anda siempre <strong>con</strong> temor <strong>de</strong> no obrar suficientemente bien; para <strong>con</strong>servar <strong>la</strong> paz, le basta <strong>con</strong><br />
obrar <strong>con</strong> amorosa fi<strong>de</strong>lidad.«Vivid siempre en esta <strong>con</strong>fianza, <strong>con</strong> una amorosa fi<strong>de</strong>lidad para <strong>con</strong> el<br />
amado Salvador y sin temor <strong>de</strong> no haber obrado suficientemente bien. No, hija mía, <strong>con</strong>fesando vuestra<br />
bajeza e impotencia, <strong>de</strong>jad vuestro cuidado espiritual a <strong>la</strong> bondad divina, que acepta nuestras pequeñas y<br />
pobres luchas cuando <strong><strong>la</strong>s</strong> hacemos <strong>con</strong> humildad, <strong>con</strong>fianza y fi<strong>de</strong>lidad amorosa. Y l<strong>la</strong>mo amorosa a <strong>la</strong><br />
fi<strong>de</strong>lidad por <strong>la</strong> cual no quisiéramos omitir, a sabiendas, nada <strong>de</strong> lo que creemos ser más agradable al<br />
Esposo, porque nos preocupamos más <strong>de</strong> agradarle que <strong>de</strong> temer sus castigos».<br />
Los temores <strong>de</strong>l futuro nos quitan <strong>la</strong> paz tanto como <strong><strong>la</strong>s</strong> cavi<strong>la</strong>ciones sobre nosotros mismos. San<br />
<strong>Francisco</strong> <strong>de</strong> <strong>Sales</strong> nos muestra <strong>la</strong> vanidad <strong>de</strong> esos temores.<br />
«Querida hermana, no hay que crearse temores inútiles. Es suficiente <strong>con</strong> recibir los males que <strong>de</strong> cuando<br />
en cuando nos vienen, sin preverlos <strong>con</strong> <strong>la</strong> imaginación».Nos pi<strong>de</strong> que superemos esos temores inútiles<br />
mediante <strong>la</strong> <strong>con</strong>fianza en Dios, fuente única <strong>de</strong> paz. ¿Es que Dios no es nuestro Padre?<br />
98