XVIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclos A, B ... - Autores Catolicos
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HISTORIA<br />
Lema.-La voluntad divina (C) es el tesoro eterno (A) que sacia a todos (B).<br />
La Cortes de cádiz.<br />
La destrucción de España se hace con: protestantismo, y<br />
destrás de él todo tipo de herejías no contra la fe<br />
sino contra la justicia y el sentido común que no<br />
pueden menos de ser católicas.<br />
Seny.-“Pedir a la sociedad civil que financie un medio de comunicación es más honesto<br />
que obligarla a pagar con sus impuestos los medios oficiales”. “Cada hogar español<br />
desembolsó en 010 95 euros por mantener RTVE”.<br />
“Pero entre tanto discurso florido y tanta<br />
inocencia, había un grupito pequeño que sabía a donde<br />
iba. Ese grupito, heredero de los Arandas, de los<br />
entusiastas de “las luces”, quería sepultar en el<br />
olvido todo el viejo espíritu de España y convertirla<br />
en una nación “moderna” y “libre”, lo que quería decir<br />
para ellos, en una imitadora de Francia revolucionaria.<br />
Pero el grupito sabía que esto había que hacerlo con<br />
disimulo, sin asustar como había dado Aranda el empujón<br />
a los jesuitas. No había que poner en la “Constitución”<br />
o sea en la ley que hicieran para organizar España,<br />
cosas demasiado violentas: había, por el contrario, que<br />
decir que España seguiría fiel a su rey. Pero luego, a<br />
la espalda de estas declaraciones pomposas, había que<br />
deslizar cosas más prácticas para sus fines: se quitaba<br />
desde luego la Inquisición, se proclamaba la “libertad<br />
de imprenta”, o sea, el derecho a decir cada uno lo que<br />
quisiese sin censura ni cortapisas.... Así fue aprobada<br />
la Constitución. El grupito que sabía a donde iba, fue<br />
el que triunfó. De los otros, hubo algunos que se<br />
dieron cuenta <strong>del</strong> peligro y protestaron. Los demás,<br />
burgueses y hasta beatos, la aprobaron como aprobó el<br />
beato y burqués Carlos III la ley contra los Jesuitas:<br />
por “ir con los tiempos”, por no parecer atrasados e<br />
ignorantes”. (José María Pemá: Historia de España, c.<br />
XIX).<br />
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