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XVIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclos A, B ... - Autores Catolicos

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HAGIOGRAFÍA<br />

Tesis.-Nosotros a Dios siempre le causamos afán misericordioso (A), tanto que<br />

Él mismo se nos da (B). Fuera de Él, sólo vaciedad (C).<br />

Lema.-La voluntad divina (C) es el tesoro eterno (A) que sacia a todos (B).<br />

El ambiente corrompido de Roma y de su nobleza.<br />

Seny.-El movimiento Tea Party.<br />

“Los tea partiers siimplemente han mostrado su derecho y hasta su obligación como<br />

ciudadanos de mostrar en la calle su parecer y su opinión sobre la marcha<br />

institucional <strong>del</strong> país, dirigida desde los despachos de Washington”. (EPOCA, nº 1333).<br />

“Inmensas fortunas, acaparadas por unos pocos, como<br />

consecuencia de herencias y concusiones, permitían<br />

mantener un lujo exagerado. Como los millonarios<br />

americanos de hoy día, que poseen villas y fincas en<br />

los dos hemisferios, esos grandes señores romanos<br />

tenían propiedades en todos los países <strong>del</strong> Imperio.<br />

Simaco, que fue prefecto de la ciudad durante la<br />

estancia de Agustín, tenía considerables dominios no<br />

sólo en Italia y en Sicilia, sino hasta en Mauritania.<br />

Y, sin embargo, a pesar de toda su fortuna y de los<br />

privilegios de que gozaban, esos ricos no estaban<br />

contentos ni tranquilos. Sus vidas y sus bienes se<br />

veían amenazados ante la menor sospecha de un poder<br />

despótico. Cualquier pretexto era bueno para<br />

despojarlos: acusaciones de magia, de lesa majestad, de<br />

complots contra el emperador. Durante el reinado<br />

anterior, el <strong>del</strong> impío Valentiniano, la nobleza romana<br />

había sido literalmente diezmada por los verdugos. Un<br />

viceprefecto, Maximino, había adquirido una siniestra<br />

reputación de habilidad en el arte de encontrar<br />

sospechosos. Bajo una de las ventanas <strong>del</strong> pretorio<br />

había hecho colgar de una cuerda un cesto destinado a<br />

recoger las denuncias. El cesto funcionaba día y<br />

noche”.<br />

“Evidentemente, cuando Agustín se estableció en Roma<br />

ese abominable régimen se había dulcificado un poco.<br />

Con todo y eso, la <strong>del</strong>ación flotaba siempre en el aire.<br />

Envuelto por una tal atmósfera de desconfianza, de<br />

hipocresía, de banalidad y de crueldad, no es de<br />

extrañar que el cartaginés se haya entregado a amargas<br />

reflexiones sobre la corrupción romana. Por muy<br />

brillante que fuera la fachada <strong>del</strong> Imperio, visto de<br />

cerca no era nada agradable”. (Louis Bertrand: San<br />

Agustín, c. III).<br />

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