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La ultima morada. Zona Prohibida.

¡La búsqueda ha terminado! Un grupo de viajeros extraterrestres ha arribado a la Tierra con intenciones desconocidas. Maravillados por la hermosura del planeta deciden descender a investigar; mientras, en el bosque Amazónico, el comandante de operaciones John Waterstone lidera un proyecto secreto del gobierno de los Estados Unidos, pero todo sale mal para las dos partes involucradas... Por otra parte, Miguel ha confirmado el diagnostico de su enfermedad, sin saber que pronto cambiará todo en su vida. ¿Qué les depara el destino a estos seres? ¿Cuáles son sus intenciones? ¿Quienes son y de donde provienen? ¿Cómo y por qué cambiará la vida de Miguel?

¡La búsqueda ha terminado! Un grupo de viajeros extraterrestres ha arribado a la Tierra con intenciones desconocidas. Maravillados por la hermosura del planeta deciden descender a investigar; mientras, en el bosque Amazónico, el comandante de operaciones John Waterstone lidera un proyecto secreto del gobierno de los Estados Unidos, pero todo sale mal para las dos partes involucradas... Por otra parte, Miguel ha confirmado el diagnostico de su enfermedad, sin saber que pronto cambiará todo en su vida. ¿Qué les depara el destino a estos seres? ¿Cuáles son sus intenciones? ¿Quienes son y de donde provienen? ¿Cómo y por qué cambiará la vida de Miguel?

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piernas habían pateado miles de traseros; sin embargo, últimamente, le agradaba reducir a sus<br />

contendientes con poderosas llaves, técnica que seguía aplicando a su alumno mientras hablaba<br />

con el comandante Waterstone.<br />

- Perdona la falta de formalidad, Erick, necesito un poco de tu tiempo.<br />

- Está bien, no te acostumbres, ¿sabes? Puedes ser mi comandante, pero…<br />

- ¿Tienes tus pesas aquí? – interrumpió Waterstone, que no quería seguir el juego de<br />

Tofalos-Smith.<br />

- C… Claro. ¿Para que las quieres?<br />

- No son para mí… Otra pregunta, ¿Quieres comprobar tu fuerza?<br />

- ¡Siempre quiero hacerlo! ¿Acaso es un duelo de halterofilia?<br />

- Algo parecido a eso, no puedo adelantarte más.<br />

- Interesante. ¡Está bien! Quedan libres por hoy, ¡malnacidos! Nos veremos temprano<br />

mañana para proseguir con su entrenamiento – gritó el instructor a sus discípulos,<br />

soltando el brazo aprisionado de su contrincante. Cada día salen más niñitas estos<br />

soldados.<br />

- Carga todas tus pesas en un carro y sígueme cuando estés listo.<br />

- ¿A que va todo ese misterio?, ¿Quién es el marica al que me enfrentaré?<br />

- No lo sabemos aún, por eso lo comprobaremos nosotros mismos – remató Waterstone.<br />

Lleva también una balanza, para pesarlos a ambos.<br />

- OK – respondió Tofalos-Smith, guiñando con complicidad al comandante.<br />

Los recios hombres caminaron en silencio por la base, alterando la calma del lugar con el ruido del<br />

carro que cargaba barras y pesados discos metálicos utilizados en la disciplina olímpica. Llegaron<br />

hasta la celda hermética, saludando a los soldados que custodiaban su entrada con un ademán.<br />

- Como sabes, la base ha estado algo ocupada los últimos meses – introdujo Waterstone,<br />

tomando la palabra antes que su acompañante.<br />

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