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La ultima morada. Zona Prohibida.

¡La búsqueda ha terminado! Un grupo de viajeros extraterrestres ha arribado a la Tierra con intenciones desconocidas. Maravillados por la hermosura del planeta deciden descender a investigar; mientras, en el bosque Amazónico, el comandante de operaciones John Waterstone lidera un proyecto secreto del gobierno de los Estados Unidos, pero todo sale mal para las dos partes involucradas... Por otra parte, Miguel ha confirmado el diagnostico de su enfermedad, sin saber que pronto cambiará todo en su vida. ¿Qué les depara el destino a estos seres? ¿Cuáles son sus intenciones? ¿Quienes son y de donde provienen? ¿Cómo y por qué cambiará la vida de Miguel?

¡La búsqueda ha terminado! Un grupo de viajeros extraterrestres ha arribado a la Tierra con intenciones desconocidas. Maravillados por la hermosura del planeta deciden descender a investigar; mientras, en el bosque Amazónico, el comandante de operaciones John Waterstone lidera un proyecto secreto del gobierno de los Estados Unidos, pero todo sale mal para las dos partes involucradas... Por otra parte, Miguel ha confirmado el diagnostico de su enfermedad, sin saber que pronto cambiará todo en su vida. ¿Qué les depara el destino a estos seres? ¿Cuáles son sus intenciones? ¿Quienes son y de donde provienen? ¿Cómo y por qué cambiará la vida de Miguel?

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- ¡¿Qué?! – exclamó el comandante, mirando al rostro de Neilaress.<br />

- Déjeme contarle la historia de mi planeta, Ioss.<br />

Neilaress y Waterstone hablaron por casi una hora y media, tiempo en el cual llegaron los<br />

primeros helicópteros de diferentes organizaciones y gobiernos. El primero en llegar fue el<br />

presidente de México, luego llegaron miembros de la ONU con diplomáticos de Chile, pidiendo por<br />

la libertad de Miguel y los extraterrestres. El tema estaba zanjado. Los invasores se irían a las<br />

instalaciones de las naciones unidas, para tratar sus heridas y para luego ser interrogados. El<br />

destino de Miguel sería distinto, sería deportado a su país inmediatamente, vetándole la entrada a<br />

la nación del norte, evitando así su enjuiciamiento por las autoridades de ese país.<br />

El oficial técnico Walles salió al exterior de la base después de escuchar el discurso de Imh,<br />

hablando un rato con ella, volviendo al interior de su laboratorio para traer los kozou cerebrales<br />

de Kreneo y devolvérselos a la extraterrestre.<br />

Imh ayudó al debilitado Miguel a subir en el helicóptero de la ONU que los esperaba para salir del<br />

lugar –abordándolo detrás de él–, dirigiéndose a su sede en Nueva York, donde le esperaban las<br />

otras autoridades. Neilaress fue el último en abordar la nave, dedicándole unas palabras al<br />

comandante.<br />

- ¡Comandante Waterstone!, ¡Usted es un buen tipo, hoy no hizo nada mal, cuidó a cada<br />

uno de sus soldados de igual manera que hizo con su nieto!, ¡No creo que lo degraden de<br />

su cargo, su carrera no ha terminado aún!, ¡Cuide a Kevin! – gritó Neilaress, para superar<br />

el ruido de las hélices del helicóptero que estaba abordando.<br />

Waterstone respondió asintiendo con su cabeza, tapándose los ojos para evitar el polvo levantado<br />

por el artefacto volador, agitando su mano para despedirse de los muchachos.<br />

- ¿Quién lo pensaría? Un chiquillo con más milenios en el cuerpo que yo, virtualmente<br />

inmortal, proveniente de un lejano planeta. No somos nada, no sabemos nada… – susurró<br />

Waterstone, pateando una piedra del desierto, reingresando al recinto para cuidar a los<br />

soldados derrotados en combate cuerpo a cuerpo y reestablecer el orden de la base.<br />

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