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La ultima morada. Zona Prohibida.

¡La búsqueda ha terminado! Un grupo de viajeros extraterrestres ha arribado a la Tierra con intenciones desconocidas. Maravillados por la hermosura del planeta deciden descender a investigar; mientras, en el bosque Amazónico, el comandante de operaciones John Waterstone lidera un proyecto secreto del gobierno de los Estados Unidos, pero todo sale mal para las dos partes involucradas... Por otra parte, Miguel ha confirmado el diagnostico de su enfermedad, sin saber que pronto cambiará todo en su vida. ¿Qué les depara el destino a estos seres? ¿Cuáles son sus intenciones? ¿Quienes son y de donde provienen? ¿Cómo y por qué cambiará la vida de Miguel?

¡La búsqueda ha terminado! Un grupo de viajeros extraterrestres ha arribado a la Tierra con intenciones desconocidas. Maravillados por la hermosura del planeta deciden descender a investigar; mientras, en el bosque Amazónico, el comandante de operaciones John Waterstone lidera un proyecto secreto del gobierno de los Estados Unidos, pero todo sale mal para las dos partes involucradas... Por otra parte, Miguel ha confirmado el diagnostico de su enfermedad, sin saber que pronto cambiará todo en su vida. ¿Qué les depara el destino a estos seres? ¿Cuáles son sus intenciones? ¿Quienes son y de donde provienen? ¿Cómo y por qué cambiará la vida de Miguel?

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- Un poco al final. Me enlacé contigo y ocupé mi mente como escenario del sueño, quedé a<br />

merced de tus fuertes emociones, casi tomas el control de todo mi cuerpo, excepto de los<br />

kozou, eso es imposible – aclaró Imh, minimizando el hecho.<br />

- No te burles de la niña, Miguel, no seas malo. Los dejaré solos, creo que deben hablar de<br />

lo sucedido. Te espero en el living, Imh – dijo Mirta, excusándose para salir del cuarto de<br />

su nieto.<br />

Miguel aún estaba confundido. Todo el odio y pena que sentía hasta hace unos momentos se<br />

había esfumado, diluyéndose con el sopor del despertar, mientras su cuerpo se reconectaba con la<br />

realidad inmediata y verdadera. Se sentía incómodo, como si algo le faltara. Miró fijamente a Imh<br />

por largo rato, en silencio, intentando encontrar en ella lo que había perdido. De improvisó, la<br />

muchacha se levantó de su asiento, saltando en dirección al joven, cayendo desde el aire con un<br />

puñetazo dirigido a su rostro, ataque que Miguel esquivó sin mayor problema.<br />

- Eso fue lo que perdí… la inseguridad – expresó Miguel, sin dejar de mirar a los ojos<br />

enrojecidos de la muchacha.<br />

- ¿Por qué no contraatacaste o huiste después del ataque? Tenías oportunidad – preguntó<br />

Imh, sentándose al lado del muchacho, apegando también su espalda en la pared del<br />

cuarto.<br />

- Por tu intención, mejor dicho, tu no-intención de golpearme. En el sueño atacabas más<br />

rápido – respondió Miguel, con impresión acertada.<br />

- Por tu énfasis, diría que aún no te convences de que fuera una experiencia onírica, de que<br />

esta es la realidad.<br />

- Fue demasiado real, tan doloroso, tan difícil, tan…<br />

- Perdóname por haberte hecho sufrir de ese modo, era la única forma que conocía para ver<br />

tu desempeño en situación de guerra – dijo Imh, en forma de disculpa, mirando el cielo<br />

falso de la habitación.<br />

Miguel meditó en silencio las palabras de la joven, ensimismado y aletargado al mismo tiempo,<br />

repasando en su mente con vívidas y coloridas imágenes los hechos más importantes de los<br />

últimos –inexistentes y horrorosos– meses. Además, también estaba sorprendido de ver<br />

involucrada emocionalmente a Imh, quien tenía todavía los ojos enrojecidos.<br />

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