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La ultima morada. Zona Prohibida.

¡La búsqueda ha terminado! Un grupo de viajeros extraterrestres ha arribado a la Tierra con intenciones desconocidas. Maravillados por la hermosura del planeta deciden descender a investigar; mientras, en el bosque Amazónico, el comandante de operaciones John Waterstone lidera un proyecto secreto del gobierno de los Estados Unidos, pero todo sale mal para las dos partes involucradas... Por otra parte, Miguel ha confirmado el diagnostico de su enfermedad, sin saber que pronto cambiará todo en su vida. ¿Qué les depara el destino a estos seres? ¿Cuáles son sus intenciones? ¿Quienes son y de donde provienen? ¿Cómo y por qué cambiará la vida de Miguel?

¡La búsqueda ha terminado! Un grupo de viajeros extraterrestres ha arribado a la Tierra con intenciones desconocidas. Maravillados por la hermosura del planeta deciden descender a investigar; mientras, en el bosque Amazónico, el comandante de operaciones John Waterstone lidera un proyecto secreto del gobierno de los Estados Unidos, pero todo sale mal para las dos partes involucradas... Por otra parte, Miguel ha confirmado el diagnostico de su enfermedad, sin saber que pronto cambiará todo en su vida. ¿Qué les depara el destino a estos seres? ¿Cuáles son sus intenciones? ¿Quienes son y de donde provienen? ¿Cómo y por qué cambiará la vida de Miguel?

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- ¿Una manera de celebrar antes de entrar en terreno mariachi? – preguntó Miguel,<br />

burlándose de la elección de Imh.<br />

- Algo así. Se me antojó comer algo de picante, me recuerda la comida que el señor Sulfito<br />

prepara – respondió Imh, con las glándulas salivales activadas por el deseo.<br />

- Dicho de ese modo… –divagó Miguel, mirando el menú puesto en la entrada del local–.<br />

¿Lograremos volver sanos y salvos a casa? De pensar en la lejanía y en todo lo que<br />

dejamos atrás, me da una nostalgia terrible.<br />

- Lo sé, asocié la comida y su olor a tu amigo, a la calma de tu casa, a las conversaciones con<br />

tu abuela. Debemos volver sanos y salvos, por lo menos tú. Recuerda que no puedes darte<br />

el…<br />

- No jodas de nuevo con eso, Imh. Dije que me da nostalgia, igual tengo algo de inseguridad,<br />

pero debemos volver, ninguno de los dos caerá esta noche. ¡Ninguno! Ahora, entremos a<br />

comer, que de tanto hablar me dio hambre – dictaminó Miguel, interrumpiendo a Imh,<br />

aburrido de escuchar el discurso de la inmortalidad y las nuevas oportunidades.<br />

- Tienes razón. Ninguno se dará el lujo de caer frente a los militares esta noche. Disculpa mi<br />

insistencia con ese tema, no sabría qué hacer con la señora Mirta desconsolada por tu<br />

muerte.<br />

- Además te das por sobreviviente segura, mala onda – refunfuño Miguel, mirando a Imh<br />

con ojos de reprobación.<br />

- Sé cuáles son tus habilidades y límites, tú no conoces aún los míos – respondió Imh, segura<br />

de poder salir indemne de esta aventura.<br />

- Mejor cierro la boca, me vas a bajar tanto el ánimo que me moriré antes de entrar a la<br />

base.<br />

- Entremos y comamos.<br />

Los muchachos entraron al local, ordenando varios menús de tacos, quesadillas y otros platos.<br />

Comieron como si no existiera mañana, intercambiando palabras con el dueño del local, alegres de<br />

no luchar idiomáticamente. Después de una larga y deslenguada sobremesa, partieron de vuelta a<br />

la habitación del hotel, para entregar el cuarto y pagar por el servicio, dirigiéndose luego a una<br />

tienda de encomiendas internacionales para enviar sus tres bolsos de vuelta a Chile, separando las<br />

botellas con solución carbono-proteica en una bolsa y quedándose sólo con lo puesto.<br />

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