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Kathrin Buhl y Claudia Korol (Orgs.) - Fundação Rosa Luxemburg

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desde los espacios de poder, han ido construyendo ciertos imaginarios que en nada ayudana entenderlos este tipo de situaciones, sino que, al contrario, a partir de la construcciónde ciertos estereotipos publicitados por los medios y, porqué no decirlo, por ciertosestamentos de la sociedad, no hacen más que estigmatizar a estos sectores, los cuales sevan convirtiendo en perfectos extraños para segmentos relevantes de nuestra sociedad,cuestión que no provocaría problemas, ya que todos podemos y somos extraños en algúnsentido, más aún en nuestras grandes ciudades, sino que el problema se da, cuando, a estosextraños se les adjetiva como peligrosos, violentos, delincuentes, terroristas entre otrascosas. De esta manera, se les encapsula bajo el eje de la desviación o desadaptación socialy por lo tanto, se ubica a los sujetos y ciertas prácticas, como cuestionables para el ordensocial imperante en cuanto subversivas y fuente de peligro y riesgo.Esto ha provocado, la instalación de una serie de “barreras de contención” paraalcanzar niveles de seguridad, entre ellas: intentos de penalizar el graffiti, la detenciónpor sospecha que si bien está derogada, aún se aplica especialmente con jóvenes de sectorespopulares y estudiantes bajo la denominación ahora de “control de identidad” y lainstalación de la nueva ley de responsabilidad penal, que rebaja la edad de los adolescentescomo sujetos que tienen discernimiento a los 14 años, cuestiones que nos lleva apreguntarnos si no estamos asistiendo a la construcción de un Estado penal.Por otra parte, hay que señalar que en nuestro país no podemos decir que haymovimientos sociales en el sentido clásico del concepto. Lo más parecido a la concepciónclásica, es el movimiento u organización que tienen los mapuches (aunquequizás ellos renieguen del concepto). Entonces, ¿qué tenemos? Lo que hay son orgánicasreferidas a temáticas específicas que no alcanzan a constituirse en movimientossociales. Esto ha sido una característica de los procesos de movilización actuales ennuestro país. Por lo tanto, para analizar los movimientos sociales, hay que volversobre el concepto o categoría que se está utilizando, ya que existe la impresión que,por lo menos para el caso de nuestro país, la definición más tradicional no da cuentade las nuevas formas de manifestaciones que se da la sociedad civil en estos momentos.El caso emblemático es la movilización de estudiantes secundarios del 2006 ola actual movilización de personas por el dictamen del Tribunal Constitucional queprohibió la distribución de la píldora del día después.Del mismo modo, hemos asistido en los últimos años a una serie de movilizaciones,algunas con ciertas características nacionales, pero que están restringidas aespacios más acotados de lucha sin ninguna coordinación con otros espacios. Quizásel único caso destacado reivindicativo – y que paradojalmente fue llevada a cabo porjóvenes-, fue la movilización de los estudiantes secundarios quienes pusieron el temade la calidad de la educación y también llamaron la atención sobre ciertos enclavesdejados por la dictadura militar en esa área, como es la Ley Orgánica Constitucionalde Educación (LOCE).Por otra parte, hay que señalar que las últimas movilizaciones de características sindicales,sólo han estado remitidas a espacios reivindicativos propios. Es cierto que han levantado130

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