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En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...

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«<strong>En</strong> suma, no hay que querer <strong><strong>la</strong>s</strong> cosas ma<strong><strong>la</strong>s</strong>, hay que querer poco <strong><strong>la</strong>s</strong> buenas y querer sin límites el único<br />

bien divino, que es Dios mismo».<br />

Y por supuesto, sin aferrarnos a los que so<strong>la</strong>mente son medios para servirle.<br />

«Ciertamente, no hay que querer más que a Dios, absoluta, invariable e invio<strong>la</strong>blemente; pero los medios<br />

<strong>de</strong> servirle no <strong>de</strong>bemos quererlos <strong>de</strong>masiado porque si se nos impidiese emplearlos, no nos crearían<br />

<strong>de</strong>masiados problemas. Hay que querer poco todo lo que no es Dios»."<br />

Censura a una religiosa que tiene todas sus <strong>de</strong>licias en <strong>la</strong> oración, y teme no po<strong>de</strong>r <strong>con</strong>tentarse <strong>con</strong> media<br />

hora al día, si se le mandara.<br />

«Cuánta previsión <strong>de</strong>muestra al <strong>de</strong>cir que quizá por poco tiempo resistiría <strong>con</strong> so<strong>la</strong>mente media hora <strong>de</strong><br />

oración, pero que no podría acostumbrarse a ello si fuera para siempre. La verda<strong>de</strong>ra sierva <strong>de</strong> Dios no se<br />

preocupa <strong>de</strong>l mañana: hace fielmente lo que Él le pi<strong>de</strong> hoy; mañana hará lo que le pida y lo mismo<br />

pasado mañana, sin <strong>de</strong>cir esto ni lo otro. Así es como hay que unir <strong>la</strong> voluntad, no a los medios <strong>de</strong> servir a<br />

Dios, sino a su servicio y a su beneplácito. No os preocupéis <strong>de</strong>l mañana ni digáis: ¿qué comeremos, <strong>con</strong><br />

qué nos vestiremos, <strong>de</strong> qué viviremos? Vuestro Padre celestial sabe que necesitáis todo eso. Buscad<br />

únicamente el Reino <strong>de</strong> Dios y se os dará todo lo <strong>de</strong>más. Y esto se aplica tanto a lo espiritual como a lo<br />

temporal. Por tanto, que esa joven adopte un corazón <strong>de</strong> niño, una voluntad <strong>de</strong> cera y un espíritu <strong>de</strong>snudo<br />

y <strong>de</strong>spojado <strong>de</strong> toda afición, menos <strong>la</strong> <strong>de</strong> amar a Dios; y los medios para amarle le <strong>de</strong>ben ser<br />

indiferentes».<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> <strong>la</strong> propia voluntad, también se oponen a <strong>la</strong> paz interior los <strong>de</strong>seos in<strong>con</strong>si<strong>de</strong>rados que surgen<br />

en nosotros. Sobre todo en los comienzos <strong>de</strong> una fervorosa vida espiritual es cuando el alma apasionada<br />

por <strong>la</strong> perfección, se ve invadida y como agobiada por una multitud <strong>de</strong> <strong>de</strong>seos. Deberá disciplinarlos,<br />

regu<strong>la</strong>rlos y tratar <strong>de</strong> llevar a cabo los que estén a su alcance y sean aptos para <strong>con</strong>ducir<strong>la</strong> a <strong>la</strong> práctica <strong>de</strong><br />

<strong><strong>la</strong>s</strong> virtu<strong>de</strong>s necesarias a su estado <strong>de</strong> vida.<br />

«Cuando el alma ha <strong>de</strong>jado <strong><strong>la</strong>s</strong> <strong>con</strong>cupiscencias y se ha purificado <strong>de</strong> sus inclinaciones ma<strong><strong>la</strong>s</strong> y<br />

mundanas, como una persona hambrienta, al en<strong>con</strong>trar objetos espirituales y santos, se llena <strong>de</strong> tantos<br />

