XVIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclos A, B ... - Autores Catolicos
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HAGIOGRAFÍA<br />
Tesis.-Nosotros a Dios siempre le causamos afán misericordioso (A), tanto que<br />
Él mismo se nos da (B). Fuera de Él, sólo vaciedad (C).<br />
Lema.-La voluntad divina (C) es el tesoro eterno (A) que sacia a todos (B).<br />
La solemne renuncia al mundo de María Dávila en 1563,<br />
poco después de que por fin le diesen permiso a Teresa<br />
a mantener abierto su convento.<br />
Seny.-Tea Party español.<br />
“Un movimiento cívico, si lo es de verdad, no se justifica por su traducción en<br />
instituciones, ni siquiera por el éxito de la convocatoria, sino por la justicia de<br />
sus planteamientos: los tea-partiers congregaron durante meses sólo a docenas o<br />
cientos de personas que creían hacer lo correcto”. (Época, n 1333).<br />
René Füllop-Miller: Teresa de Jesús.<br />
“Poco tiempo después otras doncellas llamaban a la<br />
puerta <strong>del</strong> convento de san José y pedían ser admitidas<br />
en las filas de las monjas descalzas. Algún tiempo más<br />
tarde, la abandonada calle <strong>del</strong>ante <strong>del</strong> convento se<br />
convirtió en escenario de un acontecimiento que puso en<br />
excitación a toda Ávila. Un acompañamiento de quince<br />
carrozas adornadas magníficamente, se detuvo frente al<br />
modesto edificio. Catorce estaban ocupadas por jóvenes<br />
caballeros nobles, vestidos con toda la ostentación de<br />
la nobleza castellana de la época. Eran los hijos de<br />
las familias ricas de Ávila y formaban el cortejo de<br />
doña María Dávila, la belleza más popular de la ciudad,<br />
quien ocupaba la carroza restante y había invitado a<br />
sus admiradores a tomar parte en tan singular boato.<br />
Ella estaba vestida, de pies a cabeza, de terciopelo de<br />
seda; sus mejillas y labios, diestramente pintados; su<br />
cuello y muñecas, adornados de oro y piedras preciosas.<br />
Nunca, nunca había sido más hermosa, más digna<br />
admiración que ahora cuando se incorporó en su carroza<br />
observando el profundo silencio en las filas de sus<br />
pretendientes. Fue el pensamiento de todos que ahora en<br />
forma tan original, anunciaría su elección final; y<br />
cada uno se hallaba poseído a la vez por el temor y la<br />
esperanza. Una vez más miró ella en torno suyo con<br />
mirada singularmente sostenida; luego abrió los labios<br />
teñidos de carmín y exclamó: Adiós, adiós, mientras su<br />
mirar se volvió duro y solemne. Miró mucho más allá de<br />
las cosas que podía ver y agregó: mundo, pasadlo bien.<br />
Los caballeros, en sus carrozas, no habían salido de su<br />
asombro cuando doña María que bajado de su carruaje, se<br />
precipitaba a la puerta <strong>del</strong> pequeño convento en donde<br />
llamó y desapareció para no volver jamás”.<br />
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