10.05.2013 Views

En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...

En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...

En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>En</strong> una carta a <strong>la</strong> Sra. Chantal, san <strong>Francisco</strong> <strong>de</strong> <strong>Sales</strong> evocaba así <strong>la</strong> pureza, <strong>la</strong> fecundidad espiritual, <strong>la</strong><br />

paz <strong>de</strong> «<strong><strong>la</strong>s</strong> amista<strong>de</strong>s cimentadas en <strong>la</strong> sangre <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro»:<br />

«Ciertamente, el amor puro en<strong>la</strong>za los corazones sin tocar los cuerpos. Así, san Gregorio Nacianceno y<br />

san Basilio se amaban mutuamente <strong>con</strong> ese amor que, como un río caudaloso <strong>de</strong> agua c<strong>la</strong>ra, va regando<br />

los campos por distintos cauces, sin ruido, sin estragos, sin oleaje; discurre mansamente, no se <strong>de</strong>sborda,<br />

va regando sin inundar, y no hace ruido. De igual modo, quien posee el perfecto amor al prójimo querido<br />

por Dios, lo manifiesta <strong>de</strong> distintas maneras: le ayuda <strong>de</strong> pa<strong>la</strong>bra, <strong>de</strong> obra y <strong>con</strong> el buen ejemplo; está<br />

atento a proveerle <strong>de</strong> cuanto necesite; se alegra <strong>de</strong> su dicha y felicidad temporales, pero mucho más <strong>de</strong> su<br />

progreso espiritual; le procura bienes temporales en tanto en cuanto puedan servirle para su felicidad<br />

eterna; le <strong>de</strong>sea los principales bienes <strong>de</strong> <strong>la</strong> gracia, <strong><strong>la</strong>s</strong> virtu<strong>de</strong>s que según Dios, le pue<strong>de</strong>n perfeccionar; y<br />

ello por todos los medios lícitos y <strong>con</strong> mucho afecto, pero <strong>con</strong> gran serenidad <strong>de</strong> espíritu, sin alteración<br />

alguna, <strong>con</strong> purísima caridad, sin pasión <strong>de</strong> tristeza o indignación por los sucesos adversos.<br />

Y así como el coral mientras está bajo el agua es un arbusto lleno <strong>de</strong> musgo verdoso y sin belleza y en el<br />

momento en que se saca se vuelve rojo y bril<strong>la</strong>nte, así <strong>la</strong> amistad sumergida en los objetos <strong>de</strong> los sentidos,<br />

no tiene ni belleza ni bondad, pero cuando se siente atraída hacia Dios en espíritu y en caridad, encuentra<br />

en Él su perfección» .<br />

Si hubiéramos tenido <strong>la</strong> <strong>de</strong>sgracia <strong>de</strong> probar <strong>la</strong> miel emponzoñada <strong>de</strong> Heraclea, «¿qué remedio <strong>con</strong>tra este<br />

género y hormigueo <strong>de</strong> necios amores, locuras e impurezas?»:«<strong>En</strong> cuanto notéis los primeros síntomas,<br />

cortad por lo sano dándoles <strong>la</strong> espalda y, <strong>con</strong> absoluta <strong>de</strong>testación <strong>de</strong> esta vanidad, corred a <strong>la</strong> Cruz <strong>de</strong>l<br />

Salvador, tomad su corona <strong>de</strong> espinas, ro<strong>de</strong>ad <strong>con</strong> el<strong>la</strong> vuestro corazón para que esas inmundas <strong>la</strong>rvas no<br />

se le puedan acercar. Guardaos <strong>de</strong> llegar al menor acuerdo <strong>con</strong> ese enemigo. Y no digáis: lo voy a<br />

escuchar, pero no haré nada <strong>de</strong> lo que él me diga; le prestaré e1 oído, pero no le daré el corazón. Filotea,<br />

tenéis que ser severa en tales ocasiones: el corazón y los oídos están muy re<strong>la</strong>cionados entre sí, y lo<br />

mismo que es imposible <strong>de</strong>tener un torrente que se precipita montaña abajo, tampoco es fácil que el amor<br />

que ha entrado por los oídos no penetre enseguida en el corazón».<br />

«...Porque si habéis caído ya en <strong><strong>la</strong>s</strong> re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> esos amores locos, ¡oh Dios mío, qué difícil os va a ser<br />

