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EUNUQUISMO 119<br />
sacerdotes y monjes, casados muchos de ellos legalmente<br />
ante Dios, la Iglesia y los hombres. Si Pablo acierta al<br />
afirmar "que en todos es honroso el matrimonio", el <strong>romanismo</strong><br />
se atreve a rechazar esta opinión apostólica, considerándolo<br />
deshonroso para sus sacerdotes y monjes. Si<br />
Dios ordena a la Humanidad: "creced y multiplicaos",<br />
dotando a todo hombre y mujer, salvo contadas excepciones,<br />
de los medios factibles para ello, el <strong>romanismo</strong><br />
ordena que desacaten este mandamiento sus sacerdotes<br />
y sus monjes. ¿Por qué? ¿Acaso estas personas consagradas<br />
al servicio de la Iglesia no son dignas de contraerlo?<br />
Quizá su constitución física los sitúa, sin excepción,<br />
en un orden humano para quien sea absurdo o imposible<br />
cumplir las exigencias <strong>del</strong> vínculo matrimonial? La<br />
realidad ha probado en demasía que los sacerdotes y los<br />
monjes son personas de carne y hueso, como las demás,<br />
sujetos como todos a las exigencias sabias de una Humanidad<br />
creada por Dios en una absoluta igualdad. Entonces,<br />
¿por qué lo que se considera normal para unos no<br />
ha de serlo también para los demás? Y si todos los seres<br />
humanos nacieron ya con la determinación divina de su<br />
sexo, ¿por qué el <strong>romanismo</strong> intenta anular lo que Dios<br />
determinó que fuera así? En otros términos más claros:<br />
si el matrimonio es de Dios, ¿por qué el <strong>romanismo</strong> lo<br />
prohibe? ... y si no es de Dios, ¿por qué lo bendice? . .<br />
Se nos alega un argumento de muy poco valor. Se<br />
nos dice que en la<br />
Escritura Sagrada se recomienda y se<br />
bendice la continencia. No lo creemos. Dios está a favor<br />
de los hogares, de las familias y de los hijos. En Dios<br />
no hay contradicción. Si Él ordena el matrimonio, no puede<br />
ordenar ni bendecir la continencia y la soltería, ni