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Kathrin Buhl y Claudia Korol (Orgs.) - Fundação Rosa Luxemburg

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críticos al sistema, caracterizaron las “confrontaciones y los movimientos militantes”de los años ochenta. También fueron éstos, además de aquellos que protestaron contralas condiciones especiales de los “presos políticos”, quienes se hicieron objetosfavoritos de la criminalización de los movimientos sociales y sufrieron fuertementelas consecuencias del aparato estatal y policial masivamente ampliado y centralizadoen los años setenta.Hasta finales de los ochenta hubo 300.000 procesos de “delitos contra la seguridaddel estado” 168 . Se trataba de procesos por “alta traición”, “incitación pública acometer delitos judiciales”, “perturbaciones del orden público”, “pegar carteles ilegalmente”y hasta la acusación de “asociarse, hacer publicidad o colaborar con una asociaciónterrorista”. Sin embargo, se condenó a un número de personas mucho menor.La cuota baja seguramente no se explica por falta de trabajo policial o jurídico, sinomás bien indica que el estado alemán puso su atención en la atemorización, el amedrentamiento,la polarización, separación y el control.Ya a mediados de los años setenta apareció y se discutió el reclamo de partedel estado, de una defensa anticriminal más amplia –más allá de los grupos de laRAF y del “movimiento 2 de junio”- enfocada hacia una “verdadera prevención decrímenes”. Separados o criminalizados, iban a crear el “ambiente político” contra laformación de grupos militantes, mediante “medidas policiales preventivas” y “operacionesdel servicio de inteligencia”. Los movimientos debían estar desconcertados,perturbados y controlados. Esta ampliación de responsabilidades se explica sin dudapor el creciente desarrollo de movimientos con “carácter de masas” y expresión militante.Movimientos que trabajaron totalmente de otro modo que la RAF clandestinay marginalizada (que ni para la política de los movimientos ni tampoco para la sociedadadquirieron relevancia alguna en ningún momento) y por eso significaron otro“peligro para el estado”.Las confrontaciones siguientes y la criminalización de los movimientos socialesfueron caracterizados por un lado por la persecución por parte de los serviciosde inteligencia, y la justicia ética política (según el § 129a). Por otro lado secaracterizaron los años siguientes por la prohibición brutal y masiva del derecho a“reuniones al aire libre” por parte de las fuerzas policiales.1. La ampliación del aparato policial con unidades especiales, unidades de laprotección de las fronteras (Bundesgrenzschutz) desembocó en los años setenta –sólohay que mirar algunas fotos – en una actitud policial ya casi “militar”. En consecuenciafueron heridas y detenidas –a veces con condenas de largas penas de prisión,que seguramente debían servir como factores disuasorios -muchas personas durantenumerosas manifestaciones grandes con miles de participantes entre 1975 y 1985(especialmente en el ámbito de la lucha antiatómica, las ocupaciones, la resistenciacontra la ampliación del aeropuerto en Frankfurt/Startbahn West y más tarde en confrontacionesantimilitares)-. Dos años sin libertad condicional por perturbaciones168 Conforme informaciones de la Policía Federal había entre 1974 y 1986 128.605 casos investigados por “delitos políticos”214

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