<strong>de</strong>seos y <strong>con</strong> tal avi<strong>de</strong>z que acaba agotada... Si no ponéis en práctica algunos <strong>de</strong> esos <strong>de</strong>seos, se os irán<br />

multiplicando cada vez más, enredarán vuestro espíritu y no sabréis cómo libraros <strong>de</strong> ellos. Hay, pues,<br />

que hacerlos efectivos. ¿Pero en qué or<strong>de</strong>n? Primero, los más visibles y externos, que están más en<br />

nuestras manos: por ejemplo, nadie dice que no <strong>de</strong>béis tener <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> servir a los enfermos por amor <strong>de</strong><br />

nuestro Señor, <strong>de</strong> hacer servicios bajos y sencillos en <strong>la</strong> casa, por humildad; esos son <strong>de</strong>seos básicos, sin<br />

los cuales los otros <strong>de</strong>ben ser tenidos por sospechosos y <strong>de</strong>spreciables. Pues bien, ejercitaos en <strong>la</strong> puesta<br />

en práctica <strong>de</strong> esos <strong>de</strong>seos, que <strong>la</strong> ocasión no os faltará. Es algo que está en vuestro po<strong>de</strong>r y <strong>de</strong>béis<br />

hacerlo, ya que vano sería proyectar cosas que no están a vuestro alcance o que son muy remotas <strong>de</strong>jando<br />

<strong>de</strong> hacer <strong><strong>la</strong>s</strong> más fáciles. Así que ejecutad fielmente los <strong>de</strong>seos bajos y serviles <strong>de</strong> <strong>la</strong> caridad, los <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

humildad y otras virtu<strong>de</strong>s y veréis qué bien os va. Magdalena tiene que empezar por <strong>la</strong>var los pies <strong>de</strong>l Señor,<br />

besarlos y enjugarlos, luego tendrá íntimos diálogos <strong>con</strong> Él en el secreto <strong>de</strong> <strong>la</strong> meditación, y tendrá<br />

que <strong>de</strong>rramar el ungüento sobre el cuerpo <strong>de</strong> Jesús antes <strong>de</strong> <strong>de</strong>rramar el bálsamo <strong>de</strong> su <strong>con</strong>temp<strong>la</strong>ción<br />

sobre su divinidad. Es buena cosa <strong>de</strong>sear mucho, pero hay que poner or<strong>de</strong>n en los <strong>de</strong>seos y <strong>de</strong>spués<br />

llevarlos a cabo, cada uno en su momento oportuno y según vuestras posibilida<strong>de</strong>s».<br />

Por lo <strong>de</strong>más, no <strong>de</strong>bemos inquietarnos por no realizar todos nuestros <strong>de</strong>seos; aspiremos siempre a mayor<br />

perfección, sin jamás estar satisfechos <strong>de</strong> nosotros mismos.<br />

«Ningún siervo <strong>de</strong> Dios pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> tener este <strong>de</strong>seo: ¡Oh, cómo quisiera servir mejor a Dios! ¡Ay!,<br />

¿cuándo le serviré según mis <strong>de</strong>seos? Y como siempre po<strong>de</strong>mos mejorar, parece que <strong>la</strong> puesta en práctica<br />

<strong>de</strong> tales <strong>de</strong>seos no encuentra otro impedimento que nuestra falta <strong>de</strong> resolución; pero eso no es así, porque<br />

también es gran obstáculo <strong>la</strong> <strong>con</strong>dición <strong>de</strong> esta vida mortal en <strong>la</strong> que siempre nos es más fácil <strong>de</strong>sear que<br />

hacer. Por eso los <strong>de</strong>seos son buenos y nos hacen mejores, inf<strong>la</strong>mando nuestro corazón y animándolo a<br />

avanzar».Porque encien<strong>de</strong>n el corazón y lo animan a avanzar es por lo que san <strong>Francisco</strong> <strong>de</strong> <strong>Sales</strong> <strong>con</strong>tinuamente<br />

expresa mil <strong>de</strong>seos, como se lo escribe a <strong>la</strong> Sra. <strong>de</strong> Chantal:<br />

«Me parece que me porto muy bien y cumplo cuidadosamente vuestros <strong>con</strong>sejos respecto a mi salud. <strong>En</strong><br />

cambio, no hago gran cosa por mi santidad, que es lo que más os interesa; so<strong>la</strong>mente mil <strong>con</strong>tinuos<br />

<strong>de</strong>seos y algunas oraciones particu<strong>la</strong>res a fin <strong>de</strong> que al Señor le p<strong>la</strong>zca que sean útiles y fructíferos para<br />

nuestro corazón, y casi ordinariamente me encuentro lleno <strong>de</strong> una dulce <strong>con</strong>fianza en que su divina<br />

bondad nos escuchará. Y como <strong>de</strong> verdad lo <strong>de</strong>seamos, <strong>de</strong> verdad lo obtendremos. Porque este gran<br />

Amigo <strong>de</strong> nuestro corazón no lo llena <strong>de</strong> <strong>de</strong>seos sino para colmarlo <strong>de</strong> amor, lo mismo que no llena <strong>de</strong><br />

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