<strong>de</strong>spren<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> el<strong><strong>la</strong>s</strong>! Poneos ante su divina Majestad, re<strong>con</strong>oced en su presencia <strong>la</strong> enormidad <strong>de</strong><br />

vuestra miseria, vuestra <strong>de</strong>bilidad y vuestra vanidad. Y luego, <strong>con</strong> toda <strong>la</strong> fuerza <strong>de</strong> vuestro corazón,<br />

<strong>de</strong>testad esos amoríos recién comenzados, abjurad <strong>de</strong> <strong>la</strong> vana profesión que habéis hecho <strong>de</strong> ellos,<br />

renunciad a todas <strong><strong>la</strong>s</strong> promesas que ellos os hicieron, y <strong>con</strong> gran fuerza <strong>de</strong> voluntad, <strong>de</strong>tened vuestro<br />

corazón y resolved no volver a entrar jamás en esos juegos y char<strong><strong>la</strong>s</strong> amorosas».<br />

«...Con toda fuerza grito a quien haya caído en esas trampas <strong>de</strong> amoríos: cortad, rasgad, romped; sin<br />

<strong>de</strong>teneros a <strong>de</strong>scoser esas locas amista<strong>de</strong>s, tenéis que rasgar<strong><strong>la</strong>s</strong>. No hay que <strong>de</strong>shacer los nudos sino<br />

romperlos o cortarlos, porque los cordones o cintas no valen nada; no hay que malgastar el tiempo en un<br />

amor tan <strong>con</strong>trario al amor <strong>de</strong> Dios».<br />

Es el precio que hay que pagar para <strong>con</strong>quistar <strong>la</strong> paz.<br />

«Si lográis <strong>de</strong>testar vuestro mal como merece, no tendréis ya otro sentimiento sino el <strong>de</strong> un extremado<br />

horror a ese infame amor y a todo lo que <strong>con</strong> él se re<strong>la</strong>cione; y hacia lo que habéis abandonado ya no<br />

tendréis otro afecto, sino una pura caridad en Dios. Pero si vuestro arrepentimiento hubiera sido<br />

imperfecto y os quedasen aún ma<strong><strong>la</strong>s</strong> inclinaciones, procurad <strong>la</strong> soledad interior <strong>de</strong> vuestra mente, entrad<br />

en ese silencio <strong>de</strong> vuestra alma lo más que podáis y <strong>con</strong> mil ímpetus, impulsos reiterados, renunciad a<br />

todas vuestras inclinaciones, renegad <strong>de</strong> el<strong><strong>la</strong>s</strong> <strong>con</strong> toda el alma; leed más que <strong>de</strong> ordinario libros santos,<br />

<strong>con</strong>fesaos más a menudo y comulgad. Tratad <strong>con</strong> humildad y sencillez <strong>de</strong> todas esas sugestiones y<br />

tentaciones <strong>con</strong> vuestro director si es posible, o al menos <strong>con</strong> alguien muy fiel y pru<strong>de</strong>nte; y no dudéis <strong>de</strong><br />

que Dios os librará <strong>de</strong> esas pasiones si perseveráis en estos ejercicios» .<br />

Era muy necesario subrayar el peligro <strong>de</strong> <strong><strong>la</strong>s</strong> falsas amista<strong>de</strong>s, que son <strong>la</strong> ruina <strong>de</strong> <strong>la</strong> paz interior. Para<br />

establecer bien esa paz en nuestra alma, es necesario dominar esos fondos <strong>de</strong> sensualidad que nos hacen<br />

aprehen<strong>de</strong>r y probar todo aquello que enturbia <strong>la</strong> quietud <strong>de</strong> nuestra vida: agitaciones, preocupaciones,<br />

<strong>con</strong>trarieda<strong>de</strong>s, cruces, agobios.Conservemos <strong>la</strong> paz en <strong><strong>la</strong>s</strong> tormentas:<br />

«Que vuestro corazón esté tan firme y elevado que sepa <strong>con</strong>servar su paz y su tranquilidad en toda c<strong><strong>la</strong>s</strong>e<br />

<strong>de</strong> tormentas»". Porque «<strong>la</strong> tranquilidad que no se ejercita en <strong><strong>la</strong>s</strong> tempesta<strong>de</strong>s es vana y engañosa ».<br />

Por eso, «en todos los a<strong>con</strong>tecimientos hay que mantenerse en paz en <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong> <strong>la</strong> que <strong>de</strong>be<br />

<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>la</strong> nuestra».<br />

87

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!