You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
ICONOLATRÍA 21<br />
dura atroz y simbólica <strong>del</strong> pecado, representado por una<br />
serpiente crucificada?<br />
Así el<br />
propio Cristo evoca este fuerte episodio e interpretándolo<br />
rectamente dice a los suyos:<br />
"Y como Moisés<br />
levantó la serpiente en el desierto, asi es necesario que el<br />
Hijo <strong>del</strong> hombre sea levantado; para que todo aquel que<br />
en él creyere no se pierda sino que tenga la vida eterna".<br />
No porque la serpiente de bronce fuese un tipo o imagen<br />
de Cristo, sino porque éste, al ser puesto en la Cruz<br />
había de atraer, necesariamente, la mirada <strong>del</strong> mundo y<br />
en esa mirada podrían encontrar remedio los pecadores<br />
para su pecado, tan mortal como la picadura venenosa<br />
de las serpientes <strong>del</strong> desierto. Y por cierto, el único remedio<br />
contra el pecado <strong>del</strong> mundo.<br />
No existió,<br />
pues, en Moisés propósito alguno de quebrantar<br />
la Ley en este caso ni en ningún otro.<br />
Y si <strong>del</strong> judaismo saltamos al cristianismo primitivo,<br />
a ese cristianismo casi perfecto, verdadera edad de oro<br />
para la Iglesia, tropezaremos con el mismo hecho. Durante<br />
los tres primeros siglos de la era cristiana, jamás,<br />
ni dentro ni fuera de los templos, pudo distinguirse imagen<br />
rehgiosa alguna. Ni con el pensamiento la Iglesia<br />
de los primeros siglos intentó desobedecer el mandato<br />
divino. Ni en los hogares cristianos, en donde se inició<br />
la aurora <strong>del</strong> Evangelio, ni en el hueco evocador de las<br />
catacumbas romanas, verdadera ciudad escondida de la<br />
fe naciente, se descubren indicios de esculturas piadosas.<br />
Pueden verse y leerse nombres, fechas, símbolos únicamente,<br />
testimoniando así la inquebrantable fe de la Iglesia<br />
en el contenido moral de la Ley de Dios.<br />
Así lo atestigua Erasmo en su ^'Catecismo", al decir