En las fuentes de la alegria con S.Francisco de Sales - FUNDACIÓN ...
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También le <strong>con</strong>fesó que «había tenido que sujetar su corazón <strong>con</strong> ambas manos,... para que no se le<br />
escapase ningún movimiento ni ninguna pa<strong>la</strong>bra que no fuesen según justicia y razón».<br />
Y es que sabía el valor <strong>de</strong> <strong>la</strong> dulzura, que nos hace semejantes al Corazón <strong>de</strong> Cristo, nos gana <strong>la</strong> simpatía<br />
<strong>de</strong> cuantos se nos acercan y edifica a todos los que nos ven. Por eso exhorta sin cesar a <strong>la</strong> estima y a <strong>la</strong><br />
práctica <strong>de</strong> esta virtud.A una <strong>de</strong> sus hijas, que tenía «el corazón propenso a arrebatos», le escribe:<br />
«Procurad tener cada vez más en vuestro corazón el espíritu <strong>de</strong> dulzura y <strong>de</strong> tranquilidad, que es el<br />
verda<strong>de</strong>ro espíritu <strong>de</strong> Jesús».<br />
Y a <strong>la</strong> aba<strong>de</strong>sa <strong>de</strong> Puits d'Orbe, que piensa reformar su monasterio:<br />
«Os recomiendo sobre todo el espíritu <strong>de</strong> dulzura, que es el que roba los corazones y gana <strong><strong>la</strong>s</strong> almas».<br />
A una señora:<br />
«Hay que tener una dulzura sin límites para <strong>con</strong> el prójimo, hasta <strong>la</strong> simplicidad, y jamás utilizar <strong>la</strong><br />
revancha <strong>con</strong> los que nos han hecho algún mal. Si perdonamos por eso alguna cosa, creed que el Señor<br />
nos recompensará muy bien».''<br />
A propósito <strong>de</strong> su hijo Celso Benigno, escribía a <strong>la</strong> M. <strong>de</strong> Chantal:<br />
«Quien pudiera persuadirle <strong>de</strong> que <strong>la</strong> dulzura y <strong>la</strong> cortesía son incomparablemente más honorables que <strong>la</strong><br />
violencia y el orgullo, lo dispondría para hacer gran<strong>de</strong>s maravil<strong><strong>la</strong>s</strong>».<br />
Y refiriéndose a <strong><strong>la</strong>s</strong> religiosas que están a su cargo, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberle pedido que «se <strong>de</strong>je manejar<br />
enteramente por Aquél que se digna tener cuidado <strong>de</strong> el<strong>la</strong>», el obispo aña<strong>de</strong>:<br />
«Preocupaos únicamente <strong>de</strong> agradarle por esta total <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y <strong>con</strong>fianza en su amor y por <strong>la</strong> suave<br />
vigi<strong>la</strong>ncia que <strong>de</strong>béis poner en hacer avanzar a sus queridas esposas en <strong>la</strong> pureza <strong>de</strong> su servicio, mediante<br />
una santa observancia, estando vos extremadamente atenta a ser dulce y paciente, sin miedo <strong>de</strong> exce<strong>de</strong>ros<br />
en estas santas virtu<strong>de</strong>s. Sed generosa, alegre y suave en esta práctica, y en el<strong>la</strong> en<strong>con</strong>traréis abundantes<br />
gracias <strong>de</strong> nuestro Señor» .<br />
¡Y qué po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> edificación tiene esta virtud tan poco frecuente!<br />
«Había diez doncel<strong><strong>la</strong>s</strong> y so<strong>la</strong>mente cinco tenían el aceite <strong>de</strong> <strong>la</strong> dulzura misericordiosa y <strong>la</strong> mansedumbre.<br />
Este equilibrio, esta dulzura y bondad <strong>de</strong> corazón es mucho más rara que <strong>la</strong> perfecta castidad, pero por<br />
eso mismo es más <strong>de</strong>seable. Os <strong>la</strong> recomiendo, queridísima hija, porque <strong>de</strong> el<strong>la</strong>, igual que <strong>de</strong>l aceite en <strong>la</strong><br />
lámpara, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>la</strong> l<strong>la</strong>ma <strong>de</strong>l buen ejemplo y no hay nada que edifique tanto como una mansedumbre<br />
caritativa».<br />
El “corazón <strong>de</strong> carne” <strong>de</strong> S. <strong>Francisco</strong> <strong>de</strong> <strong>Sales</strong><br />
Quizá esta igualdad en <strong>la</strong> dulzura sonriente, esta <strong>con</strong>stante suavidad, esta serenidad que ninguna nube<br />
ensombrece, acaben al final irritándoos un poco; querríais un santo más próximo a nosotros, más real, o al<br />
menos más enérgico, según vuestro parecer.<br />
Pero antes, fijaos que <strong>la</strong> dulzura <strong>de</strong> san <strong>Francisco</strong> <strong>de</strong> <strong>Sales</strong> no muestra, en absoluto, <strong>de</strong>bilidad<br />
ni afectación; al <strong>con</strong>trario, es muy viva, siempre <strong>de</strong>licada y a menudo jovial. ¿Sabéis cómo invitaba a <strong>la</strong><br />
M. <strong>de</strong> Chantal a pensar en nuevas fundaciones?<br />
«La razón humana no pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r cómo nuestras pobres, humil<strong>de</strong>s y pequeñas violetas <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
Visitación sean tan solicitadas para muchos jardines. Venid, querida Madre, a buscar aquí esas p<strong>la</strong>ntitas<br />
<strong>de</strong> bendición, y transp<strong>la</strong>ntad<strong><strong>la</strong>s</strong> a otros lugares para gloria <strong>de</strong> nuestro dulce Jesús, al que suplico os<br />
bendiga».<br />
<strong>En</strong> otra ocasión, indicaba:<br />
«Vais a formar un nuevo enjambre <strong>de</strong> abejas, y el<strong><strong>la</strong>s</strong>, en su nueva colmena, formarán un hogar para el<br />
divino amor, más <strong>de</strong>licioso que <strong>la</strong> miel». Decía:<br />
«Os ruego, queridísima Madre, que preparéis cariñosamente a nuestras abejitas para que hagan su salida<br />
al comenzar el buen tiempo y vengan a trabajar en <strong>la</strong> nueva colmena para <strong>la</strong> que el cielo ya está<br />
preparando su rocío».<br />
¿Os gustaría <strong>con</strong>ocer algunas <strong>de</strong> esas «abejitas»?<br />
Una es «<strong>la</strong> Hna. Francisca Margarita... Es una buena persona, pru<strong>de</strong>nte, <strong>con</strong>stante y verda<strong>de</strong>ra sierva <strong>de</strong><br />
nuestro Señor; su rostro tiene una expresión un poco seca e indiferente, pero tiene un corazón muy bueno;<br />
es <strong>de</strong> pocas pa<strong>la</strong>bras, pero <strong>de</strong>licada. Ni el<strong>la</strong> ni yo damos ro<strong>de</strong>os.»<br />
«La Hna. Pau<strong>la</strong> Jerónima es muy buena, sirve para todo, tiene mucho espíritu y entereza; posee tantas<br />
cualida<strong>de</strong>s como <strong>la</strong> salvia».<br />
«La Hna. Francisca Agustina es una ‘oveja' muy observante y <strong>de</strong>vota».<br />
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